- Que Sea Nuestro Secreto - (Julieta Madrigal x Oc)

Parte 13

Narra Julieta:

Frente a mi había una infinita fila de gente herida. La mayoría tenían lesiones menores, nada grave. En realidad eran cortes mínimos por los que ni sangre salía, pequeños moretones e incluso rasguños de animales. Cuando digo que la mayoría no tenía en verdad razones justas para venir a ver y hacerme gastar mi tiempo en ellos, hablo en serio. Pero era mi trabajo atenderlos sin importar que, para eso estoy aquí, para eso es mi don y para eso sirvo, nada más.

— Juli, amor, ¿no quieres descansar un rato? Yo me puedo encargar de dar la comida, si quieres, por supuesto. - Agustín era un hombre muy noble, eso era una de las muchas cosas que me gustaban de él.

Ya llevábamos ahí como unas 4 horas, el iba a dar unos paseos por el pueblo o a buscar algo de tomar o comer mientras yo seguía repartiendo la comida. Sinceramente, no pensaba desperdiciar esta oferta como si nada. Yo también necesitaba darme al menos unos 10 minutos de recreo. Estaba cansada de estar parada. Si bien, la gente ya estaba llegando de a pocos, igual seguían llegando personas, cosa que no me sorprendía mucho la verdad. Veo los mismos rostros unas 5 veces por día al mínimo.

— Si, gracias Gus. Volveré en unos cuantos minutos, ¿vale? - Besé su mejilla y me quité el delantal, el cual deje sobre la mesa.

— Tranquila, linda, tómate tu tiempo. - Me regaló una tierna sonrisa de enamorado y continuó con lo que yo estaba haciendo anteriormente. Esperar. Entregar. Y volver a esperar.

Me decidí por ir a buscar algún aperitivo a Casita, algo de agua y quizás una corta caminata por el pueblo para luego ir a sentarme a la colina al menos por unos 15 minutos y descansar bajo la sombra de aquel roble, lejos del ruido, de las personas y de los problemas. Además, tal vez podría preguntarle a Amira que me acompañe por el rato. Su compañía es una de las cómodas que puedo presenciar, sobretodo porque a si nos quedemos sin nada por decir, no hay incomodidad alguna. Lamentablemente, no se a donde fue exactamente después de que se suponía solo iría a pagar las bellas flores que me regaló, pero no me sorprendería y a la vez si lo haría, que se halla perdido o tropezado de camino de vuelta.

No pasaron más de 20 minutos y ya había salido de camino a la colina, con la expectativa de encontrarme a mi adorada amiga de paso.

Hay veces en las que me quedo pensando en ella, y se me hace extremadamente difícil sacarla de mi cabeza, pero no se por que. Había platicado de esto con Pepa semanas atrás, aun que ella solo me dijo que quizás era porque la veía como una hermanita menor y me preocupaba demás por ella. Su respuesta solo me dio a entender que estaba celosa de Amira. Y habían tres razones obvias. Uno: Nicolas. Dos: las flores que mi melliza nunca ha recibido. Tres: que trate a la Velasquez "mejor" que a mi propia hermana, según ella.
Recuerdo que esa vez decidí hacerle caso y creer en sus caprichosas palabras para así sacarme un dolor de cabeza. Sin embargo, las cosas parecían empeorar, puesto a que el día cuando el inesperado regalo de parte de Ami llegó, pase la mayor parte de la noche admirado el ramo y pensando en esa peculiar chica. Su alegre sonrisa parece iluminar hasta el más oscuro día. Suele verse llena de energía pero solo la saca para las cosas que le gusta hacer y que no encuentra que son obligación, por ejemplo, es bien floja para trabajar, pero, a la hora de divertirse es la mujer más enérgica del mundo. Me encanta que con ella no me puedo aburrir en lo absoluto y que por más mínimo e insignificante sea la actividad que hagamos, siempre es interesante. Puede ser torpe pero se ve linda cuando viene a mí casi en llanto fingido, rogando por algo de comer de manera dramática. Sus ojos siempre parecen brillar de una forma tan cautivadora que hay veces en las que siento que me pierdo en su mirada y que no hay nadie que pueda sacarme de esta. No se que me pasa cuando la tengo cerca por que, es como si automáticamente mi corazón se acelerará involuntariamente. Ciertas cosas me pasan con Agustín y otras solo me ocurren en su presencia o a cuando la pienso. Son como gemelos, niños pequeños atrapados en cuerpos adultos, similares pero a la misma vez, TAN diferentes. Quisiera... A veces... No se... Pero, hay veces en las que al tenerla frente a frente me dan como ganas de besarla, juntar mis labios con los de ella y simplemente no separarme por un largo tiempo. Sin embargo, eso no tiene sentido alguno. Porque, primero que nada, esta mal. Segundo, tengo novio y es su hermano. Hay muchas mas razones pero demasiadas para contarlas. Creo que pienso así por lo mucho que se parece a Gus... ¿no? ¿Eso tiene sentido? ¿Acaso alguna de las cosas que pienso o digo tienen sentido?

Estoy mal de la cabeza... Mucho tiempo con Bruno y Pepa me esta afectado demasiado. Tan solo tengo 22 años y ya estoy loca... bueno ellos dos nacieron así.. ¿Quizás es genética?

Estaba de camino a la colina y a lo lejos la silueta de Amira junto a alguien más me llamo la atención. Al principio quise llamarla pero cuando noté que se sostenía del brazo de un chico decidí callarme y esconderme para ver bien quien era. No soy de espiar y no estoy segura por que esta vez lo hice. El muchacho de cabello claro con quién Amira hablaba, no era nadie más ni nadie menos que Nicolas Gutierrez. Sin lugar a duda, el chico quién no quería ver. ¿Que hacían juntos? Robándomela.

Ósea.. pues porque quería ir con ella a la colina. No hay otra razón, ¿verdad?

La rabia, inconscientemente, comenzó a invadir mi mente. Sentía unas ganas de ir hacía allá y sin contexto alguno reclamar lo que me pertenecía.

El problema era que ella no me pertenecía. Solo era mi amiga y nada más. Además... estoy segura que son pareja y eso sería de mucho irrespeto por parte mía. No podía hacer tal cosa por más que mi subconsciente me obligase.

— Genial.. - Susurré antes de salir de mi escondite no tan disimulado y dar media vuelta para volver al camino que desde un principio tomé.

Supuse que ahora tendría que estar sola con mi soledad..
Me gustaba más ir a ese lugar en específico con la compañía de mi dúo favorito. Pero en este preciso momento, ni Agustín, ni Amira estarían conmigo.

— ¡Julieta! - Escuché mi nombre al igual que unos pasos que venían a toda velocidad hacia mí.

Continuará....