Parte 14

293 34 43
                                    

Narra Amira:

Mientras caminaba del brazo con el fuerte y dulce Nicolas, note a una hermosa Madrigal ¿escondiéndose? Detrás de un árbol, mirando directamente hacía nosotros. No estaba segura si era a propósito lo mal que se escondió o de verdad estaba intentando. Jeje, de cierta forma me causo gracia.

— Oye, Nico. - Dije ligeramente.

El y yo ya llevábamos hablando por un largo, largo rato. Me gané una que otra mirada de rabia por parte de unas morras que no soportan que este con el papi de Nicolas Gutierrez, pero ¿que puedo decir? A mí me persiguen los mas guapos. Desde ese tipo en la primaria, hasta el propio sobrino del carpintero que todas encuentran que parece un Luis Miguel. Nombre al asar desbloqueado jaja. Ojalá también la más guapa –Julieta– pero uno no puede tenerlo todo, ¿no?
Volviendo al tema.

Luego de tan solo unos minutos, ya nos estábamos alejando de la Madrigal y en eso veo que ella también decidió irse. Pero en lugar de tomar camino hacía el centro del pueblo, parecía dirigirse al bosque. No podía permitir que fuera sola. Si bien la mayoría del tiempo es solitario, sin animales –de todas las clases, si se entiende– debía protegerla de cualquier peligro que pudiese aparecer en su camino. Me vale un pepino que sea mayor que yo y mucho más madura y seguramente más responsable y no sorprendería que también sepa defenderse mucho mejor que yo... En fin, eso no importa. Simplemente, no me perdonaría si algo le pasase y nadie pudiese ayudarle.

— ¿Dime? - Me volteó a mirar con sus ojitos de niño inocente.

— ¿Te parece si nos vemos al rato? Recordé que tengo algo que hacer ahora mismo.

— Oh, no hay problema. - Se agachó un poco a mi altura, es que el muchacho es altísimo, y acaricio mi cabeza dulcemente al regalarme una pequeña sonrisa de lado. Es adorable en cierta forma. - Te veo luego, Ami.

— Jeje, val– - Para mi grandísima sorpresa, sentí sus labios sobre mi mejilla y luego como un torrente, despareció corriendo.

Sabía que mis mejillas estaban al menos un poco rosadas. Jamás creí que pudiese llegar a ser tan entrador, pero honestamente no me quejo. No es como si no me hubiese gustado. Pero honestamente, si hubiese sido otra personita en particular quien me hubiera dado ese tierno y tímido beso, quizás lo habría disfrutado 100 veces mas... ¿Que ando pensando?

Limpie mi cabeza del pensamiento y sin perder más tiempo, corrí en dirección a Julieta. Dios me bendiga para que de camino a allí no me parta la madre y termine siendo la Madrigal quien tenga que venir a buscarme a mi para darme los primeros auxilios. Y lamentablemente, ninguno de esos sería la respiración boca a boca, así que no quiero nada.

— ¡Julieta! - Sacudí mi mano para que me viese aun sabiendo que ya me había hasta espiado hace menos de cinco minutos.

Su hermoso rostro perfecto volteo hacia mi, sus ojos marrones bien abiertos por la sorpresa y sus labios semi separados como si quisiese decir algo. Sin embargo no hubo palabra que salió de su boquita, no al menos hasta que estuve a su lado.

— ¿No deberías estar con Nicolas? - Wow, ese tono no lo conocía.

— Si, pero le dije que nos veríamos luego. Quería venir contigo.. A donde sea que vallas. - No me miró directamente, solo de reojo y continuó caminando.

— Mnm... ¿Y eso? Creí que preferías al fuerte Gutierrez. - Oh no. Nunca en mi corta vida había presenciado tal nivel de molestia en un ser tan calmado y santo.

¿Acaso esta celosa?

— ¿De que hablas? Sabes que te prefiero a ti mil veces antes que cualquier otro o otra. - ¿Estaba bien lo que decía? ¿Parecía sospechoso? - Sabes que tu siempre serás mi primera opción.

Seguíamos caminando cada vez más rápido, adentrándonos al bosque. Extrañamente, podría decir que sentía esos "celos", si es que eso era, con cada corta mirada que me daba. Pero, ¿celos de que?

¿De que ande con Nico? ¿De mi o de el? ¿De que ya casi no paso tiempo con ella por estar con el? ¿Amistoso o....?

Eso era difícil de decir.

— Juli.. ¿estas enfadada conmigo? ¿Hice algo mal? - Se detuvo y yo hice lo mismo. No me di cuenta de cuando habíamos llegado a la colina, pero ya estábamos ahí.

— No, tranquila. Tu no hiciste nada. - Al menos, me alivió saber que no era yo. - Es.. Ah... Olvídalo, es solo una tontería sin sentido.

Camino un poco más para irse a sentar al tope de la mini montaña. Sin embargo, su vista no viajaba hacia mi, ni un segundo. Su rostro de molestia cambió rápidamente a uno más desanimado. Podría deducir que quizás había algo importante que quería decirme, o algo de lo que no estaba segura al cien por ciento.

Me senté a su lado tan pronto como calculé las palabras que pensaba decirle. Y no, no iba a declararme o algo por el estilo, porque ni modo que pase por enferma delante de la Madrigal mas maravillosa de Encanto.

— Julieta... Yo entiendo que no me quieras decir, respeto tu decisión. Pero también quiero que tengas en cuenta que no importa la gravedad de las cosas, puedes contar por completo conmigo. No pienso juzgarte, ni mucho menos. Solo quiero que me tengas confianza. - Hasta que por fin puedo ver su rostro dirigido a mi.

Tiernamente, una dulce sonrisa se pinto en sus labios. Pensé que no la vería sonreír en el resto del día y menos a mi. Por otro lado, se me hizo raro y me preocupe al instante cuando noté que sus ojitos marrones se cristalizaron en segundos.

— ¡Ah! ¿P-por que lloras? ¿Dije algo malo? ¡Perdón, perdón! - Cerré mis ojos y me incliné en forma de disculpa.

GRANDE, GIGANTE, ENORME fue mi sorpresa cuando sentí sus manos en mi rostro y sus labios SOBRE los míos.

Dios... ¡¿Que esta pasando?!

¡¿ESTOY SOÑANDO?!

No me despierten. Nunca. Jamás. Ni en un millón de años. Se los ruego.

Wow, sus labios son demasiado suaves.. Como una especie de almojábana* de esas que están hechas con una gran cantidad de amor, y de harina. Pero más amor. De esas que son deliciosas y que da pesar comerlas. Sus manos acariciaban mi rostro y parecían impedir que me alejase. Julieta, por su parte, simulaba forzar a cerrar sus ojos. Con algo de poca fuerza nos unía al beso.

Se que estaba mal. Estaba muy, muy mal. Pero...

Yo, Amira Velasquez, me declaro la traidora mas impredecible de mi hermano mayor, la (seguramente) decepción de mis padres, futura baneada de Encanto por andarme besando con la hija de la matriarca Y la mujer mas suertuda del mundo entero....

Continuará.....

Ya tenía unas ganas de hacer que esas dos se besaran jope jskajskajs.

- Que Sea Nuestro Secreto - (Julieta Madrigal x Oc) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora