Parte 32

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Narra Amira:

Entre Julieta y yo hubieron unos besos más, una que otra caricia, pero nos limitamos a eso, puesto a que debía irme rápido.

— Ok, desgraciadamente, mi hora de partir llegó. Ahg, desearía poder quedarme mas tiempo contigo... - Empece a vestirme algo apurada, mas trataba de disimularlo, lo que menos quería era preocupar a Juli.

— Mnm... Si, me gustaría que te quedarás un poco más. Un momento, ¿y esas marcas en tu espalda?

— ¿No me las hiciste tu anoche? - La volteé a mirar confundida.

— ¿Acaso fui tan brusca y te hice raspones? - Su tono intrigado cambió a uno espantado.

¡¿Raspones dijo?!

Son las que mi padre me hizo con su cinturón. Lo había olvidado.. Mierda, lo que menos buscaba ahora era que Julieta supiese esas cosas, no la quería involucrada en ello. A pesar de ya estarlo, bueno, solo un poco.

— O-ohh... ¡Esas marcas! Jaja.. Te sonara chistoso, pero no las hiciste tú. Digo, fueron mi culpa. Me lastime... ¿duchándome? - Era posiblemente la excusa mas estúpida del universo.

— Amira, ¿me crees tonta? - ¿Tonta, mi reina? Para nada, la tonta aquí soy yo.

— ¡No, no, no! ¡Bonita, no eso! - Miré a todas partes buscando otra cosa que decir en lo que abrochaba mi camisa.

— ¿Entonces que es, Amira? ¿Por que no me dices la verdad? ¿Quien te hizo eso? - Si seguía en estas se me haría tarde.

Julieta se levantó de la cama con la sábana envolviendo su cuerpo y se paró enfrente mío, desabotonando mi ropa. Se notaba molesta, bastante. ¡Venía justo de abotonar eso!

— Juli, no tengo tiempo para esto. Tengo que volver a casa rápido. - Traté de detenerla, sin embargo, el que la Madrigal fuera unos cuantos años mayor que yo, parecía darle mas fuerza o mas autoridad sobre mi.

Yo digo que mas autoridad. 

— ¡No! ¡Me dirás que te sucede! ¡Estoy harta de que me ocultes cosas! ¿Por que no puedes confiar en mi? - Joder, no puede ser.

— Julieta, por favor, escúchame. - La morena terminó de quitarme la camisa, se volvió a sentar quedando atrás de mi y para la sorpresa de mi pobre ser, me jaló hasta hacer que también me sentase, pero en sus piernas. - ¿Que–?

No pude terminar de hablar cuando se apegó a mi, abrazándome con fuerza, su rostro oculto en mi espalda... sus lágrimas mojando mi piel.

¿La había hecho llorar..?

Posiblemente, nada antes me había hecho sentir tan culpable como esta situación. ¿Cuando fue que permitimos esta discusión?

— Juli... Perdóname.. Yo te juró que tienes toda mi confianza.. Te lo juró. - Sus sollozos lastimaban cada pedazo de mi corazón.

— Solo te pido que me digas que lo que pasa en tu casa.. ¿tiene que ver con estas marcas? - Di un largo suspiro, pensando en si era buena idea decírselo o no.

— Mnm... Tu ganas. - Sentí como levantaba su rostro y lo ponía sobre mi hombro. - Es... mi padre. B-bueno, mas bien, todo es mi culpa. Le dije que tenía sentimientos por ti, luego se volvió como un loco y... - Esta parte era la que me sacaba de casillas. - Y cada tanto me pega.

El agarre de Julieta se hizo mas fuerte, creía que buscaba ahogarme, sacarme la comida de ayer quizás.

— ¿Por que no me lo habías dicho?

— No quería preocuparte. Se como te pones cuando se trata de heridas. Mira lo bien que nos la pasamos cuando no se piensa o sabe de esas cosas.

— No querías preocuparme... - Que no. - Ami, de por dios, ¿te das cuenta de la gravedad de las cosas? - Ehhh... ¿si? ¿Se suponía que debía responder eso? - Comprendo que no quieras que me inquiete, pero ¿ocultarme algo así? Se que no somos mas que "amantes", mas esto es demasiado grave. - No dije nada más..

- Que Sea Nuestro Secreto - (Julieta Madrigal x Oc) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora