Parte 45 (FiNaL)

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Damos y caballeras, es para mi un honor por fin declarar esta historia en su pinche parte final la cual de seguro han estado esperando por meses. Muchos jodidos meses. Muchísimos. Pero aquí estamos.

En fin, mil gracias a todos por las vistas y los votos. Gracias increíblemente a los lectores fieles que siempre estuvieron desde el inicio y se las arreglaron para hacerme los días con sus comentarios. Sin más rodeos, LET'S GET THIS SHIT DOWN THE STAIRS!

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Narrador onmicente:

El amor llega en los momentos menos esperados. En ciertos casos, se abre paso en los tiempos menos apropiados. En otros, es la gota de agua que trae vida a una planta en sequía. El amor es una rosa con espinas, aveces tan pequeñas que no se notan hasta que el simple tacto en el tallo te lastima. En otras ocasiones son tan presentes que a leguas se sabe donde no hay que tocar. El amor trae felicidad, rabia, desesperó, tristeza, apreciación, ego, seguridad, celos, y decenas de sentimientos los cuales son tan difíciles de expresar. Es una locura que se disfruta. Es lo que muchas veces vemos como una ambición la cual nos relatan que es extremadamente complicada obtener. Lo vemos como la cosa más magnífica y la más terrorífica que puede existir. El amor es tan fácil de confundir cuando la desesperación por conseguirlo crece y nos impulsa a confiar ciegamente. Pero, al mismo tiempo, cuando se encuentra, es inconfundible. Se siente como la luz al final del túnel y por ratos, nos cansamos de perseguirla. A ratos la adrenalina nos lleva a correr hasta ella.

El amor es como una rosa para Amira.

Julieta lo ve como una luz en la oscuridad.

Y ahí estaban.

Frente a la puerta de la habitación de la curandera y su esposo por ley.

Listas para completar la misión que tuvieron que terminar hace años.

— ¿Estás segura de esto, Juli? Porque no esperamos un poco más. ¿No crees que es algo apresurado? - Dijo la de cabello lizo, sus manos temblaban y se encontraban empapadas de sudor.

— Amira, de por dios, ¿cuanto más quieres esperar? ¿Acaso deseas decirle cuando una de nosotras falte? - La morena frunció un poco las cejas y a los segundos, su expresión se suavizó y por reflejo agarró las manos de su amante, regalándole una pisca de tranquilidad. - Cálmate, mi vida. Recuerda que estamos en esto juntas. - Entrelazó sus dedos, apretando ligeramente la mano llena de lunares de la menor.

— Es que... Tengo miedo. - Sin pensarlo dos veces se lanzó a los brazos de la mayor.

El sentimiento que invadía cada centímetro del cuerpo de Amira crecía con rapidez. No quería empeorar su relación con la única persona en su pequeña familia que parecía entenderla al menos un poco. No buscaba traer los errores imprudentes de su pasado a la superficie para echarselos a su hermano en la cara. ¿Como pudo hacerle eso a su Agustín? ¿En qué estaba pensando?

En amor.

En Julieta.

En el amor de su vida y la única mujer a la que ha podido amar.

Antes de que tomarán distancia por su propia cuenta, un pequeño ruidito agudo se escuchó desde la puerta justo al lado de esa que le pertenecía a la curandera. Ambas mujeres se empujaron con miedo de que aquel acto fuese malinterpretado o que su conversación hubiera sido escuchada. Con la mirada buscaron la fuente de esa chirrido familiar.

— Dolores... - Fue lo primero que salió de la boca de Julieta. - Isabela.

Las mencionadas salieron de su escondite que consistía en un exagerado crecimiento de las platas que decoraban el lado de la puerta de la mayor de los jóvenes Madrigales. Vergüenza y algo de temor se mostraba claramente en las expresiones faciales de ambas muchachas.

- Que Sea Nuestro Secreto - (Julieta Madrigal x Oc) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora