Narrador omnisciente:
Amira caminaba de un lado a otro, una y otra vez por toda su habitación. Refunfuñaba y renegaba en susurros.
No entendía que demonios le pasaba y eso la irritaba. También le fastidiaba que su hermano mayor estuviese con Julieta.Pero, ¿por que?
Se supone que eso esta mal.
Aun así le molestaba que el tuviese esa suerte y ella solo fuese parte de aquel plan.
De repente la puerta de su cuarto compartido se abrió de golpe, dejando entrar a un Agustín mas que feliz que quién sabrá que.
— ¡Lo logré! - Gritó y corrió hasta su hermana para abrazarla. - ¡Tendré una cita con Julieta!
— ¿Que..? - A pesar de que la noticia era técnicamente buena, a la Velasquez se le congeló la sangre al escuchar eso. - Digo.. ¡Que! ¡Wow, que emoción! - Corrigió su tono para disimular su disgusto.
— ¡Lo se! Saldremos el domingo en la tarde. - Se soltó del abrazo y se tiró a su cama. Según Amira, actuaba como chica enamorada.
— ¿Este domingo? Pero, tenemos planes, ¿recuerdas? Dijiste que me ayudarías con el desayuno y luego estarías conmigo el resto del día para mi experimento.
— Lo se hermanita, por eso mi cita con Julieta será el próximo domingo, no este que viene. Tranquila garrapata, ninguna chica por más hermosa que sea, te quitará la atención que te doy.
Amira corrió a el y se lanzó sobre este. Al Agustín se le salió el aire pero igual correspondió el gesto con un abrazo.
— Próxima vez que me quieras demostrar tu amor, que no sea tratando de matarme, por fa.
— ¿Me estas diciendo gorda, cuatro ojos? - Se levantó de golpe, le quitó la almohada bajo su cabeza y se la puso en la cara.
— ¡Mnm! ¡¡Oye!! - La empujó para quitarle el cojín de las manos. - ¿Tu gorda? Mas palillo no podías salir, hermana... Haces el grosor de mi dedo meñique. - Dijo señalando ese mismo dedo.
— Bien, como digas. ¡Por cierto, no soy enana! Recuerda que solo me ganas por 3 centímetros.
— Jeje, es cierto, es cierto.
Ambos eran como niños pequeños en los cuerpos de unos adultos. Siempre habían tenido una excelente relación de hermanos, pero Amira temía que eso cambiase con Julieta en medio.
No quería que le quitaran a su hermano, pero tampoco que él le quitase a la bella Madrigal. No comprendía lo que sentía hacía ella, eso la molestaba. Aun que ahora se sentía mal por tenerle envidia a su propio hermano mayor. Si bien no le gustaba esa idea de la cita, la alegría que Agustín mostraba por esa noticia calmaba todos sus crueles y egoístas pensamientos.
Narra Amira:
Wow.. una cita. Mi hermanito cabeza de chorlito, torpe Humpty Dumpty que siempre llega a casa con una nueva herida, todos los días. Bueno también desaparecen rápido gracias a Julieta.
Y hablando de ella.. Ay... Hay demasiadas cosas que decir de ella. Pero todo lo que pienso esta mal, sigo regañándome a mi misma porque ella me gusta. Es algo completamente inaceptable, ¿no? Julieta merece a alguien que la ame y que no manche su perfecta reputación, mi hermano será bueno para el trabajo. Y por mi parte, tengo que de una vez meterme a la idea de que jamás estaré con ella y que su corazón lo ha ganado Agustín. En dos semanas tendrán una cita y seguro ahí Gus le pedirá ser su novia y Juli aceptará encantada y a mi solo me quedará esperar a que alguien me ame, supongo.
Él ya tiene su futuro magnífico.
Sin embargo.... No estoy feliz...
Algo en mí impide que lo este. Algo en mi interior me grita que no esta bien, que no debería permitir eso, pero quién soy yo para arruinarle la vida a mi hermano. Nadie.
Solo me queda aceptar el destino.
***
Con el pasar de los días, yo y Gus siempre íbamos con Julieta. Las razones variaban independientemente del día y la hora.
Algunas veces íbamos porque nos habíamos partido la madre.
Otras porque simplemente queríamos estar con ella y ayudarla.La mayoría del tiempo era porque al querer ir y estar con ella, al igual que querer ayudarla, nos partíamos la madre en medio camino.
Agustín y yo tenemos un año de diferencia pero si no fuera por eso tal vez seríamos gemelos. Quizás más que solo en apariencia jeje.
Al final de cuentas, Julieta, por más ocupada que este, siempre, siempre, siempre, nos atendía con los brazos abiertos. En las tardes cuando terminaba con el pueblo, solíamos ir a pasear por el bosque o en el pueblo. Solo los tres.
Siempre los tres.
Ya comenzaba a hartarme.
Adoro a mi hermano, enserio, pero quisiera tan solo una vez, no pido mas que una simple e insignificante vez en la que pueda estar con ella a solas. Y no se, tal vez hablar de cualquier cosa tonta que las chicas hablan. Como platicar de varones, o Agustín, osea, el es varón pero sus gritos me hacen dudar aveces.
Hoy era sábado mediodía. Agustín salió con nuestro padre a ayudarlo con la madera para el pueblo y como yo no tenía nada mas que hacer con mi miserable y aburrida vida, pues fui a visitar a la tan aclamada Madrigal cura-pueblerinos-hambrientos.
— ¡Buenas, buenas! - Dije mientras Casita me abría sus puertas.
Mis gritos llamaron la atención de la única Madrigal que se encontraba a la vista, caminando de un lado a otro con una nube escupe nieve sobre su cabeza pelirroja. Pepa parecía de mal humor... Honestamente, no se cuando no lo esta pero en fin. Con cada paso que daba un murmuró salía de su boca antes de percatarse de mi existencia.
— Oh, hola Amira. - Su voz temblando al igual que su cuerpo por el frío viento y nieve que ella misma causaba. - ¡¡Julieta!! ¡¡Tienes visita!! - La bola oscura de algodón de azúcar, o de lo que sea que estén hechas las nubes, no dejaba en paz a la pelirroja, quien cada vez parecía enfadarse mucho más. - Dale unos segundos.
Yo asentí y en menos de lo esperado, una joven de tez morena, cabello negro y rizado, cruzó una puerta dorada brillante que tenía un dibujo de esta misma un poco mayor y diversas hierbas la rodeaban.
Su vestido turquesa era diferente al que solía usar todos los días y lógicamente no tenía puesto su delantal puesto a que raramente no se encontraba cocinando. Había dejado su melena oscura libre. El viento hacía que su cabello se moviese como en una secuencia de imágenes.
Tan hermosa...
— ¡Ami! ¿Como estas? - Dijo bajando de las escaleras. - ¿Te lastimaste o algo así? - Esta vez Casita la ayudo a acercarme y empezó a inspeccionar cada parte de mi en busca de alguna herida.
— Jejeje, no, estoy completamente bien, vine porque no tengo nada que hacer así decidí buscar a mi única amiga. - Mis mejillas se pusieron levemente rosadas de la vergüenza al admitir aquello.
— Oh, en ese caso, ¿tienes algo en mente de lo que podríamos hacer para pasar el día? - Me regaló una preciosa sonrisa y tomo mi brazo para salir de Casita.
No se que tenía como idea, pero la seguiría hasta el fin del mundo si era necesario.
Mnmn.... Esto se hace cada vez más serio..
Continuará.....
Ok, tal vez di no me hubiese confiado en que ya había publicado esto, hace como 5 horas estaría publicado pero me dormí y creí que lo había hecho. Sorry.
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- Que Sea Nuestro Secreto - (Julieta Madrigal x Oc)
Fiksi PenggemarBueno, aquí vamos con otra más. Les presento a: Amira Velásquez, reconocida por todo el pueblo gracias a su asombroso talento en costura. Ella a una poca edad se intereso en este dominio y desde que sus padres notaron lo buena que era para ello, el...