Parte 17

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Narra Amira:

- Amira Velasquez. Tu padre, tu y yo tenemos algo de que hablar. - Dijo mi madre en un tono amenazante, mientras podía escuchar como se levantaba del sillón para acercarse a mi.

Mierda. ¿Por que yo? ¿Por que cuando estoy teniendo un maravilloso día?

- No, no hay nada, nadita de que hablar, mami. Así que si me disculpan, iré a dormir porque ya esta bastante tarde, ¿no creen? - Mi sangre se congeló, por mi frente, un sudor frío chorreaba.

La mirada de mi madre se sentía tan filosa, e incluso más, que la de la Madrigal gobernadora del clima. Fijada cien por ciento en mi. Luego, la de mi padre se unió, ambos me observaban como un bicho raro y al mismo tiempo preocupados.

Era hora de usar el arma mas poderosa. Si esto no funcionaba, definitivamente no tendría escapatoria ante este pronto interrogatorio.

- Wow, ma, que hermosa te ves hoy. Pa, que joven te hace ver ese bigote, ¿no te lo han dicho? - Sonreí lo mas natural que pude.

Ahora para una imagen mental, piensen en mi hermano mayor cuando esta nervioso. Yo me veo igual, pero con pelo largo y sin lentes. Y mas guapa, obvio.

- Amira. - Me respondió con molestia.

Es mi fin.

Mis padres me invitaron a sentarme con ellos en la sala, simplemente acepté sin opción alguna.

- Bien. Ami, tu papá y yo estuvimos algo pensativos desde la corta charla que tuvimos ayer. - Mátenme, mátenme, mátenme. - También, nos preguntábamos ¿porque entraste por la ventana la noche anterior? ¿A donde fuiste anoche y a quién le diste las flores que tenías que pagar hoy?

Agustín, ¿donde carajos estás cuando te necesito?

- Queremos que seas sincera con nosotros, mija. Queremos que nos tengas confianza. - Por supuesto, tenerles confianza.

Que fácil sonaba.

Pero a la hora de la verdad, era lógico que sus reacciones cambiarían drásticamente y no serían las mejores. Era obvio que los tratos no serían los mismos. Tenerles confianza, aun sabiendo que si no cumples con sus expectativas serías un completo fracaso. Darles mi confianza a pesar de que ellos no me den la suya. Si tan solo esa noticia de quién en realidad soy y quiénes me gustan no fuera una inmensamente dañina. Tenía miedo. Muchísimo.

- Ayer fui a la casa de los Madrigal. Las flores eran para uno de los trillizos y entre por la ventana de mi cuarto por que justamente, quería evitarme esta conversación. - Tenía mis manos sobre mi falda e inconscientemente la apreté.

La tensión crecía y los nervios me invadían. Oraba por que eso fuera suficiente información para dejarme ir.

- Esta bien. Ahora, sobre lo de ayer... - Carajo. El tono en la voz de mi mamá era algo dudoso a mi parecer. Imposible de descifrar. No sabía si estaba enojada, preocupada o incluso confundida. - Necesitamos una explicación clara, Amira.

¿Estaba bien decirles?

¿Se supone que debería?

¿Tengo otra opción?

- Y-yo... - Me llene de valor y simplemente solté todo, saltándome lo que había pasado ese día. No pensaba meter a Julieta en todo esto. - Mamá, papá... Me gusta Julieta Madrigal. Y-y no crean que pienso robársela a mi hermano, - "Para nada" - simplemente, mi corazón decidió que ella sería quién me interesase.

Las miradas de mis padres me aterraron. Estaban perplejos. Espantados de mi. Mamá parecía querer llorar. Mi padre por otro lado se levantó sin pensarlo mucho y comenzó a quitarse su cinturón.
En ese momento supe lo que quería hacerme. Sin embargo, no podía moverme para evitarlo. Mi cuerpo dejo de corresponderme. Ya no seguía mis órdenes y mi corazón simulaba quedarse quieto. La sangre podía haber dejado de recorrer mis venas hace ya bastantes segundos. El oxígeno no entraba a mis pulmones como debía. Empecé a temblar de manera exagerada.
...Hace años que mi papá no me había pegado.

- Que Sea Nuestro Secreto - (Julieta Madrigal x Oc) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora