Parte 23

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Narra Julieta:

Al final de cuentas, salimos casi corriendo de la casa de los Velasquez. Prácticamente fui empujada a largarme de ahí. Como si los hermanos tratasen de ocultarme algo, pero pude notar esa extraña mirada asesina que el padre de Agus y Ami le regaló a su hija. Que extraña situación...

— Oigan, oigan, ¿por que tantas ganas de apresurarse? Tenemos todo el día. - Dije mientras los hermanos aun me jalaban de los brazos.

— Es... un poco complicado.. - Me respondió Amira con un tono peculiarmente inseguro, en lo que ambos me dejaban caminar por mi cuenta.

— Es mejor no hablar de ello. Disfrutemos del privilegiado día con la perfecta Julieta. - La sonrisa de Agustín era torpe y eso lo hacía adorable, sin embargo prefería mil y un veces cuando Ami era la que mostraba sus dientes tiernamente.

— Esta... ¿bien? - Sabía que me estaban ocultando algo grave. Y este algo, tenía que ver sobretodo con Amira.

Sin embargo, lo deje pasar. Por ahora. Me concentré en pasarla bien con ellos presentes. Estuvimos caminando por el pueblo, en el bosque, y como si fuera poco, jugamos los típicos juegos infantiles que los niños del pueblo adoran jugar. Podías ser adultos pero no importaba, lo primordial era divertirse.

Y hablando de divertirse, yo sabía de alguien que lamentablemente no lo hacía del todo.

No la culpo, se que ha de ser fastidioso ver como la persona a la que amas se deja besar, abrazar y hablar románticamente por otra persona, cuando tu desearías ser aquella ingenua persona. Pero así son las cosas. Mamá no quiere que termine con Agustín y por lo tanto no me deja opción. A mamá le disgustaría muchísimo saber que en realidad prefiero a Amira... y por eso no le pienso decir...

— Oye Juli, ¿tu me amas? - Preguntó el Velasquez después de permanecer un rato en silencio en lo que descansábamos de tanto correr de un lado a otro.

Honestamente, sabía lo que tenía que decir, pero no quería hacerlo.

— Por supuesto que si Gus. - Sonreí lo mas natural posible, y como respuesta rápida Agustín me beso en los labios. No tenía de otra mas que corresponder.

Podía sentir la mirada de Amira sobre los dos. Podía presentir ese desagrado tan inmenso, ese enojo que velozmente se reflejaba en su rostro. Con un vistazo de reojo pude notar sus puños cerrándose y su cabeza voltearse para no observarnos.

— Bien. Par de tórtolos, yo los dejo. Tengo pedidos que acabar en el local. - Sus luceros se apagaron y se fijaron en el suelo; una sonrisa falsa se pintaba en sus labios, mas falsa que mis deseos por casarme con Agustín. - Pasen lindo día, enamorados.

... Enamorados...

Cuantas ganas de correr hacia ella y detener su paso. Rodearla con mis brazos, y como si fuera la primera y última vez, besarla con ese afán de hacerla mía–

¡No, yo no dije eso!

— ¿Julieta? - La voz de Agus me despertó, sacándome de mi crisis por haber tenido tal pensamiento poco puro y limpio.

..Debería dejar de leer esos libros que compra Pepa... Ya me están afectando.

— ¿Dime? - Respondí algo ansiosa, ya incluso con sudor en mi frente, y lo peor era que esa transpiración no fue causada por el cansancio de algún juego infantil, si no por los nervios.

— ¿Estas bien? Te quedaste mirando en dirección a mi hermana por unos cuantos minutos. - Ay, ¿enserio?

— O-oh.. solo estaba pensando un poco. Tranquilo estoy bien.

- Que Sea Nuestro Secreto - (Julieta Madrigal x Oc) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora