ғᴏʀᴛʏ-ᴛᴡᴏ

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El sonido del líquido cayendo contra el piso hizo que los ojos de Endeavor volvieran a captar la realidad, el líquido carmesí cubriendo el camino del suelo hasta sus pies le dijo que debía moverse, que debía sacar a Mitsuki de ahí inmediatamente porque la maldición de la sala le estaba afectando al punto de hacerla vomitar sangre.

Sin esperar más arrojó la gran espada que sostenía siempre en su mano derecha a un lado para ponerse de pie, el sonido del arma al caer hizo que Mitsuki alzara la mirada, incluso de rodillas y con sangre saliendo de su boca la presencia de Mitsuki era tan grande y peligrosa que hizo que Endeavor dudara en acercarse por un segundo, pero más allá del temor por su vida, estaba el temor de perder a su hijo sin saber nada de él, por eso siguió con el objetivo de acercarse a ella, por eso siguió obligando a sus pies a caminar uno delante del otro hasta estar frente al ser humano más fuerte de los tiempos, y ahí, se obligó a estirar su mano al frente para ofrecer su ayuda.

Ayuda que fue rechazada con un golpe que hizo que los pocos guardias que no habían escapado apretaran los ojos con miedo. Incluso él sintió tanto la amenaza de muerte que el fuego cubrió su cuerpo.

Pero se obligó a apagarlo, no debía pensar así de ella, porque si se hacía su enemigo era la condena para todos los humanos del mundo.

Para todos los reinos que sus ancestros le habían obligado a proteger.

Retiró la mano del frente para llevarla a su cuello, ahí, sin temor retiró el collar que había pasado generación por generación desde el inicio del tiempo para ponerlo sobre la cabeza de Mitsuki quien inmediatamente comenzó a brillar deteniendo el sangrado.

Mitsuki por fin cambió la expresión de fiera a sorprendida, literalmente Endeavor estaba ofreciendo su vida.

Reconocía el collar, obviamente lo haría. Era el mismo collar que los malditos dioses le dieron al ancestro de Endeavor para luchar contra ellos en los viejos tiempos, era un collar protector, algo que hacía a los dragones humanos y de esa forma poder matarlos.

El mismo collar que el primer rey usó para matar a sus padres cuando estaban luchando.

Cuando fueron obligados a quedarse al margen en ese horrible pantano.

Estaba realmente sorprendida que ese collar estaba impregnado con tanta magia que le estaba permitiendo saltarse el sello que contenía esa sala, ese mismo sello que se había reforzado desde ese día.

ーNecesitas salir de aquí ー

Por fin la voz de Endeavor salió de sus cuerdas vocales, le había costado pero debía hacerlo, porque el collar era algo que solo funcionaria un poco de tiempo, necesitaba alejarla de la maldición que Rei había puesto.

Mitsuki gruñó por lo bajo antes de apoyar ambas manos en el suelo y hacerlo explotar, la rabia la consumía pero por fin había vuelto a sus cabales. El hombre frente a ella no era su enemigo.

Endeavor retrocedió un paso al saberse ahora desprotegido.

Por su propio pie Mitsuki salió del salón al patio con ayuda de su marido que seguía su paso lentamente mientras ella se apoyaba en su cuerpo.

Endeavor los siguió en silencio, como si todos fueran directo a un entierto.

Además así podía impedir que se iniciara una guerra por el actuar de alguno de los suyos. Si Mitsuki tenía razón, Katsuki estaba muerto y no quería más sangre derramada por eso.

Cuando llegaron al jardín Mitsuki se sacó de golpe el collar para arrojarselo directo al rostro a Endeavor, el asco se notaba en sus rasgos, tanto asco que apenas podía reprimir el deseo de matarlo, pero ahí estaba ella, sentándose como una persona civilizada en el pasto mientras Masaru le servía de respaldo.

Porque él no podía soportar el mundo humano sin su forma de dragón.

ー¿Qué pasó con Katsuki? ー

Preguntó Enji al sentarse frente a ellos, ahí no había reyes ni reinas, solo un montón de conocidos que habían compartido tiempo juntos, un montón de conocidos que se habían vuelto padres casi al mismo tiempo y al parecer habían perdido a sus hijos.

Mitsuki apretó los labios sin poder hablar, la angustia le superaba pero era algo que no estaba acostumbrada para nada a sentir así que intentaba doblegarla.

Después de unos momentos logró hacerlo.

ーKatsuki volvió al páramo ー

Enji alzó las cejas con sorpresa, eso era algo que no esperaba. Sabía que Katsuki estaba desaparecido y en peligro, pero de ahí a que fuera al páramo era algo que no tenía previsto.

ー¿Cómo?ー

ー¡Por salvar a esa maldita cosa! ー

Mitsuki golpeó el suelo con impotencia con sus manos. Si esa cosa hubiera muerto cuando debió nada de eso estaría pasando. Su hijo seguiría lejos de ella pero por lo menos estaría vivo.

ー¿De qué estás hablando? ー

Endeavor no podía entender cómo Katsuki se había obligado a ir a ese lugar, era una sentencia de muerte, porque a pesar de pertenecer a la misma raza del demonio que tenía al frente, Katsuki no era inmune al veneno que vivía en el páramo. Todo por culpa de había nacido en tierra, por haber nacido a su lado.

ーLa cosa se estaba haciendo más fuerte, atrajo a cosas, ¡Los que te perseguían también los perseguían! Katsuki se llevó a esa cosa al páramo con la esperanza de alejar a sus perseguidores pero se adentró demasiado, antes de poder defenderse un demonio rojo robó parte de su alma y masacró su cuerpo, ¡Todo por proteger a ese hijo maldito que tienes! Dio su maldita vida para que Shōto siguiera viviendo ー

Mitsuki se cubrió el rostro con ambas manos para ahogar el llanto que quiso escapar de sus labios, no podía quebrarse aunque quisiera. Katsuki era su hijo, si, pero no su prioridad. A pesar que le dolía, antes de madre era reina, porque Katsuki no era parte de su reino.

No era el heredero de la tribu.

No era uno de ellos.

Enji se llevó una mano al pecho apretando la ropa que estaba justo sobre su corazón. Por un lado estaba feliz de saber que su hijo seguía con vida, por otro lado estaba destrozado al saber que Katsuki estaba muerto por su culpa.

Era la segunda vez que Katsuki le había otorgado la vida a Shōto, y esta vez había pagado demasiado caro.

ーDebo ir ー

ー¿Para qué? ¿Para matarlo con tus propias manos? ー

ーNo, para salvarlos con mis propias manos ー

Mitsuki lo miró con sorpresa, era la primera vez que ese sanguinario hombre hablaba de salvar a alguien, porque ni siquiera intentó salvar a su familia antes, solo los alejó como había dicho antes.

ーTe odio tanto, la odio tanto ー

ーLo sé, puedes matarme si quieres, pero lo harás luego de que salve a mi hijo, y si puedo, a tu hijo ー

Enji se puso de pie, debía viajar, debía ir al castillo del este donde la tenía retenida, donde Rei estaba siendo custodiada para que no hiciera más daño, porque si ella no existiera nadie estaría tan dañado.

Pero justo ahora, era la única que podía detener todo eso que había causado.

Acendrado 「BakuTodo」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora