ғᴏᴜʀ

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Vale, incluso él no debió decir aquellas palabras porque ese demonios, alias chico, no dejó de mirarlo como si quisiera matarlo al mínimo movimiento brusco que hiciera.

Sentía que la había jodido en grande.

Pero su padre siempre le enseñó que un rey no debe arrepentirse ni esconderse de sus desiciones así que le mantuvo la mirada firme, con ese desprecio que no le salía del todo porque era demasiado desinteresado para odiar a otros, aunque su hermana decía que era porque tenía el alma amable, ¿Qué tipo de tirano sería si tuviera el alma sucia?

Todo pensamiento racional se cortó cuando el sonido de su estómago interrumpió la lucha de miradas /en realidad sólo de parte suya/ haciendo que las mejillas se le colorearan de golpe, ¡Qué humillación! ¿Cómo pudo su estómago sentir hambre en medio de esa inmundicia? Ugh, no podía creerlo, mucho más contra ese enemigo frente a él.

Oh por los dioses santos, ¿Acaba de ver una sonrisa en sus labios?

Se puso en guardia apenas lo vio moverse, ¿Qué iba a hacer? ¿Tomarlo del pelo mientras lo golpeaba? ¿Patearlo por faltarle el respeto? ¿Cortarle una oreja y mandársela a su padre para pedir oro?

Nada... No hizo absolutamente nada, solo pasó por su lado para llegar a la puerta, ni siquiera lo vio inmutarse contra el frío que hacía afuera.

ー¡Layza!ー

Se quedó bastante sorprendido al escucharlo gritar un nombre de manera tan cálida con una voz tan fuerte, casi por instinto se logró sentarse sintiendo el frío arremeter contra él apenas la cama se deslizó por sus hombros hasta caer en el suelo.

La miró con horror, incluso entre ese tinte tan caro, que seguro robó de un pobre rey caído, las manchas de sangre no se podían esconder.

Un asesino.

Un asesino de pelo ceniza.

Un asesino de ojos rojos.

Un demonio.

¿¡Quién demonios lo había secuestrado!?

Se le interrumpió el pensamiento al ver llegar a una niña de unos 8 o 9 años por la puerta con unos pedazos de carne en una vara de madera, esas mismas varas que fueron puestas cerca del fuego que ya tenían dentro de la tienda.

No pudo evitar quedarse mirando a la pequeña, a pesar de la hambruna que existía por esos lados la niña realmente lucía robusta, tenía las mejillas algo regordetas, era extraño ver cabello rojo y pecas pero ella lo tenía con un lindo color de ojos verde que le recordaba a los prados de su reino.

ーCome ー

Ordenó el chico mientras se sentaba más cerca del fuego interimpiendo todo pensamiento que poseía.

Por instinto retrocedió entre una mezcla de miedo, odio, y repulsión por el olor, ¿¡Es que no se bañaban!? Su pobre estómago estaba sufriendo mucho.

ーTe dije que comieras ー

No le respondió a pesar que sabe que le están hablando a él, porque entre que está sorprendido que el demonio hable con palabras de humano, está demasiado asustado para comer algo.

Quiere a su madre, necesita de sus brazos.

Siente otra mirada sobre él así que gira la cabeza para ver de nuevo a la niña entrando esta vez con un jarrón que supone que es licor por el olor y un par de ¿Vasos? O intento de ello de cerámica de baja calidad que le pone en frente para servir pronto. Ah, la niña era la sirvienta.

ーCome ー

Volvió a decir el chico, esta vez su voz se cargó de molestia, una que pudo palmar hasta el fondo de su alma.

ーNo voy a comer ー

ーTe estoy diciendo que comas ー

ーY yo te estoy diciendo que no voy a comer eso ー

Oh dios, la forma brusca que ese chico se levantó para agarrar su espada solo le dijo que hasta allí llegaba. A nadie le gustaban los prisioneros rebeldes, ¡Seguro que le cortaba algo por su desacato! Debió cerrar la boca, pero es que no podía, simplemente no.

Apretó los labios y los ojos los mantuvo fijos intentando desafiarlo, no iba a gritar, por nada del mundo.

Aunque es un bastardo, hacer ese acto tan impío en frente de una pequeña niña...

Le sujetaron la quijada con bastante fuerza obligándole a alzar mucho más la cabeza, sintió el odio a flor de piel, sintió la debilidad desde lo más profundo de su ser, ¿Iba a cortarle la lengua? Porque le había forzado a abrir la boca con el pulgar, esfuerzo que no le costó nada, ese chico era demasiado bestial.

Decidió cerrar los ojos, dándose por vencido en su miedo.

¿Por qué su boca sabía a carne mal cocinada y quemada?

Abrió rápidamente los ojos viendo como un trozo de la carne del palo había desaparecido y al parecer ahora estaba en su boca, no alcanzó ni a procesar cuando le cerraron la mandíbula con fuerza.

ーNo me hagas repetirlo de nuevo, come ー

Asintió solo un poco, pero apenas le soltaron escupió la carne a un lado, quizás estaba envenenada.

ーNo voy a comerー

ー¡TE ESTOY DICIENDO QUE COMAS POR LA MIERDA! ー

ー¡Y yo te digo que no voy a comer! ー

Incluso si le habían tomado de la ropa para alzarlo del suelo con gran facilidad no se rindió, no se dejó vencer, iba a volver con su familia, cueste lo que cueste.

Aunque el cabreo de ese tipo se lo hacía difícil.

ーBien, ve y muerete de hambre, mocoso ー

Y solo con eso lo arrojaron con bastante furia de nuevo, se dio un golpe bastante fuerte en la cabeza que lo dejó aturdido, tenía las manos atadas después de todo.

Apenas entre sus ojos a medio abrir en un paisaje borroso pudo ver como el rojo bailando contra el viento en un gesto de grandeza pura.

Ah, no, el demonio había tomado la capa robada para ponerla en su espalda dejándolo solo en esa tienda con la pequeña niña que solo corría a su lado para verlo.

No, no pudo resistir, perdió el conocimiento.

Acendrado 「BakuTodo」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora