ᴛʜʀᴇᴇ

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El sonido crepitante de la madera al ser quemada en el fuego le hizo recordar a su casa, el castillo era frío así que todas las habitaciones poseían una chimenea privada que los sirvientes prendían horas antes para temperar el clima interior de la habitación, a él le gustaba recostarse en la alfombra de lana de oveja mientras leía los libros que su padre le traía de guerras y su madre de fantasía.

No sabe porqué pero recordó el cuento de los jinetes, qué tenían de especial quizás se preguntarán, pues esos jinetes en realidad no se les podía considerar humanos. Dependiendo de la zona del mundo donde vivían la leyenda de la creación era algo distinta, el dios creó al hombre para que le sirviera y ayudara, pero el hombre se reveló causando la ira de Dios y así maldiciendo la tierra con grandes demonios y males, pero incluso así ese Dios amaba a sus hijos así que les permitió un terreno a cambio de muchas muertes, pero hubo un pueblo que se negó a eso, ellos no querían sacrificar a los suyos para complacer al Dios, Dios le dio la orden a los demonios de matarlos, pero los jinetes eran fuertes, lo más cercano a Dios en cuanto a sabiduría y fuerza y con esa fuerza lograron domar a los seres más fuertes: los dragones.

El sonido crepitante aumentó cuando otro sonido interrumpió su calma, era el sonido de las maderas chocar una a otra al ser arrojada, ¿Quién estaría en su habitación?

Le costó enfocar al abrir los ojos lentamente porque un dolor de cabeza le estaba matando, sentía un olor horrible, sucio, le recordó de pronto a la parte baja de la ciudad donde los esclavos vivían, dónde apenas se bañaban, también reconoció el olor asqueroso de la carne podrida, tuvo que cubrirse la nariz para poder soportarlo y...

No pudo, tenía las manos atadas al frente de su cuerpo.

Miró confundido a su alrededor intentando entender qué estaba pasando, recuerda haber estado en su cama y la luz de la luna, que debe decir que es la misma pero... No, le duele la cabeza al intentar recordar más.

Ve unas especies de chozas de piel, y nota a su vez que él también está en una, es bastante amplia porque si no fuera porque vio el borde de la piel colgante por lo que creyó una puerta ni muerto hubiera imaginado que estaba en una choza.

Gira la cabeza intentando ver más y ahí siente que todo su ser se congela.

No está solo, hay un ¿Chico? Con un aspecto que le corta el aliento.

Su presencia cubría toda la choza con una sed de sangre increíble, sintió como si unas manos le tomaran el cuello y lo colgaran para comerlo con sus dientes, notó el cabello rubio claro, no, era más que claro, un color poco común en sus tierras, notó que su piel era realmente clara, notó que los ojos rojos le miraban fijamente a él, en guardia, observando sus movimientos, y notó también como su torso estaba desnudo y cubierto de tatuajes a pesar del frío que había y...

¿Quién era ese chico?

ー¿Cómo te atreves tú maldito plebeyo? ー

Su tono de voz era frío, asqueado, lleno de cólera. Apenas lo vio bien recordó.

Ese bastardo mal parido lo había secuestrado de su habitación y de paso hizo que se golpeara la cabeza con algo, recordó su maldito collar que cayó en su mejilla cuando le cubrió la boca.

Era un maldito animal, porque de todo lo que pudo hacer en ese momento ese maldito se había sonreído mostrando sus dientes con prepotencia.

Acendrado 「BakuTodo」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora