ᴛᴡᴇʟᴠᴇ

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Todoroki estaba acostado de lado, con las rodillas ligeramente flectadas mientras sus manos estaban entre ellas, por primera vez en días sentía que había descansado tanto como lo haría en su casa, no, quizás incluso más.

Desde que había sido secuestrado no había tenido ni un solo descanso, cada vez pasaba algo peor, sentía que su vida se estaba yendo a la mierda y al final solo le quedaba morir, quizás por eso se sentía tan extraño de haber podido dormir tanto que incluso estaba babeando un poco.

Poco a poco abrió los ojos, intentando ser consciente de su alrededor, sentía una cómoda almohada bajo su cabeza y un calor único que le cubría, se sentía tan protegido que incluso se acurrucó un poco más a ese calor dándose pronto cuenta por el olor de quién se trataba.

Sintió su rostro palidecer mientras su estómago se apretaba, de pronto era plenamente consciente de la situación en la que estaba.

Bakugō estaba frente a él dejándole usar su brazo de almohada, su propia nariz estaba apoyada en la clavícula del rubio mientras sentía un peso sobre la cabeza así que suponía que esa era la quijada del rubio que lo usaba como una gran almohada para dormir, también sintió una mano en su cintura siendo allí consciente del frío que estaba haciendo y lo cercano que estaban, lo peor es que ambos estaban cubiertos por la capa del rubio sintiéndose ahora al mismo nivel de las prendas de su casa.

Aunque esta apestaba.

Dudó en moverse, sabía que el día anterior la bruja le había dicho que podía ayudar en la mejoría del ogro ese si le tocaba mientras le curaba, podía darle un poco de su vida, y bueno, se lo debía, sin ese neardental ahora estaría más que muerto, pero de allí a ahora ser abrazado de forma tan íntima eran cosas diferentes. En primer lugar, ¿En qué momento se quedó dormido? ¿En qué momento se sintió tan bien que no despertó toda la noche entre sus brazos?

Suspiró intentando quedarse lo más quiero que podía, lo mejor que podía hacer era esperar que su cautor despertara solo y se alejara pero, ¿Cuánto faltaba para eso?, jamás lo vio dormido, incluso llegó a pensar que no dormía, contando que estar desmayado a medio morir por la fiebre y el veneno no contaba como dormir podía afirmar que ese demonio no dormía para nada, o sí lo hacía era después de que él se dormía y despertaba antes de que él despertara.

Ahora que lo piensa, su padre le dijo una vez que habían veces en medio de las batallas que era imposible dormir porque se bajaba la guardia al dormir así que siempre se asignaba a un grupo de perros guardianes, ¿Acaso Bakugō sería uno?

No evitó sonreír al retirar con mucho cuidado su zurda de entre sus piernas para subirla hasta tocar su largo collar que ahora caía hacía un lado, ¡Sí hasta collar tenía! Dejó su pensamiento de lado cuando sus dedos fríos tocaron la piel caliente del rubio, sintió un escalofrío ante el cambio de temperatura, lo sentía hervir, como si el frío ambiente no le hiciera ni cosquillas, ni siquiera dudó en apoyar la mano por completo en buscar calor, ya no se sintió tan cómodo al sentir un montón de cicatrices bajo su mano, algunas eran tan delgadas que se mezclaban fácilmente con sus músculos, incluso si las sentía bajo su tacto no las veía claramente desde su ángulo, quizás se debía al color de la piel de ese chico.

Gruñó por lo bajo al sentir ahora en la punta de sus dedos en el costado derecho de la pelvis ajena una parte que estaba más caliente que el resto, recordó de pronto la imagen de ese hombre sin respirar en medio de un charco de sangre mientras esa bruja parecía disfrutar de diseccionarlo como a un pobre sapo, incluso vio como le cortaba partes del intestino y lo guardaba en frascos, pensó que se había equivocado en pedir su ayuda pero apenas una luz comenzó a rodearlos y Bakugō recuperó su color y pronto su respiración ese pensamiento se alejó de su mente.

Acendrado 「BakuTodo」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora