ғᴏʀᴛʏ-ᴇɪɢʜᴛ

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Lentamente los párpados abiertos dejaron ver un par de ojos sin brillo ni vida, era casi como un cascarón vacío que tenía a ambos reyes con el corazón colgando de un hilo.

Cuando la magia estaba involucrada las cosas jamás salían bien, más si tenía que ver con la magia de la vida como era el caso que había bañado a Bakugō hasta traerlo de vuelta, pero ¿Realmente lo había traído de vuelta? ¿Realmente era el bárbaro sin conocimiento de baños que mataba antes de preguntar si veía a alguien vulnerando a otro? 

Casi como una burla de los dioses, los ojos anaranjados de Bakugo brillaron con un tono amarillento, Enji posó su mano en la guarda de su espada y aunque no quiso, la mano de Masaru liberó sus garras dispuesto a asesinar a cualquier cosa que no fuera su hijo. 

La mirada de Bakugo fue directo a su padre, al hombre que no conocía, al hombre que lo hizo sentarse y ponerse en guardia. 

Enji soltó una carcajada, esa postura la reconocería dónde sea. 

Bakugo no alcanzó a reaccionar antes de que los fuertes brazos de quién lo crio lo rodearan con tanta fuerza que le hizo repensar que se había muerto y esto era una mera burla. Pero se supone que cuando te mueres ya no sientes dolor así que pudo saber que estaba vivo porque le dolía demasiado el cuerpo, casi como si todos sus huesos se hubieran roto y ahora se estuvieran sanando. 

—¡Suéltame viejo! —

Gruñó Bakugo intentando empujarlo, pero no tenía demasiado movilidad con todo el peso de Endeavor encima.

Masaru no bajó su guardia, no sabía de lo que su retoño era capaz de hacer, no sabía cómo era su ser normal, muchos menos sabía si lo odiaba por ni siquiera hacer el intento de ir a su lado por todos esos años. Y aunque su guardia no estaba abajo, no pudo evitar sonreír al ver la cara de enojo tan parecida a la de su madre, no evitó sentir un extraño calor al verlo intentar alejarse del rey Endeavor, ese que tomó el papel que le correspondía pero simplemente no podía odiarlo.

De manera consciente decidió guardar sus garras, no corría peligro ahí, si lo fuera, el hombre frente a él estaría muerto.

Fue un buen momento de quejas y risas que llenaron el ambiente, la conmoción había logrado atraer a un guardia que se mantenía cerca que corrió a avisarle a la reina de todo lo sucedido, esa que no tardó en llegar haciendo que todos se quedaran en silencio.

ーSupongo que tú eres mi vieja ー

Bakugō fue el primero en romper el silencio, imponente y hasta sereno miró a su progenitora a los ojos, el brillo dorado aún no lo abandonaba del todo, y quizás por eso y por la magia que la mujer podía sentir salir de su cuerpo es que se abstuvo de acercarse.

ーMaldito mocoso sin respeto ー

Gruñó entrediente Mitsuki haciendo que Endeavor soltara otra carcajada, era como ver un paralelismo, aunque uno de ellos vestía ropa de rey, y el otro solo la capa del rey.

ーVístete, tienes que largarte de aquí ー

Ordenó la reina mientras se sacaba el collar que colgaba en su cuello, en ese momento es que Bakugō por fin se dio cuenta de su apariencia, por fin notó que no había nada suyo con él, ni siquiera esa sensación cálida que le acompañaba. Estaba completamente solo, como si siquiera en ese extraño cielo.

Mitsuki dio un paso para estirar sus manos aún con el collar en ellas, fue solo un gesto pero Bakugō entendió rápidamente y bajó la cabeza al cerrar sus ojos, estaba aceptando sin defensas lo que ella quería.

Mitsuki por fin sonrió.

Apenas el collar tocó la piel de Bakugō comenzó a brillar, las mismas marcas tribales que lo habían traído de vuelta ahora lo envolvían quemando su piel al punto que lo hizo abrir los ojos y apretar los dientes con fuerza para no gritar.

Acendrado 「BakuTodo」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora