ᴛʜɪʀᴛʏ-ᴛᴡᴏ

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Sus pies volvieron a tropezar haciéndolo caer al suelo, sus pobres manos ya no daban más pero nuevamente se estaba poniendo en pie con ayuda de un árbol, nuevamente estaba ignorando el dolor que le recorría todo el cuerpo, nuevamente solo estaba siguiendo ese sendero de luz blanca que sus ojos se negaban a dejar.

Nuevamente se levantaba con la esperanza de verlo.

La verdad es que ya no recordaba el día que dejó la casa de Uraraka para buscarlo, tampoco recuerda bien qué pasó mientras estaba ahí, lo único que su mente tenía clara es que necesitaba vivir hasta encontrarlo, incluso si eso le ponía en peligro por completo.

El ruido del río le hizo desviar la mirada ligeramente del sendero, quizás porque no estaba demasiado lejos es que se permitió, con pasos torpes, caminar hasta el borde y así inclinarse a beber agua, así se permitió de manera desaforada callar la sed que su garganta gritaba.

Ni siquiera recuerda cuando fue la última vez que había bebido agua.

Sus ojos se habían cerrado solo un poco en busca de descansar, no necesitaba ver para beber, no necesitaba saber que había alguien acechandole, no necesitaba saber nada más que el camino de luz que seguía a sus espaldas.

Se sacó la espada de la cintura para apoyarla en el suelo y así ayudarse a levantarse, notó el ardor en sus rodillas pero lo ignoró, no había ni un hueso a la vista así que no le importaba, solo necesitaba seguir avanzando.

Nuevamente retomó el paso arrastrando el pies izquierdo pues lo tenía lesionado hace no sabe cuándo, le dolía, pero no estaba consciente de que le dolía, su mente cansada solo procesaba lo que sus ojos a medio abrir le decía.

Las manos le comenzaron a sangrar más por el esfuerzo y el corte que se había hecho en una de ellas, seguramente había caído sobre una roca y no se dio cuenta.

Pero siguió avanzando, a pasos torpes pero sin detenerse hacia su destino, destino que no sabía dónde se encontraba.

Colapsó.

Pero estaba bien, pronto se repondría y volvería a caminar de nuevo, nuevamente podría seguir sus pasos hasta dónde fuera que estuviera el alma de Bakugō llamándolo.

El olor a palo quemado le hizo abrir lentamente los ojos, su mente estaba ida, instintivamente estaba buscando el camino brillante que lo estaba guiando, pero no lo vio, no vio nada que brillara más que el tenue color de una fogata, y ahí, de espaldas, estaba una que reconocería en cualquier lugar.

Abrió más los ojos antes de volver a relajarlos, solo le tomó un segundo recuperar el brillo que había perdido desde que fue dejado.

De pronto todo le estaba doliendo, fue tanto que un quejido se le escapó con solo el intento de moverse.

Por supuesto que fue escuchado.

ーAsí que sigues vivo, mocoso ー

La ronca voz de Bakugō ahora sonaba mucho más ronca, el intento de risa solo quedó en una sonrisa algo apagada, lo notó, aún en medio de la oscuridad notó la gran cantidad de heridas que Bakugō cargaba en su cuerpo.

Pero, aún estaba vivo.

Apoyó ambas manos en el frío suelo de la cueva, le dolían, al punto que las lágrimas salieron de sus ojos. Pero no se detuvo, a rastras movió sus piernas hasta quedar cerca de él, y ahí, sabiendo que le dolería, solo se le abrazó por el pecho.

Se sintió tan reconfortado al sentir su aroma de nuevo.

ーMe mentiste ー

Fue lo primero que pudo reclamar, su garganta dolía, ahora se daba cuenta cuánto daño le había hecho a su propio cuerpo.

ーLo sé ー

La mano calida de Bakugō se apoyó en su cabeza y ahí solo pudo apretar los labios mientras las lágrimas comenzaron a correr por su rostro. No le importaba que le hubiera mentido, que le hubiera abandonado, solo le importaba que estuviera vivo.

ーKirishima... ー Sollozó.

ーEstá vivo ー

Y aunque el lagarto sumamente desarrollado le causaba bastante temor, se sentía aliviado que estuviera vivo en algún lugar.

ー¿Por qué no fuiste por mi? ー

ーNo pude... Desperté hace dos días ー

ー¿Cómo? ¿Y como sabes que Kirishima está vivo?ー

ー Porque yo estaría muerto ー

No entendió a que se refería, pero sus palabras fueron tan fuertes que solo pudo alzarse y mirarlo al rostro, asombrandose como una herida estaba naciendo en su mejilla.

ー¿Qué acaba de pasar? ー

ー...Mi vieja ー

Lo miró sin entender, pero decidió quedarse callado, esperando que confiara en él y le dijera más de lo que estaba sucediendo.

ー¿Cómo me encontraste? ー

Pero no lo hizo, por supuesto que no lo haría, si ese hombre era más difícil de tratar que su propio padre.

Se limitó a suspirar frustrado.

ーFui con la bruja UrarakaーMeditó en voz alta ーDijo que podía ayudarme a encontrarte, pero luego no recuerdo más, solo esto ー

Bakugō le observó en silencio, con esos feroces ojos rojos que parecían calar su alma.

Apretó los labios cuando Bakugō cerró uno de sus ojos para luego ser cubierto de sangre, como si le hubieran cortado el párpado.

ー¡Bakugō! ー

ーShh, no grites, estoy bien, sanaráー

ーPero están apareciendo de la nada, ¿No te duelen? ー

Bakugō solo rodó un poco el ojo que aún le servía antes de llevar su muñeca y así limpiar la sangre en exceso.

ーMi tolerancia es diferente a la tuya ー

ー¿De qué hablas? ー

ーEstoy acostumbrado ー

ーNo te entiendo ー

ーEstoy siendo castigado ー

No le entendió para nada, claramente se notó, pero simplemente no podía seguir viendo eso, así que decidió inclinarse y con su lengua afuera lamió por sobre el ojo para retirar la sangre.

Lo que no esperaba es que un brillo lo hiciera retrocer, y mucho menos esperaba que la herida desapareciera.

ー¿Qué hiciste? ー

ーYo no- ー

ー¿¡Qué carajos hiciste!? ¿¡Desde cuándo puedes usar magia!? ー

El grito de Bakugō le asustó al punto que cayó sentado, sus ojos se abrieron con temor al verlo alzarse tan imponente, lo peor es que una herida mucho más grande estaba apareciendo en su torso, como un latigazo que la cubrió todo y arrancó la piel de paso.

Instintivamente apretó los ojos y se llevó ambas manos al pecho, instintivamente buscó esconderse en lo más pequeño que podía, instintivamente quiso protegerse.

ーPor favor no me golpees más mamá ー

Murmuró asustado, quedándose sin aliento apenas las palabras salieron de su boca.

Instintivamente alzó la mirada para buscar la mirada de Bakugō, necesitaba esos ojos de fuego, no los fríos ojos de su madre sobreponiéndose sobre un espejismo de un recuerdo.

Acendrado 「BakuTodo」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora