Señor,
Las buenas nuevas es que hoy Efrain ha regresado al pueblo. Durante sus estancia en el hospital ganó peso y se repuso de su herida. Llegó a la Casa Parroquial a la hora del almuerzo, acompañado de Jorgina y Constanza.
Me impresionó sobre manera ver a Constanza que se mostraba cambiada y rejuvenecida. Llevaba puesto un vestido de su propia creación, modesto pero elegante, confeccionado de adecuado a su edad pero con un vistoso estampado y una falda a vuelo que le prestaba muy bien a su moderna melena. Ya no llevaba el cabello recogido en un moño severo, sino suelto y corto sobre los hombros.
Traté de entretenerme en Constanza y prestar la mínima atención a Jorgina.
— Querida señora mía, veo un cambio esplendoroso.
— Como lo dijo, Padre. Me afané en mis creaciones y ahora las promociono yo misma — dijo con alegría.
Saludé a Efrain con un apretón en los hombros y a Jorgina solo le dediqué un gesto de cabeza.
— ¿Qué tal el viaje, muchacho?
— Bien, Padre. Aquí las doñas muy afanadas cubriendo la charla.
Reí sin dejar de mirarlo.
— ¿Y Argenis? ¿Qué pasa que no vino?
Jorgina miraba la escena rezagada con los brazos cruzados sobre el pecho. Su escote llamaba mi mirada y el olor a duraznos me emocionaba, pero resistí todas las distracciones.
Constanza se apresuró a responder y dijo
— Argenis no fue. Tenía algo en La Mulera. Yo me ofrecí y aquí Jorgina muy amable nos ha dejado pasear por el centro para que yo comprara telas nuevas y materiales de confección. Todo está en la camioneta. Fue un buen viaje.
Jorgina habló entonces — Si, Padre Emilio. Te trajimos ...
La corté sin dejarla terminar. Que terrible esto de poner distancias. No me siento bien y por completo entiendo que ella tome mi comportamiento como una grosería. Debe ser por eso que la escuché resoplar.
Mientras conversaba con Efrain de lo que le sucedió y de todo el tratamiento que recibió, nos contó que lo había atendido una buena doctora que le ayudaba a "arreglar su cabeza". Pronto entendimos de que se trataba.
Jorgina confirmó que como parte de su rehabilitación, fue necesario hacer un tratamiento psiquiátrico porque Efrain no solo estaba afectado por un golpe postraumático sino por episodios de paranoia y ansiedad.
— Efrain, ya estas repuesto y debes regresar a tu casa — dije mostrando empatía.
El muchacho negó con la cabeza diciendo — Yo para allá no vuelvo, Padre.
— ¿Por qué Efrain? ¿Qué pasa que no quieres estar ahí?
— Es mi apá, Padre. No lo quiero ver. Si regreso me mata.
— ¿Como dices eso? ¿Pero por qué?
— Por qué así es. En el hospital conté todo y eso lo registraron en la policía. Cuando se entere me mata.
— ¿Contaste todo? ¿Todo qué? — inquirió Constanza.
— A pues. Lo que todos saben pero en lo nunca nadie se metió.
Constanza cerro los ojos y apretó los puños.
Jorgina entoncés le preguntó — ¿Que fue mozito? De hablar, habla la gente pero la verdad no se sabe si el que la vive no la cuenta como es.
Efrain bajó la vista y se miró los zapatos nuevos llenos de polvo.
— ¿Ustedes saben que estos son los primeros zapatos que me pongo desde que mi amá se murió?
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YO CONFIESO (BORRADOR)
General FictionSoy el párroco asignado a este variopinto y caluroso pueblo. Mi fe y mi entrega a Dios constituyen la fuerza y la razón de mi existir; pero desde que llegué a este lugar tan lleno de intrigas y tentaciones se han quebrantado mis cimientos y se ha a...