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Padre,

Debo confesar que la conversación con el alcalde me dejó turbado. La escena me ha estado dando vueltas en la cabeza durante el día y gran parte de la tarde pero no debo perder las esperanzas de encontrar un camino para mi misión.

Por otro lado temo que su esposa sufra de algún tipo de melancolía. Bastante he visto ya en mi camino; y puedo reconocer con presteza una mirada que quiere ser viva pero en el fondo está marchita, tan fatigada como si cargara el peso de cien años.

Señor, ayúdame con tu compasión a entrar en los corazones abatidos y a brindar bálsamo a través de tu palabra.

En ti confío.


YO CONFIESO (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora