CAPÍTULO 67

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POV MARÍA JOSÉ

«Lo importante siempre has sido tú.» La forma en la que lo dice me provoca escalofríos por todo el cuerpo, pero no por el miedo. Nunca volverán a ser por culpa del miedo. El motivo es muy distinto: la certeza de que ningún hombre me ha deseado como me desea esta mujer. Ella misma lo ha admitido. Era su adicción. Podría haber aparecido con su capucha y sus secuaces para llevarme a su complejo el día que descubrió que me había casado con Johann, pero no lo hizo. Daniela Calle no solo es implacable, también es la personificación de la perseverancia. Ha dicho que Valeria era astuta, pero ella es una auténtica estratega. No puedo protestar por el resultado, pero debo reconocer que solo he sido un peón en un juego mucho mayor del que creía.

- Has estado jugando al ajedrez con mi vida, y yo ni siquiera sabía que estaba en el tablero. - No lo digo con rabia. Solo intento desentrañar el misterio que representa esta mujer.

- La vida es una partida de ajedrez, María José. Todos los días haces un puto movimiento que decide tu futuro.

- Y Valeria me convirtió en un peón.

- No. - Daniela niega con la cabeza, despacio, y vuelve a acariciarme la mejilla -. Ahí te equivocas, fierecilla. Nunca has sido un peón. Siempre has sido la reina. La pieza más poderosa del puto tablero.

- ¿Cómo? - De repente, deseo haber prestado más atención al ajedrez cuando mi padre intentó enseñarme a jugar de pequeña.

- El rey es la pieza de más valor, pero sin la reina, tiene muchísimo menos poder. Juntos aumentan sus posibilidades de victoria. - Se queda callada un momento mientras me acaricia la mejilla como si yo fuera lo más valioso que ha tocado jamás -. Me he pasado la vida evitando cogerles cariño a las personas porque creía que eso sería una debilidad que mis enemigos aprovecharían. No me di cuenta de lo equivocada que estaba hasta que te conocí. Tú me das fuerza, y juro por Dios que no dejaré que nadie te aleje de mí.

La vehemencia de sus palabras debería asustarme, pero me resulta reconfortante. Y luego dice algo que me llega más hondo si cabe:

- Y aunque nunca dejaré que nadie te aleje de mí, ahora mismo te ofrezco la posibilidad de hacerme todas las preguntas que quieras. Júzgame. Toma una decisión por ti misma. Necesito saber si eres capaz de vivir a mi lado, María José, porque si no puedes, tendré que buscar la forma de dejarte marchar. - La simple idea me destroza el corazón de una manera que ni había imaginado, y también hace que se me llenen los ojos de lágrimas. - Si tienes más preguntas, es el momento de hacerlas.

La mente me trabaja a mil por hora, pero no se me ocurre nada que me haga cambiar de opinión. No en este momento. Salvo... Me llevo una mano a los labios al recordar la historia tan brutal que Valeria me contó de ella. Cuando obligó a una mujer a bailar sobre cristales rotos hasta que acabó cortándose las venas. No soy capaz de encajar esa historia con la mujer que tengo delante. Es más, ni siquiera quiero pensar en que pueda ser verdad. Daniela debe de leer la confusión en mi cara, porque me suelta:

- Haz la pregunta, María José. - Es una orden.

Suelto el aire de golpe, haciendo acopio de valor. No sé lo que haré si me equivoco y es cierta.

- Valeria me contó una historia sobre ti...

Su cara adopta una expresión pétrea, endureciendo sus facciones. Es la máscara de granito que no soporto ver. Es como si esperase lo peor, y tal vez tenga razón al hacerlo.

- Circulan muchas historias sobre mí. Vas a tener que especificar. Algunas son ciertas y otras son rumores y leyendas urbanas.

Tengo que soltarlo de golpe. Es la única forma de hacerlo. Así que lo hago.

ME PERTENECES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora