𓄹𓈒 Parte 12

1K 125 5
                                    

Capítulo 1. Parte 12: "Primer encuentro. Compañera."

Leah Clearwater se encontraba cansada de estar escuchando como su pequeño hermano la apuraba para que fueran por las compras que su queridisima madre había otorgado como obligación aquel día, en su retrospectiva visión hubiera sido una obligación que lo haría sin reproche alguno pero en cuanto se volvió niñera de su pequeño hermano su relajación de comprar a su tiempo la lista que había sido otorgada pasó a ser un estrés más en el día.

—¡Vamos hermana! Leah, este cereal es nuevo, ¡llevémoslo!—insistió Seth en cuanto encontró otra nueva edición del Gran Tigre de zucaritas.

—Seth. No voy a llevar nada más de lo que la lista diga.

El pequeño niño de piel rojiza bajó su cabeza y su sonrisa cambió a tristeza.

—¿Por qué siempre eres tan amargada, hermana? —farfulla entre dientes y con los ánimos tristes.

—Por eso mismo, ve a por las verduras de la lista, solo eso falta y no te distraigas, ¿entendiste, Seth? Quiero terminar y llegar a casa sin mas. —sentenció Leah con un tic nervioso en el ojo, mientras se dirigía hacia la sección de lácteos por lo último que faltaba traer.

Seth frustrado y cansado agarró la lista, yendo en búsqueda de lo que se necesitaba, pero por el camino se encontró algo tan hermoso y bello que sus ojos pudieran haber visto antes. Era una chica pelirroja agarrando las verduras con tal elegancia, diversión y rapidez, llevando directamente a su carrito sin ningún problema como si fuera un juego, era muy cómica y por algún motivo lo hizo suspirar.

Sin embargo, por ese mismo gesto fue cuando se sintió mucho más avergonzado por conectar la mirada curiosa de la chica pelirroja.

—E-eh... P-pasaba por las lechugas.

Sus palabras habían salido muy nerviosas del pequeño Seth, logrando más ternura en la desconocida. Quien sin dudar le cede el lugar, guiñandole un ojo divertida para luego seguir agarrando unos tomates.

—Adelante.

La frase había sido tan corta pero suficiente como para tener tembloroso a Seth que no entendía porque sentía tanto por una desconocida. Pasó rápidamente pero muy torpe por las lechugas, en cuanto el joven de la caja le puso el peso y costo, quiso desaparecer nervioso porque era demasiado tonto frente a la pelirroja bonita pero en el camino tropezó con un cuerpo que en vez de caer se quedó peor, mas estático.

—¡Y-yo L-lo siento! C-cuánto lo siento.

Los nervios eran muy notorios en cuanto levantó la mirada y se quedó más tiempo del debido perdido en esa mirada verdosa de la joven pelirroja que parecía no molestarle su tropiezo tonto sino que parecía preocupada. Se sintió culpable de verla así y muy avergonzado.

Retrocedió tanto que al volver a chocar contra alguien tras suyo, lo hizo sobre saltar de sobremanera.

—¡Ay! ¡L-lo siento!

—Pero que dices Seth, soy yo. —exclamó molesta su hermana mayor.

Siendo así como un alivio recorrió el cuerpo de Seth pero en cuanto se recompuso se volvió pálido.

—¡Ire a llevar todo esto!

Y así fue como desapareció rápidamente de allí hacia la canasta de sus alimentos. Dejando totalmente extrañada a Leah quien después entendió cuando la joven frente a ella le señaló la bolsa y las papas esparcidas. Solo con ese gesto, comprendió todo, por lo que sintió enfado y enojo por que Seth huyera así solo disculpándose, mas no ayudando.

—Ese mocoso me las pagará. Lo siento mucho...

—No se preocupe, ha sido también mi culpa me tropecé con una papa de por allá. —la voz con la que se había dirigido a Leah fue tan delicada y emocionada que la confundió.

Leah por un momento sintió como si la chica desconocida ya la conociera. Por reflejo la miró directamente a los ojos y tras la conexión de miradas pudo sentir una fresca paz que desde ya mucho que no lo sentía.

—Ten cuidado para la próxima. —dijo algo tosca pero se arrepintió al ver una mueca de tristeza en la pelirroja.

Leah se empezaba a sentir cada vez mareada pero también anesteciada como si estar a su lado era lo que más quería en todo momento. Pero no la conocía ni siquiera era de la tribu.

—Nos veremos pronto, señorita Clearwater.

Leah soltó un jadeo ante la sorpresa y cuando la vio ir, por un momento quiso agarrarla pero su cuerpo quedó paralizado al escuchar.

—Sábado media noche. La push, tu... yo. Piénsalo.

Y sin más, Leah quedó totalmente estática ante esa información, viéndola perderse entre las cajas y luego en el exterior. Aquello sin duda alguna había sido de lo más raro.

—¿Ya se fue?

Leah lo miró con desdén y suspiró, por hoy había sido mucho para ella. «¿Quien era ella y como sabía su apellido?» se quedó pensando.

Mientras que Seth se encontraba curioso de saber que era lo que había dicho la hermosa pelirroja a su hermana como para dejarla tan calmada pero no duró mucho ya que sintió un golpe en la nuca.

—¡auch!

—A la próxima, mamá se entera.

Y sin más Seth la acompañó con la nuca adolorida hacia la Caja registradora, pensando en muchas cosas que haría cuando llegara a casa.

Prima de Isabella SwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora