2𓄹𓈒 Parte 6

654 87 2
                                    

Capítulo 2. Parte 6: "Ella no era gay, la volviste un monstruo"

—Leah, necesitamos hablar.

Fue la primera frase que soltó Sam, recio a saludar a la impronta de la nativa, la pelirroja tan solo había alzado la ceja izquierda con incredulidad. «La verdad que no esperaba menos de él, su tribu es muy cerrada» pensó Tristana.

—No tenemos nada que hablar, Sam. —pasó Leah golpeando el hombro de quien podría haber sido su alfa, sino existiera Tristana en su vida.

—Realmente debemos hablar, no me puedes ignorar. —vuelve a replicar Sam, está vez agarrando la muñeca derecha de Leah en el camino.

Las hojas de los árboles danzan ligeramente pero en cuanto, el corazón y el nervio de Leah estallan con un movimiento brusco, intentando soltarse arisca a Sam, todas quedan estáticas en el aire. Los pájaros escondidos, las ardilla de nieve, la naturaleza todos se habían puesto alerta a la reacción de su protector mágico. La libertad de alguien importante había sido reducida abruptamente, y eso... Los animales sabían que no era bienvenido el humano que lo había causado, estaba tentando a la suerte.

—Leah... —gruñe demandante Sam, apretando mas el agarre. Sin embargo, un aroma a menta y bosque le llega, olfatea en el ambiente. —¿La has... Marcado?

—Si, es mi impronta. ¿Es tu problema acaso? Si no lo es, sueltame. —gruñe igual Leah, sintiendo la molestia crecer en su pecho. Lo que no sabía era: ¿era suya o de Tris?

—¿Cómo has podido consumar con una mujer? Eso es repugnante. —arruga la nariz el nativo al escuchar la afirmación por su ex-novia.

—Jodete las Pelotas. No eres nadie que me importe su opinión. —dice Leah con cierta incredulidad pero el coraje era más fuerte, por lo que logra liberarse del agarre.

Sam gruñe molesto, tratando de mantener a Leah bajo su yugo, la piel se le eriza a la nativa al sentir la amenaza de un alfa acercarse como para encarará, pero ninguno logra entender muy bien en fresco que de un momento para otro los hace separarse, como también parece ser el culpable de que Sam caiga desprevenido y muy de golpe contra el suelo de espaldas. Tristana había agarrado un brazo del nativo y había hecho fuerza y como si se tratará de una pluma, lo había direcionado directo al suelo y lejos de Leah.

—No vengas a querer armar un ajuste de tono alfa con mi beta. Por si no te quedó claro, Leah Clearwater es parte de la manada Tlaln, y únicamente yo seré su alfa. —advierte la pelirroja con sus ojos casi rojizos, aunque aún predominaba el color verde en ellos. El aura no era para nada inofensivo, sino que la piel de Sam y su instinto podía percibir un peligro cercano.

—¡No lo puedo aceptar! Ella nunca tuvo este tipo de atracciones, ella nunca ha sido gay. Ella antes de ti no era así, ahora la has vuelto un monstruo. —dice Sam reticente y muy aferrado a la negación.

—Nadie nace con una sola orientación señor don perfecto. Además, no es nuestra culpa que vivas donde todo es tabú. —dice Tristana rumiando.

—Tabú? Las mujeres nacieron para reproducirse con hombres. ¿Cómo se supone que cumplirás su deseo de ser mamá? No eres ni serás capaz de hacerla feliz. Solo la vuelves un monstruo. —dice Sam con las venas marcadas, enojado y temblando.

—Otro golpe innecesario. Leah puede ser mamá si lo desea, con sólo adoptar. Procear con semen masculino no es la única forma de ser madre, ignorante. —vuelve a informar la pelirroja con la misma expresión seria.

—Tu no sabes lo que dices. Yo...

—¿Tu qué? Tu, no, eres, nadie en esta situación. Desde ayer en la noche Harry Clearwater te ha notificado a ti que Leah, forma parte de mi manada, ya nada puedes hacer. Ya tengo la bendición de los padres. —dice Tristana con autosuficiencia.

Sam aprieta los puños. Aún no comprendía como era que esa mujer sabía cada paso que daban. Parecía tal como uno de los cullen, un bicho vidente molesto.

—Te propongo algo, dejaras a Leah que se quede en la tribu, no pediré que expulsen a la familia Clearwater a cambio de mi título como Alfa. —piensa rápido el Alfa Sam, buscando una idea para que Leah no pueda salirse de la tribu.

Sam uley no quería que su impronta estuviera triste por perder contacto con su prima, el aún tenía esperanza de que se pudieran amigar.

—Que absurdo, ¡ni aún así volveré! Si quieres expulsame, pero Harry es parte del Consejo, no puedes ser tan idiota como para creer que por tus caprichos de hombre te den el gusto lo que quieras. —dice Leah a la defensiva, totalmente en desacuerdo.

—Si fuera a expulsar perderían la mayor parte de ventas vacacionales de parte de la señora Clearwater. Así que, la tribu no es ridícula como este hombre bobo. —adjunta Tristana, un conocimiento para tranquilizar a su compañera.

—Ella parece más una enemiga. Sabe todo acerca de nosotros, ¿cómo es que desconfias de la tribu y no de ella? —vuelve a regañar Sam, totalmente incômodo ante lo que sabe la pelirroja.

Leah ante ello, suspira volviendo a recobrar su compostura tras esa estúpida pregunta. Había sido suficiente para volver a pisar suelo.

—Fácil. Ella busca mi salud mental y física, no como tu ni la tribu, que sólo buscaron preservar las tradiciones costumbristas por encima de lo que fuimos. No tuviste siquiera un poco de respeto a mi persona, a mi como mujer, solo fuiste y aceptaste todo, en vez de decirme sin mentiras todo... Realmente no comprendo porque no me querían decir, después de todo yo siempre he sido parte de la tribu. —dice Leah ya resignada, ya no dolía como antes pero seguía siendo un motivo por el cual su tribu no debía ser siempre un hogar donde confiar.

Sam fue callado tras ello, sus labios y mentón tensa demostraban el desacuerdo o molestia ante el tema.

—Si te vas con ella, olvidate de la tribu. Quedarás expulsada Leah, es tu última oportunidad. —vuelve a repetir Sam, buscando redención.

—Ya no me importa Sam, haz lo que quieras en ese aspecto. De todos modos, me iba a mudar con Tristana, así que... Vete a ser machito con Emily porque ya no soy ni seré trapo de ningún hombre mas. —sentenció Leah, y tras ello unió las manos con Tristana, llevándola hacia el camino de salida de la tribu.

—¡Leah te vas a arrepentir! —se escucha ya cada vez más lejos de ellas la voz de Sam.

—¿Estas bien, Leah? —pregunta algo tímida Tristana. Sabía que era una pregunta tonta, pero más tonta se sentiría no preguntarlo.

—Si, me siento mucho mejor de lo que imaginé. Esto si que liberarse. —expresa tras una risa de orgullo y victoria Leah.

Siendo así como ambas mujeres se dirigen hacia la casa Swan.

Prima de Isabella SwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora