Capítulo 3.
Parte 6. "Sin condón no hay paraíso."La hora final de la fiesta de bodas se estaba realizando por lo que, Tristana se había escapado un momento de la vista de sus compañeros, acercándose a la pareja de recién casados. Se la veía bastante seria, como si le diera mucha preocupación el tema que debía tratar con ellos, y así era.
Edward no entendía la actitud contradictorio de la pelirroja, pero seguía alerta al no poder leer su mente, y la incomodidad clara de su esposa.
—Edward y Bella, sé que no soy la persona favorita de ninguno, pero deseo charlar de un tema muy serio con vosotros. Es necesario y justo que sean responsables con lo que voy a sugerirles. —comenta mientras se acaricia la nuca como si fuera un tic para mantenerse calmada.
—¿Tema serio? Que yo sepa no hay nada de qué hablar contigo. —espeta Bella con molestia.
—¿De qué nos quieres hablar? Sabes que no habrá privacidad, hay muchos vampiros escuchando a la redonda.—contesta Edward a la defensiva.
La pelirroja sonríe sin ganas, y un ligero campo los envuelve a los tres tras un parpadeo de la misma, encontrandose con la situación de no poder escuchar su alrededor y por consiguiente ninguno del externo a ellos tampoco.
—El tema es el siguiente. Ya os habéis casado, podrán tener relaciones sexuales y serán marido y mujer. Por lo que, sé que como vampiro que eres crees que no embarazarás a Bella, pero si han habido pruebas de la existencia de mestizos de vampiros gracias a violaciones humanas. A lo que quiero llegar es... —comenta seria Tristana.
—Vamos a hacer el amor aun cuando no quieras, Tristana. Eso no lo decides tu, sino que yo. —espeta avergonzada e indignada Bella.
—No te digo que no tengas relaciones sexuales. Sino que se protejan como toda persona adulta que ambos son en edad, no necesito más problemas viniendo de vosotros. Debéis ser conscientes que traer al mundo un bebé vampiro cuesta caro, y no es un motivo para sacrificar la vida por deseos estupidos. —gruñe molesta ante la petulancia de Bella.
—No soy idiota, protegeré con mi vida a Bella, no tendrá ningún bicho en su vientre, no dejaré que nada me separe en esta vida de ella. —exclama Edward a la defensiva al ver como lo trataba esa mujer molesta.
—Bien, si es así usa el condón que Charlie te ha dado. O sino, seré yo misma quien los extinga de esta vida sobrenatural para siempre. —advierte mientras les sonríe de una manera bastante omnipotente.
Edward percibe en el ambiente la pesades del aura que trae consigo la pelirroja, e intenta sisearle para proteger a su esposa de tal amenaza. Sin embargo, se siente aprisiona del cuello, incapaz de moverse al sentir la mano de la pelirroja quemar su piel.
—Auch...quema, ¡me lastimas!—sisea Edward, tratando de soltarse pero no puede, la presencia de la pelirroja no se lo permite.
—Cuida la forma en la que te refieres a mi, lo que estoy haciendo es una advertencia para cuiden sus acciones. Son parte de una familia, tu aquelarre depende de tus acciones. Bella debe convertirse en vampiro para que tus reyes dejen de considerarlos una amenaza, si hacen una estupidez más pondrán en peligro a la familia que los acogió con el mejor aprecio.—sisea molesta, pero siente nuevamente un chasquido de un golpe chocar en su mejilla, nuevamente la misma mano de la primera vez.
Logrando que el aire se cortara de forma precipitada, Bella caiga agarrando su cuello como si fuera presa de la falta de oxígeno.
—Estoy siendo tan considerada com vuestras vidas, siguen siendo igual de estupidos. Tal para cual, otra persona en mi lugar los mataría de raíz, pero soy una persona que no necesita hacerlo derramando sangre. Tu padre no merece sentir esa perdida. —contesta Tristana con una mirada soberbia, pero sus ojos verdes estaban de un color rojizo, su piel brillaba tal cual si fuera el sol contra la piel de un vampiro al punto que ambos creen estar a punto de perder la consciencia.
—¡Tristana, no lo hagas, por favor!—se escucha alguien interviniendo en el momento justi y necesario.
El unicornio de mecha roja, de su fuero interno deseaba exterminar la existencia del vampiro. Lo ansiaba y por eso se olía a quemado. Pero la intervención la hizo tocar suelo, soltando al cobrizo, quién enseguida tocó su cuello quedando confundido al no sentir rastro de algun daño.
—En fin, chicos. Sin condón no hay paraíso. No se olviden de ello.
Mientras que Bella podía volver a respirar, pero recuperandose con lentitud, mareada con la falta de oxigeno.
—¡Eres el chico más tierno! Pero no porque te tenga estima quiere decir que seas para mí, lo que todos creen que eres tú. —contesta dando un paso hacia atrás. No era de admitirlo, pero solo por Quil Ateara V se había calmado, y nunca podría dejar de estarle agradecida.
Pero eso no lo sabría nadie.
—¿Qué es lo que eres...?—exclama con miedo Edward, mientras socorre a Bella, con mucha preocupación.
—Otro ser sobrenatural como tu, así que... Andate con cuidado, hagan sus cosas porno con protección y no tendrán problema conmigo ni con vuestros Reyes. —contesta, y tras esas palabras la burbuja los dejó expuestos a los sonidos del entorno.
Mientras que la pelirroja se iba dirigiendo hacia el joven nativo, quién suspira de alivio al haber intervenido.
—No me importa lo que digan los demás, yo solo quiero ayudarte a seguir tranquila cuando pierdas los estribos. —contesta tímidamente Quil.
—Entonces si vas por buen camino, chavo tierno. —contesta dándole apodo, y demostrando que aunque fuera seria no era mala persona.
Bella y Edward luego de aquel incidente, se marcharon a disfrutar su luna de miel. Mientras que por el lado de Tristana esperaba que le fueran a hacer caso, o sino, debería ser menos piadosa y hacer lo que todos querían ver, la perdición de Edward y Bella Cullen, para que la vida dramática terminara por una vez por todas. ¿Verdad?
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Prima de Isabella Swan
FanfictionLa imprimación, los vampiros con sus compañeros y las torpezas de Bella son totalmente las aventuras por las que una joven estaría dispuesta en involucrarse sólo para entender la idiotez humana, solo para vivir como humana cuando no lo es. O tal vez...