3𓄹𓈒 Parte 17

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Capítulo 3
Parte 17: Curiosas verdades

El día tan anhelado había llegado, y aún cuando ya nada había para perturbar su paz. Tristana se sentía inquieta al haber logrado cambios significativos para muchos en Forks, en Charlie, en sus compañeros e inclusive para los Vulturi, todo iba mejor de lo que esperaba y aunque fuese poner en fuego su pura tranquilidad en una exigencia insolita, pidió al cielo que todo caos viniera pero en armonía.

Si bien, mientras que cada nativo Quileute se despedía de su familia, Tristana había ido acompañada junto Emmett y Rosalie, para despedirse de su querido Tío Charlie, con el corazón encogido en puño. Su misión actual era partir de Forks para mostrar su tierra natal: Escocia, a los lobitos, y quizá plantearse en volver a crear una comunidad en ese lugar. Y para ello debía aceptar la idea de alejarse de Charlie nuevamente por un largo tiempo, y eso no le agradaba mucho.

—¿Realmente necesitas ir hacia esas tierras, tan pronto, Tristana?—preguntó Rosalie mirándola comprensiva al verla aun sentada en el asiento del copiloto, aún cuando hace unos treinta minutos hubieran llegado a la residencia Swan.

—A ustedes le quedan dos años para que empiecen a sospechar de vuestras edades, mis cachorros tienen una sombra que los atormenta en su tribu ... Y yo... Yo puedo seguir con Charlie unos años más, pero también podría invitarlo a ir con nosotros, capaz pueda despertar su gen inactivo...—Tristana contesta dubitativa.

—Pero, ¿Qué quieres tu?—pregunta Emmett viendola mirar la casa Swan.

—Estar un poco más con Charlie.—admite con sus latidos acelerados, al igual que el color en sus mejillas.

Emmett y Rosalie enternecidos la miran al igual que una sonrisa de comprensión, siendo la Rubia quién interviene diciendo:

—Podemos quemar un poco más nuestra carta aquí en Forks, de todas formas podemos vernos siempre que se pueda. Por nosotros no te preocupes, querida Tristana.

—Preguntale a Charlie, el sabrá responder tus dudas.—comenta Emmett

La pelirroja de ojos verdes asiente, tomando en cuenta las recomendaciones de sus compañeros, sale del auto, toca el timbre y la puerta se abre, revelando a Charlie.

—¿Tristana? No me avisaste que vendrías, ¿Ocurre algo?—pregunta el señor Swan al notar los ojos cristalizados de su querida familiar.

—Hablemos un poco, ¿si?—pide la pelirroja mirando hacia dentro de la casa, siendo aceptada por Charlie.

—Si, por supuesto. Adelante.

Siendo así, como los dos Swan se enjaulan tras esas puertas de su hogar, para entrar en una charla privada. Emmett y Rosalie decidieron ir a recoger algunas cosas de su antiguo hogar. Al final, la decisión que los Vulturi habían tomado era que los Cullen debían vivir cerca de las tierras de su gobierno, alistandose al Clan y dar sus servicios a la guardia.

Había sido el tratado que habían acordado Carlisle y Aro, para remendar sus errores, aunque a simple vista pareciera que se apiadaron demasiado.

[...]

Ya han pasado dos años desde el matrimonio de Isabella y Edward, ya estan esperando una hija a la cual llamaran Renesme; y dos años en el que Charlie dejó de vivir en Forks. Tristana y Charlie habían acordado en que volvería con ella a Escocia para visitar esas antiguas tierras que debía haber sido la tierra natal suya, mientras que Rosalie y Emmett se habían ido a compartir experiencias con el clan escocés, disfrutando de los suyos.

Mientras tanto Quil y Leah se habían quedado a vivir junto a Charlie en una hermosa cabaña. Donde estaban bien distribuidos sin molestarse entre los cuatro, aunque hace un año Tristana había sido reclamada por Quil, siendo así como los lobos tenían una vida muy llevadera a lado de su impronta.

Leah sabía que tarde o temprano Quil sería quién dejaría embarazada a Tristana, si eso fuera posible, claro. Y que eso significaría tener un cachorro de los suyos creciendo en la impronta compartida lo cual la ponía ansiosa, más cautelosa y protectora.

—¿Porqué estás tan pensativa, cariño?

Tristana había subido a la planta alta, dejando el piso anterior libre, Charlie estaba cocinando el almuerzo, ese día había logrado buena pesca por lo que su emoción se debía a eso. Leah la mira  acariciándose las sienes, y resopla.

—Tengo dudas rondando mi cabeza. —responde tajante la nativa.

Tristana frunció el ceño al verla. Se acerca y se sienta a lado suyo en aquella orilla de la cama, entrelazando sus manos con su compañera.

—Cuéntame, tal vez pueda darte alguna solución, mi cachorra bonita.

Leah bufó y llevó las manos entrelazadas cerca de sus labios, se la beso y miró con labios temblorosos, ya que el tema causaba pena para ella.

—¿Quieres tener hijos?¿Puedes tenerlos? Y si es así, como es posible que aún no lo estes, Quil no ha usado condón en ningún momento.

Tristana traga saliva al saber de las dudas que carcomían a Leah, y no puede evitar reír nerviosa, para luego intentar recompensarle dulcemente a esa duda.

—Quiero tener hijos, pero he estado esperando una buena edad. Aún es reciente toda nuestra situación, Quil no pasa de sus dieciocho y ahora tienes tu veintidos años, quería que ambos tuvieran una buena edad para concebir un hijo. —contesta la pelirroja mientras sus mejillas se colorean tras cierta pena— además para que yo pueda concebir cachorros o un bebé, debe ser en una fecha especifica, Quil no me ha llegado a reclamar en la fecha de fertilidad.

Leah al notar el motivo por cual su impronta no quedaba embarazada y la cautela que tenía al detalle de las edades para ser padres, le había dejado más que claro, otra vez, de que Tristana deseaba lo mejor para todos.

—¿Y cuál es esa susodicha fecha?—pregunta Leah curiosa.

—9 de abril. —contesta Tristana.— Para mi fortuna estamos en agosto así que, no te apures en hacer bebés, querida.

Leah abre su boca en indignación al notar que su impronta la ha pillado, chasquea la lengua contra su paladar.

—¿Le dirás a Quil?—pregunta intentando escapar de la vergüenza de ser pillada por ella.

—No hará falta, pronto despertará esa necesidad en él. Esperemos su tiempo justo, además... Quiero restablecer mi Clan y para ello, deberemos buscar a ciertas personas para que nuestros futuros hijos despierten la generación proxima de lobos en Escocia. —comenta Tristana con cierta jocosidad.

—¿Entonces tu idea es tener muchos hijos para rehabastecer la manada Escocesa?—pregunta incrédula Leah.

—Eventualmente pasaría.

—¡Diablos señorita!—exclama totalmente risueña Leah, «que patética habré sido vista, preocupandome por ese tema, cuando ella ya estaba pensando en eso desde mucho tiempo»pensó con vergüenza ajena.

Siendo así como al ver que Quil se acerca a ellas, curioso por verlas con emociones distintas expresadas en su rostro, porque Tristana estaba con una sonrisa tranquila acostada en la cama, mientras que Leah se encontraba abrazando una almohada. Cubriendo su rostro avergonzado.

—¿Que ha ocurrido aquí? Solo fui me fui a buscar troncos unas horas... —pregunta confundido el joven Quil, de unos dieciocho años.

—Ven aquí, mi chico guapo. —pide Tristana infantilmente.—te he extrañado mucho, ven y dame mi deseado abrazo.

Quil no pudo negarse a esa petición, dejó sus cosas a un lado, y fue hacia su impronta, aún confundido con la escena vista.

Quil no pudo negarse a esa petición, dejó sus cosas a un lado, y fue hacia su impronta, aún confundido con la escena vista

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