3𓄹𓈒 Parte 12

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Capítulo 3
Parte 12: "Descanso antes de Volterra"

El gran corcel indomable de todos los tiempos se encontraba resplandeciendo aquella parte del bosque, dejando que la naturaleza cobrara mas vida de la que Forks alguna vez pudo ofrecer durante el tiempo de estadía de los Cullen, era como si la naturaleza reconociera a su Rey. Los vampiros presente sentían esa aspereza picante acariciando su piel tras solo observar de reojo a aquella criatura.

—Los unicornios existen... —susurra conmocionada Esme, mientras abraza a su compañero que tras ese comentario vuelve en sí.

Carlisle siente sus ojos arder como si de la ponzoña se tratara al intentar ver aquellos ojos negros como obsidiana al fuego, que le indicaban de forma instintiva que se acercara para caatigarlo por sus pecados cometidos. Por un momento, casi se para y se dirige hacia el corcel blanco con aquellas alas resguardadas delicadamente a sus laterales cual si fuera una pincelada holográfica.

—Perdone nuestros pecados, y redimiremos el favor con nuestro servicio a su nombre, Red Unicorn. —recitó Carlisle como si estuviera en un trance, dejando de piedra a todos.

Jasper no podía levantar su cabeza aunque quisiera oponerse, solo quedaba esperar a que el unicornio hablara o se comunicara, si es que era posible aquello.

—Ella no hará nada de eso, no tiene tiempo ni ganas de cobrar pecados. —contesta Leah protectoramente.

Esme la mira temblando, podía notar como las pestañas delicadas de aquellos ojos negros la invitaban a acercarse a ella, como si no pudiera evitarlo se acercó, y bajo la atenta mirada cayó de rodillas en sumisión.

—¿Usted nos extinguirá?—pregunta la figura maternal con cierta preocupación estrujando su corazón.

Se escucha un relincho y un bufido, mientras niega con la cabeza el unicornio blanco con aquel mechon rojizo colgado tras sus orejas organizado entre su blanco y admirado cuerno. Las piernas del caballo cedieron al suelo con dificultad, dejando que la necesidad imperativa en los vampiros de ser sumisos cediera a la libertad incondicional que Tristana trataba de ofrecer aún contra su instinto de exterminio.

—Tristana, vuelve a como estabas. Debes alimentarte, ya es suficiente.—pide Leah mientras acaricia el lomo del corcel con dulzura.

Otro relincho se escuchó, y poco después nuevamente una luz los engulló pero se consumió entorno al cuerpo del corcel. Tristana más pálida se recostó hacia la nativa, adormilada, automaticamente Leah ofrece su espalda para cargarla.

—¿Qué es lo que le pasa?—pregunta Jasper sin entender.

—Para deshacer los errores del maldito chupasangre y la humana, tuvo que hacer cosas que no se hacen con una magia sencilla. —contesta Leah vagamente.

—Ella dio una tercera y última oportunidad de vivir a tu hermano, hijo. Les dio la mortalidad completa y más, Edward Cullen ya no existe para nuestro mundo solo será conocido como otro humano más. —comenta Esme mientras apoya a su esposo que aún no podía asimilar tanta info.

—Con razón ella siente indignación hacia los Vulturi, ella es más poderosa, ella debería ser quien gobierne el mundo sobrenatural. Se lo merece, por linaje místico pero... Si lo hiciera, los vampiros ya no existirían y...—empezando a recobrar sentido dijo Carlisle pero fue interrumpido.

—Desaste de esa idea, solo si es necesario se hará justicia. —murmuró Tristana volviendo con Leah hacia el auto, sintiendo bastante cansancio.

—¿Por qué no se quedan a comer?—pregunta Esme.

—Perdone, pero nos gustaría tener intimidad... —comenta Quil algo nervioso sin haber salido del auto, recistado en el marco de la ventana con el vidrio bajo del lado derecho.

Prima de Isabella SwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora