3𓄹𓈒 Parte 9

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Capítulo 3
Parte 9: La preocupación de Esme.

Edward e Isabella habían despertado en la nueva vida, con recuerdos nuevos acerca de su vida. La versión del inicio de su romance, su desarrollo y el momento exacto a cómo habían llegado al punto de estar casados había sido expresamente modificados quedando la historia en:

"Isabella conoció a Edward en el Instituto de Forks, en clase de biología, durante los años que estudió en el mismo al finalizarlo decidieron casarse para poder iniciar una vida juntos, vivir en otro estado para seguir sus sueños y metas. Bella seguiría la licenciatura de Literatura e Historia, mientras que Edward seguiría el doctorado de medicina y licenciatura en Profesora de Historia. Habían ido a parar en esa isla llamada Esme, porque su padre Carlisle quería felicitarlos por el gran esfuerzo y dedicación de terminar sus estudios con buen desempeño; hace poco habían perdido la virginidad y ahora disfrutaban de la vida de casados."

Prácticamente era casi lo mismo, eliminando detalles y reemplazando unos por otros, Leah, Quil y Tristana junto a Esme no habían quedado a esperar que esos jovenes los descubrieran, sino que se habían ido antes de su despertar. Esme estaba tranquila, todo iba bien con su hijo, no parecía haber sentido ningún daño anterior, era una sensación placentera saber que su hijo al fin sería feliz.

Pero en estos momentos, los cuatros ya estaban subidos en un jet, dirigiendose a Forks, el rostro de Esme estaba bastante calmado pero muy pensativo. Habían dejado que Tristana durmiera lo necesario, de vez en cuando despertaba a comer pero luego volvía a dormir, ella era la que más cansada parecía estar.

—No entiendo su preocupación. —interviene Leah, al sentarse a lado del vampiro, claro a una distancia prudente.

—¿Tan obvia soy?—pregunta Esme con una expresión de vergüenza.

—Si. ¿qué duda le ha quedado con todo lo que ha sucedido estos días?—pregunta Leah tratando de ser menos antipatica. Su impronta estaría feliz si la viera ayudando a esta mujer.

—Más bien es preocupación. Verá, mi hijo intentó suicidarse hace un tiempo, lo hizo frente a nuestros reyes que lideran el orden y cuidado de nuestra raza, pero Bella había aparecido justo a tiempo para salvarlo. Pero frente a los Reyes, con mi hija Alice y Edward, habían prometido que sería inmortal muy pronto; y la verdad que luego de la luna de miel ella sería convertida... Todo esto con el objetivo de hacer cumplir la ley y el castigo por haberla roto en esta historia de amor prohibida. —comenta Esme el contexto de su preocupación.

Leah al escuchar aquello frunce el ceño. Recordaba que su impronta lo había dicho, que hasta se había escapado para hablar acerca de su futura conversión con el Clan Cullen.

—¿Qué ley es? ¿porqué es una historia de amor prohibida?—pregunta confundida la nativa Quileute. Este contexto no lo conocía ni por la punta de la lengua.

—Nunca dejar o comentar nuestra inmortalidad ante los humanos. El precio por saberlo es la muerte o la conversión a vampiro, dependiendo de que tan útiles les sean, vivirán por siglos, si son obsoletos... Es otra vida. —sonríe triste Esme, sabiendo bien el final, porque si no fuera por Carlisle ese también hubiese sido su final.

—No sabía que los gobernantes de su raza podían ser estrictos, pero es lo necesario, imagino que si se descarrilan y exponen todo el secreto, tarde o temprano su banco de sangre se extinguirá y por consiguiente los chupasangres. No les conviene. Son listos. —contesta Leah pensativa.

—Mi preocupación recae en la conversión prometida y no cumplida, ellos vendrán a revisar el estado de Bella y si no lo hemos cumplido, un juicio caerá en nuestra familia por mentir los hechos. No quiero huir por el resto de mi vida, me gusta la vida que llevo disfrutando...—expone egoístamente Esme, con vergüenza y la mirada agachada. Mientras aprieta la aguja y la manualidad realizada entre sus manos, nerviosa por ser juzgada.

—No puedo juzgarte por ser así, ni por lo que pasa o pasará. Todo este lío es culpa de quienes fueron castigados con la ignorancia pero librados del caos. Ellos deberían haber sufrido de estas consecuencias de sus elecciones pero no podrán porque ya no les incumbe como humanos mortales.—contesta Leah sin ningún reproche en la mirada o voz. No la culpaba porque imaginaba lo tranquila que podría ser la vida de una madre sin el problema de un hijo enamorado por una chica pordiosera.

—Gracias por su compasión... Tampoco quiero crearles problemas, también nos han ayudado tanto que no es su deber solucionarlos. —responde Esme, volteando la mirada hacia la ventanilla del jet, observando las nubes sobrevolarlas.

Sin embargo, Quil y Tristana se acercan a ellas, el nativo ayudandola a mantenerse en pie, mientras que la pelirroja seguía cayendo en somnolencia y se demostraban a través de los mil bostezos. Se sientan cercanos a ellas, y Leah preocupada la observa, parecía que mientras más horas de sueño consumía, más se notaban las ojeras bajo sus ojos.

—No se preocupe por ello. Me imagino que cuando lleguemos sabremos como proceder a ese punto, ahora solo encarguese a descansar su paz mental, que a la vuelta ya no será mi problema que vuestra familia caiga en castigo o consecuencia. —contesta Tristana bostezando y babeando por tanto cansancio entre cada palabra dicha.

—¿Sabes acaso que nos podría pasar al llegar a Forks?—pregunta Esme, curiosa e interesada.

—No. Pero imagino que sus reyes no harán la vista gorda si no explico mis intervenciones, no soy alguien que se ha presentado o ya conozcan de cara, solo soy algo que han huido a voces. —contesta Tristana, pero luego voltea el rostro y cuerpo hacia Leah.—cargame y vayamos a dormir, por faaa...

Y tras ello otro bostezo, y ternura colectiva llegó a la escena. Quil hizo un puchero al ser reemplazado, pero sabía que también debía aprender a compartir a su impronta con Leah, ella la había conocido primero, estaban conectadas por su ley y él aún era un extraño en esta ecuación.

Leah sin problema accedió al capricho de su impronta, quién quedó en hupa(alzada entre sus brazos como un pandita), esta joven inmediatamente quedó dormida entre sus brazos al contacto del lugar seguro, confiando por reflejo a que podía descansar.

—Y lo del amor prohibido que ha mencionado, ¿A qué se refería?—pregunta Leah antes de marchar hacia la habitación que el jet disponía.

—Edward y Bella no eran compañeros o almas gemelas a estar juntos por toda la eternidad. Bella lo percibía así porque humanamente se enamoró, pero Edward había forzado un lazo que no existía. Ella era solamente la tua Cantante, prácticamente debía haber consumido su sangre hace bastante tiempo porque cuando un vampiro encuenta a este tipo de humano, se le hace irresistible no ceder a matarlo. Mi hijo podía haber buscado más allá que ella, pero ya se encaprichó y no pudo dejarla más. Por lo que su historia de amor se convierte en una prohibida, porque no esperó a su compañera y fingió que su tua cantante era su compañera. La compañera es basicamente el alma gemela, con quién no podemos estar ni un minuto sin consumir nuestra pasión, nuestro deseo y nuestra necesidad de estar por siempre a su lado. Somos posesivos, pasiones y leales, Bella siempre demostró sentir afecto por el joven Jacob, mientras que Edward nunca le interesó tener sexo o tocarla más allá de beso con Bella, siempre usaba excusas y con el tiempo nos fue comprobando que no era su compañera. —contestó Esme recordando cada episodio que pudo ver en el desarrollo de esa historia de amor entre una humana y vampiro.

—Perdone que lo diga, pero ambos resultaron ser enfermos. Solo causaron desgracias menores por suerte, pero no iban a avanzar en esta vida, esperando que en esta oportunidad lo aprovechen porque su estupidez parece no tener carácter lógico. —contesta Leah bastante contrariada. Se sentía asqueada por el cobrizo, sin duda se le notaba a grandes rasgos lo enfermo mental que era el chico.

—Descuida, comprendo el motivo por el cual reaccionas. —contesta Esme comprensiva, ni ella estaba muy de acuerdo con todo lo que había ocurrido. Pero por milagro, no había pasado nada grave. Y eso lo agradecería infinitamente.

—Nos retiramos a dormir un poco, debemos aprovechar antes de llegar... —comenta Quil mientras sigue a las mujeres. Esta vez sería la primera vez que dormiría con ambas a petición de Tristana, que había empezado a tener pesadillas si Quil no se encontraba cerca de ellas.

Los nativos Quileutes, esperaban que una vez llegaran a Forks las cosas se fueran normalizando y que sus pesadillas solo fueran actos que sucedieran oniricamente y no en la realidad, porque en verdad no querían verla paranoica, era muy bella como para estar sufriendo, cuando en realidad siempre ayudaba a todos para seguir una vida mejor.

Una semana después...

Prima de Isabella SwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora