2𓄹𓈒 Parte 19

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Capítulo 2.
Parte 19:
"Decisiones y Límites"

El acto sexual, morbo y fantasías habían acabado ya hace dos horas, Emmett se había quedado saciado y encantado con lo conseguido, Rosalie igual de saciada sexualmente al haber sido reclamada posesivamente por su esposo y visto al mismo tiempo el sexo tan comprometido de una relación lésbica, dos fantasías por una. Aunque Tristana haya quedado totalmente agotada entre los brazos de la nativa, había notado algo que antes de esta prueba y error no hubiera razonado antes. La visión de como la adoraba a la pelirroja se había definido una vez consumado la tensión sexual, y la verdad había quedado bastante marcada en su propia moral.

Rosalie Hale, una vez fue saciada por la posesión apasionada de su esposo y compañero, pudo tocar el cielo y luego el suelo firme de la realidad, no había sentido amor en todo el tiempo que pasó intimamente cerca de la joven pelirroja, y ahora que podía verla dormir, de su pecho nacía una sensación tierna y culpable de haberla tocado sexualmente, ella podía ser básicamente una niña, era una niña comparado con ella siendo una criatura inmortal. Poco a poco, mientras más la veía notaba como una necesidad de protegerla y mimarla como una hija empezaba a nacer como necesidad.

Empezaba a sentirse asqueada de haber caído al morbo, y haber estado sexualmente con Tristana, pero de no haber sentido su toque en un acto carnal nunca hubiera caído en cuenta de la pura necesidad de compañeros que los unía. Tristana podía ser lo que ella no podía ser, al no ser una muerta en vida como lo era un vampiro.

Mientras tanto, Emmett se encontraba extasiado, había sido la primera vez en la experiencia del anal en la pelirroja, consiguiendo una experiencia que había hecho que su compañera llegara a cuatro orgasmos. Se sentía satisfecho, y los gemidos de la pelirroja le habían cosquilleado cada fibra de su cuerpo muerto, su corazón y necesidad de cercanía en ella. Sin embargo, el amor que sentía por Rosalie estaba primero, y si Tristana lo necesitaba para actos carnales prohibidos como estos, estaría para ello pero si quería solo una relación con la cachorrita también lo respetaría. El amor leal y puro estaba tácito, pero el respeto valía más para Emmett que su propio morbo sexual.

Cada quién de los vampiros, había comenzado a entender sus intenciones con la pelirroja de ojos verdes, sin embargo, no estaban seguro de entenderse o llevarse con la chucha. En fin, el tiempo pasó con tranquilidad.

Salieron de la habitación para tomarse su tiempo íntimo juntos como pareja matrimonial, dando espacio a las demás, quién pudiera dormir siempre debía respetar el sueño del otro. Tras cinco horas de descanso, llegando casi al medio día.

Tristana suspiró gustosa tras las caricias dulces en la espalda por la piel calida de su nativa favorita, por lo que levantando con pereza los párpados dijo una simple frase, que causó vergüenza ajena a Leah:

—Uff... Siento como si un rascacielos hubiera caído sobre mis músculos...

—Ay Tristana. —se queja entre vergüenza y gracia.

—Estoy tan satisfecha morbosa y sexualmente hablando, que sólo quiero que aparezca por arte de magia una gran hamburguesa con doble queso frente a nosotros, con mucha coca cola, sin necesidad de levantarnos. —murmura totalmente rendida al agotamiento.

—¿Y con tu magia no lo puedes conseguir?—pregunta Leah mientras acaricia dulcemente la cabellera pelirroja de su impronta.

—Leah, cariño... yo solo puedo purificar al mal hacia el bien, proteger y florecer, no puedo hacer que cosas como deseos tontos y propios se cumplan. Eso sale de manera natural, no puedo romper el orden del destino a mi propio antojo perezoso. —dice con desilusión. —Además lo intenté de pequeña, y no sucedió nada.

Prima de Isabella SwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora