3𓄹𓈒 Parte 18

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Capítulo 3
Parte 18: Cumpleaños de Nessie.

Agosto, 2012

Edward y Bella se encontraban festejando los diez años de su primera y única hija Renesmee, un nombre que había sido clamado para honrar ambas madres propias: Renée+Esme. Cada 10 de agosto, la familia Thlan Swan trataba de socializar con aquella familia de lo más natural posible, aunque por prevención Tristana, Quil y Leah no iban siendo que eran personas sobrenaturales que perfectamente ambos podrían sospechar sus actitudes raras entre sí; siendo solo Charlie quién los visitaba desde que había nacido su primera nieta, el 10 de agosto de 2007.

Leah y Quil no estaban muy emocionados por la falta de consideración que Charlie había dado hacia ellos, su impronta creyó conveniente ceder a la necesidad de su querido familiar en reunir a toda la familia en la misión de festejar los diez años de la niña, sabiendo a ciencia cierta que nueve años los han estado evitando y tarde o temprano debían ceder para no levantar mas sospechas.

—Quitaos esa cara de estreñidos. No será nada malo, son humanos, no harán ninguna estupidez. —protestó Charlie aún avergonzado por haberse dejado llevar por la emoción de hacer un reencuentro familiar—Me estoy haciendo viejo, ya tengo cuarenta y ocho años, aunque sea déjenme disfrutar de reuniones familiares.

Leah bufó, ella en su personal opinión estaba harta de esa sarta de mierda. Toda la vida participando de dichas reuniones, y siempre terminaban en incomodidades, no había excepción.

—Tal vez ... Tal vez no sea mala idea. Ellos no nos recordaran como somos en cuestión de lobos gigantes. Edward ya no lee mentes, y Bella ... Bueno ella sigue siendo igual, es la humana de siempre. —expresa Quil mientras se ajusta sus lentes. Desde que había comenzado su edad adolescente a partir de los diecisiete años, sus ojos empezaron a necesitar una ayuda extra de lentes, muy apesar de tener genes Quileute; Tristana explicaba que esa era el efecto colateral de haber salido de su tierra natal, un mal no venenoso.

Leah en cambio tenía canas que cubría con tintes. No quería ver la vejez tan rápido en ella, pero así como su impronta lo había dicho, era un mal no venenoso de: dejar la manada y su tribu, al igual que tierra natal.

—Supongamos. Lo bueno de esto es que esta vez no estará involucrado Jacob... ¿Verdad?—pregunta Leah entornando los ojos en Charlie.

Quién enseguida se hace del desentendido y va hacia la cocina a tomar agua, tratando de ignorar la mirada de su cuñada.

—No sé, sigue siendo un ser querido de Bella. Aunque dudo que se acuerde de él, está muy feliz con su esposo. —contesta tratando de no titubear, aunque sus manos tiemblan en nervios.

—Sigues siendo muy sospechoso, Charlie. Leah no te ha creído, ni yo siquiera, y aunque desee contradecir el hecho de que no asistirá sería suponer una mentira para calmar nuestros nervios, pero hace tiempo que perdí control de lo que sucedería en los futuros inciertos de ellos —expresó con una mueca de molestia. Tristana había optado por vestir una campera amarilla con negra, al estilo pokemon de Pikachu, con algunas palabras en otro idioma, un estilo infantil acompañado de una calza pegada a sus piernas pera.—En fin, no deseo verme más vieja, pero como es una fiesta infantil no creo que sea mala idea ir así, ¿o si?

—En fin, no deseo verme más vieja, pero como es una fiesta infantil no creo que sea mala idea ir así, ¿o si?

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Tristana tenía el maquillaje justo, y una trenzado de dos coletas en su pelirrojo como largo cabello rojizo.

—Eres demasiado bella y tierna, Tristana. Nunca te verás mal de ninguna forma, princesa. —expresó totalmente embelezado Quil, sintiendo el apretón en su corazón ante la ternura que podía observar— Hasta aprecio mucho más tu belleza y agradezco que Emmett no esté aquí.

Leah se carcajeó tras ello. A su compañero de impronta compartida lo entendía perfectamente, estaba tan tierna pero demasiado sexy con aquellas pestañas largas que acentúan su mirada de criatura indomable. Hasta ella se sintió tentada a llevarla a la cama, y resguardarla para no ir a ningún lado pero hasta Tristana parecía muy interesada en ir.

Resignada a calmar sus instintos de posesión, más calmada que Quil. Si Emmett estuviera se adueñaría de ella tal cual una almohada suya y su amigo no lo dejaría tan fácil, estaba seguro que su impronta no saldría ni mucho por Rosalie que no querría exponer a su compañera a la estupidez que representa Edward Cullen.

—Estás más que acorde para el festejo, Tris. Tan solo no empatices tanto. —expresa Leah mientras se acerca para besarla con necesidad y calurosa protección lobuno.

Tristana esboza una sonrisa tras notar como sus cachorros reaccionaron, riendo divertida. Mientras admira a su querido Charlie quien trata de mensajear rapidamente a su hija para corroborar dicha asistencia de Jacob.

—Muchas gracias, vosotros no irán igual que yo, me imagino.

—Abunda pereza. Vamos para cuidarte, nunca se sabe los peligros que podría haber en aquel lugar, ni mucho menos con ellos. —expresó seria y protectora.

—Me lo imaginaba...

—Aunque hayas asegurado que todo irá bien, esa parejita no es fiel a la autoconservación, y mucho menos si Jacob se hace presente. —replica Quil.

—Ninguno confía en los Cullen, ni yo en Edwin. Aún así debemos tratar que no hagas muchos esfuerzos, ya que en el próximo mes toca hacer el tema de Rosalie y Emmett. —recuerda Charlie, comprensivo y atento.

Tristana volvió a amagar su mueca de disgusto, no quería que la sobreprotegieran tanto. Si bien, se había tardado en mejor de salud cinco años, porque no estaba acostumbrada a hacer muchos cambios frecuentes, pero ahora la vida era mas calmada.

Además de que estaban intentando dejarla preñada. Emmett no se involucraba en el hecho de utilizar su semen más por la advertencia de sus dos compañeras contra el peligro que ocasionaría eso, y por eso, aún frustrado ayudaba a Quil para que lo consiguiera, estimulandola en un trío de mucho testosterona. El sueño de cualquier mujer obscena y ninfómana.

—Bien, bien. Debemos salir hoy para llegar a tiempo, para mañana. —contestó interviniendo en esa charla extensa, no había tiempo que perder.

Charlie subió a la camioneta para conducir, mientras que Tristana se puso en asiento del copiloto, y sus cachorros terminaron de meter los regalos a petición suya, tras ello subieron y se colocaron sus cinturones de seguridad.

—Pueden descansar por mientras tanto, mis cachorros.

—¿Cuándo dejarás de decirnos así?—replica Quil— Ya tengo 22 años.

—Con 26 años me da vergüenza, pero no lo digo, porque eres feliz así. —expresa Leah, siendo sincera.

—Siempre lo serán para mi, ya sea porque sea mayor a ustedes en cuanto al tiempo sobre la tierra. O por el cariño que les tengo, no quiero decir ni ser la típica que llama a sus parejas Quileute, lobito o lobita. Me parece más ridículo esos nombres que la palabra «cachorros», ¿O es que acaso quieren que les diga así?—pregunta con una ceja alzada la pelirroja.

Ambos al escuchar el tono de voz de su impronta al igual que los nombres en diminutivo calificativo, les dio un escalofrío de disgusto. No la imaginaban decir tales apodos, no de ella, que siempre fue acorde y sin reducir tanto sus puestos ya sean pequeños para ella o no.

—No. —gruñeron incómodos. Disgustados al siquiera imaginarselos.

—Entonces, queda aclarado ese tema. ¡los quiero mucho como para avergonzarlos así!—exclamó feliz, contenta y orgullosa con una divertida sonrisa. Había conseguido lo que quería, podría decirse que hasta ella se sentía aún incomoda de no saber como llamarlo, ya que aún las parejas poliamor no era muy común de ver.

Y no deseaba crear problemas sociales que los incomodara en su ambiente familiar, social o laboral.

En fin, el camino no era largo pero si que les esperaba un pequeño trayecto que recorrer, porque aunque agradecían de estar de vacaciones en una cabaña en Alemania, no estaban específicamente cerca de Berlin. Quil, Leah y Charlie agradecían no tener que soportar otro jetlag, odiaban no disfrutar tanto de las fiestas como la pelirroja lo hacía.

Prima de Isabella SwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora