El traidor ✔️

⚡️¿Qué están haciendo?⚡️

Ya son más de las dos de la madrugada y no puedo pegar el ojo, así que, bajo de mi cama y me asomo al balcón. Los Sótanos parece un lugar silencioso, hasta que calles más abajo, la música de las fiestas de los aficionados suena.

Por alguna extraña razón, empiezo a echar de menos a Gavin. Tal vez, él estaría despierto también, pues le gustaba andar navegando en internet por las madrugadas. Si tan solo estuviera aquí, estoy segura que con su inteligencia me ayudaría a tomar una mejor decisión con respecto a lo que pueda pasar mañana si todo sale mal.

Si todo sale mal.

No quiero ni pensarlo, pero tendría que tomar una decisión fatal. Una decisión que me salvará la vida y que me ayudará a que el asesino de mi hermano pague su culpa.

Al pensar en eso, recuerdo la noche que estuve con Malcom, sus besos, sus caricias, sus labios mordiendo los míos, sus susurros. Apoyo las manos en las frías barandas de metal y aprieto con fuerza. Cierro los ojos y estoy a punto de llorar, hasta que escucho unos ruidos abajo. Salgo de mi ensimismamiento y me asomo con cuidado. Hay dos Jeep Wrangler similares al vehículo de Elthon. Se estacionan afuera del edificio y bajan tres hombres vestidos de negro de pies a cabeza. Solo se les ven los ojos con una débil sombra que hacen sus gorras cuando levantan la cara.

Uno de ellos mira a su alrededor para cerciorarse que no hay nadie cerca, luego inspecciona hacia arriba. Me agacho y me apoyo lo más que puedo en las barandas para ver sin que noten mi presencia.

El que parece que estuviera a cargo del equipo, saca su celular y hace una llamada rápida que no dura ni dos segundos, luego cuelga. Los tres esperan en posición de firmes hasta que alguien abre la puerta principal y sale Ovax.

Frunzo el ceño.

Creo que es la segunda vez que veo a Ovax tener reuniones extrañas a altas horas de la noche. Supongo que son Los Oscuros que vienen a reportarle los movimientos que hay en La Cúpula u otras noticias relacionadas a El Diablo, pero... ¿por qué a esta hora?

—Creo que deberías practicar un poco más el camuflaje.

Detrás de mí, una voz me asusta, sin embargo, la reconozco desde siempre.

Rafael me mira levantando las cejas y con las manos en los bolsillos. Se ha cambiado de ropa, tiene los cabellos húmedos y las botas impecables.

—¿Tan mala soy? —le pregunto con un tono gracioso.

—Pésima —contesta—. Bueno, para no ser un agente secreto, está bien.

—Te recuerdo que soy una estudiante. Aunque en mis ratos libres, tú y mi hermano intentaban convertirme en una agente como ustedes.

Él esboza una sonrisa distinta y me baja la mirada.

—Aquellos tiempos —susurra.

Me quedo callada y hago una mueca de dolor.

Rafael vuelve a hablar.

—Todos los días hacen lo mismo —comenta, al mismo tiempo que hace un movimiento de cabeza para indicar lo que hay afuera—. Desde que estoy aquí, he visto ese comportamiento inusual.

Me vuelvo para seguir mirando y Rafael se coloca a mi lado.

—¿Qué crees que están haciendo? —le pregunto.

—Para ser sincero, no lo sé. Sin embargo, los he seguido para ver hacia dónde van.

Lo miro.

—¿Y?

—Después de las reuniones que tienen con Ovax, se van hacia el tren que transporta el Turbo Neón.

—¿Pensarán robar el Turbo Neón?