Horas más tarde, nos escoltan a nuestros departamentos en una caravana de autos negros que se abre paso entre la multitud eufórica que grita a viva voz nuestros colores en las calles. Al llegar al edificio, antes de bajar, nos entregan una invitación para una fiesta que se realizará en la noche para celebrar el éxito de la primera carrera del campeonato y para premiar a las cinco mejores de la competencia femenina. Al ingresar a mi habitación, veo que en la cama hay un vestido de noche, maquillaje, zapatos, accesorios y mi moneda amarillo neón.
Suelto un suspiro y me siento en el borde de la cama. Abro la tarjeta y veo que mi acompañante es Gavin. Esbozo una sonrisa de alivio. Aunque parezca tranquila, estar rodeada de toda esta gente me recuerdo que no puedo confiar en ninguno. ¿Y si ya saben quién soy?, ¿si ya descubrieron que estoy buscando a alguien?, ¿Si ya saben que soy de arriba?, ¿me matarán al igual que Colin? Colin. Miro otra vez la ropa que está en la cama. Tal vez, a mi hermano también lo invitaron a una fiesta, le dieron la ropa que debía ponerse, lo condujeron a una muerte segura. Cierro los ojos y siento que tengo un nudo en la garganta que no me está permitiendo respirar con normalidad. Suelto la tarjeta, me agarro con pecho con suavidad, pero no me calmo.
Esta sensación la he sentido desde pequeña. Cada vez que mi padre llegaba a casa y peleaba con mi madre, sus gritos en la cocina, sus manos levantadas haciendo gestos bruscos para reducir a mi madre, gestos que finalmente terminaban en golpes y con mi madre en el suelo con el labio o la cabeza rota. Esta misma sensación empezó a hacerse peor cuando Colin y yo nos escondíamos detrás de una puerta a escuchar los gritos de mi madre siendo masacrada por mi padre. Antes, mi madre no se quejaba, no hacía ruido para que nosotros no nos despertáramos y viéramos la escena, pero hasta el roble más fuerte un día se rompe. Escuchábamos atentos, para saber el momento exacto en el que debíamos intervenir para proteger a nuestra madre. Después de que pasaba eso, cuando Colin y yo estábamos por dormir, mis manos temblaban sin control, la respiración se me cortaba cada vez que recordaba lo que había pasado. Era Colin el que estaba a mi lado, era él quién me abrazaba y me calmaba.
—Nunca te vayas —le suplicaba mientras podía sentir el ritmo pulsante de su corazón—. No me dejes sola con papá.
—Nunca me iré. Siempre estaré contigo. Siempre.
—Pero, ¿y si un día no estás?
Ambos nos sentamos en la cama y nos miramos fijamente en el crepúsculo con el resplandor de la noche que entraba por la ventana.
—Si algún día no estoy, debes prometerme que nadie te hará daño. Eres fuerte, eres valiente, eres poderosa —me dijo, mientras tomaba mis manos—. Y si no puedes respirar y te hace falta un abrazo, recuerda que solo te tienes a ti.
Colin estiró sus brazos, los cruzó y los colocó en su pecho como si él mismo se estuviera abrazando. Luego, empezó a respirar lento y profundo. Me hizo un gesto para que lo siga. Coloqué mis brazos de la misma forma e imité su respiración hasta que segundos después, sentí que me iba calmando.
Abro los ojos y tengo lágrimas.
Levanto mis manos y hago el gesto de mi hermano me enseñó. Suelto un sollozo al mismo tiempo que intento regular mi respiración. Se me está haciendo difícil porque ahora tengo la muerte de Colin como un peso que no me deja volar libremente, como una cadena atada a mi pie que me arrastra hacia abajo. Trato de despejar mi mente por un momento y, cuando lo logro, mi respiración vuelve a la normalidad.
OOO
Después de tres horas, estoy lista.
—Que bella estás —dice mi amigo, mientras suelta un silbido.
Llevo puesto un vestido dorado con corte de sirena ceñido al cuerpo, pero con una abertura que me permite mostrar mi pierna. En la parte superior un adorno en el cuello del mismo vestido que deja caer una cadenita dorada por el escotado de atrás hasta el final de la espalda. Mis tacos son los más altos que he usado en mi vida, incluso me cuesta caminar un poco, pues estoy acostumbrada más a las zapatillas cuando voy a la escuela o a las botas cuando manejo moto. En las muñecas tengo dos brazaletes amarillo neón que me distinguen del color que usé en la competencia.
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El traidor ✔️
Bilim Kurgu[Primer libro de la bilogía "El traidor"] Mataron a su hermano, ahora buscará venganza. ••• Las Américas, lo que antes era Estados Unidos, se ha convertido en la potencia mundial después de someter a varios países y proclamarlos como suyos. Tarah, c...