⚡️ La cúpula ⚡️

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Nuestro destino ya está a pocos minutos, pero he perdido toda la atención en eso. Ahora, no puedo dejar de pensar en lo que me ha dicho Elthon. El FBI trabaja con ellos.

Cierro los ojos con fuerza y presiono el acelerador. Siento la adrenalina explotando en mi cuerpo, las dudas flotando de rincón en rincón. Retrocedo mentalmente al día que mataron a mi hermano y el Director del FBI me envió una patrulla para que me llevaran a ver el cuerpo. Todo pasó muy rápido, tanto así que ni siquiera me dejaron despedirme bien de él.

Pienso un poco más en todo lo que vi. Busco, pero no encuentro nada fuera de lugar, algo que me diga que aquello no estaba bien.

—Creo que no fue el momento de decírtelo así, pero ya me había callado mucho tiempo —dice Elthon.

Lo veo a mi lado siguiéndome el ritmo con su moto.

Suelto un suspiro de cansancio.

—¿Por qué no me lo dijiste antes?

—Porque recién nos conocíamos. No confiaba mucho en ti.

Sigo con la mirada al frente. No puedo juzgarlo. Yo también le oculté cosas, y hoy recién se ha enterado de ello. Supongo que así funcionan las cosas con los desconocidos.

—Entonces, ¿crees que los del FBI enviaron a mi hermano a esta misión y luego lo traicionaron? —le pregunto.

Él no me responde al instante. Parece que estuviera pensando.

—Lo que creo es que el FBI sí está investigando de nosotros y envió a tu hermano y a Rafael a una misión verdadera, sin embargo, el grupo que trabaja con El Diablo lo puso en aviso y pues, ya sabes cómo terminaron las cosas.

—Tengo entendido que esas misiones son secretas, solo las manejan los agentes encubiertos y los altos rangos. Eso quiere decir que alguien de alto rango trabaja con El Diablo.

—Así es —comenta Elthon—. Para que pueda mover gente en el FBI, tiene que ser alguien de lato rango en esa institución. ¿Quién te avisó lo que pasó con tu hermano?

Giramos hacia la izquierda. La Cúpula ya se ve en todo su esplendor.

—El Director —contesto—. Envió una patrulla para que me llevara al FBI y pueda despedirme de mi hermano antes de que lo cremaran.

—¿Cremaron a tu hermano?

—Sí. Dijeron que estaba expuesto a sustancia que posiblemente eran tóxicas. Incluso me ordenaron estar en cuarentena una semana.

El silencio se prolonga.

—El Turbo Neón no es tóxico. Eso es mentira. ¿Y ponerte en cuarentena? Lo que creo es que intentaron aislarte para que no investigaras nada.

Las ideas y teorías se arremolinan en mi cabeza.

—Me engañaron —susurro.

—Tarah —la voz de Elthon se siente dolorosa. Bajo los hombros y aguanto las ganas de llorar—. Una vez que robemos el Antídoto SN y que Rafael ye cuente todo, podrás sacar tus conclusiones. Ahora, concéntrate en lo que haremos. No podemos fallar.

—Está bien.

Aprieto los dientes y muevo mi cabeza como si eso me ayudara a encerrar mis ideas y miedos en una jaula imaginaria. Levanto la mirada y veo La Cúpula. Un edifico mastodóntico de once pisos, estructuras de concreto, color oscuro, puertas de madera y metal, jardines amplios. Alrededor hay varios mafiosos custodiando el lugar.

Nos detenemos justo en una calle que en los laterales hay pilas de autos. Escondemos nuestras motos detrás de esos autos y bajamos. Nos arrastramos debajo del vehículo más cercano. Estamos acostados boca abajo.

—Vamos a ir así hasta el último auto, luego avanzamos hacia la derecha y entramos a los arbustos —explica Elthon. El mapa indica que en la lateral del edificio hay una puerta que han liberado para poder entrar.

Amplío mi mapa virtual y hay un cuadrado blanco con dos letras en la parte superior OD (Open Door).

—Si lo veo —comento.

—Bueno, manos a la obra.

Nos arrastramos poco a poco debajo de la fila de vehículos.

—No me lo vas a creer —dice Elthon.

—¿Qué pasó?

—Me dieron ganas de ir al baño.

—¡Ay, por Dios! ¡Elthon! —susurro—. ¿A quién se le ocurre orinar justo ahora?

—Yo soy así. Siempre he sido así —se justifica.

—No es cierto. Recién me dices eso. ¿Y cómo en el tren no te dieron ganas?

Él mira hacia otro lado.

—Si tuve ganas, pero oriné dentro del vagón después de noquear a los guardias.

Abro más los ojos.

—¿Mientras Rafael me estaba masacrando, tú estabas orinando como si nada estuviera pasando?

—Son necesidades básicas, Tarah.

—Bueno, pues te aguantas ahora hasta robar el antídoto —dijo tajante.

Él suelta un suspiro de cansancio.

Seguimos arrastrándonos hasta que llegamos al último vehículo. Una vez ahí, Elthon se asoma y mira a la seguridad. Luego, observa su mapa virtual.

—Vamos —susurra.

Corremos agachados por los arbustos, ocultados en las sombras que hacen las paredes y llegamos hasta la puerta lateral. Antes pasar por ella, Elthon hecha otra mirada a la seguridad.

Me hace unos gestos con la mano y entramos.

La puerta se cierra a nuestras espaldas.

Los pasillos son largos y blancos, el techo alto y con iluminación incrustada en el concreto. No hay puertas por donde estamos, así que buscamos las escaleras o el ascensor. Elthon y yo sacamos nuestras pistolas y avanzamos en posición de defensa. Aquí ya estamos en la boca del lobo.

—Sigue el mapa —dice.

En uno de los pasillos más adelante, encontramos dos ascensores.

Avanzo y presiono el botón para que baje. Esperamos mientras los números van en descenso del ocho al uno. Ambos seguimos alertas. Una vez baja, las puertas se abren. Dos mafiosos están dentro conversando amenamente, así que cuando nos ven, intentan sacar sus armas, pero Elthon se abalanza sobro uno de ellos y yo sobre el otro. Nos envolvemos en una ola de golpes a la espera de que las puertas se cierren. Mi oponente me golpea el estómago y tira de mi hacia la pared. Caigo de espaldas y con el brazo presiono el botón para que la puerta se cierre, segundos más tarde quedamos encerrados los cuatro.

Lo embisto con la rodilla en alto y le golpeo el pecho. Choca contra la pared y luego le hago una llave, le agarro su brazo, le golpeo las caderas con las mías y lo lanzo al otro lado. Cae de cabeza y queda inconsciente.

Elthon ya ha reducido a su oponente. Camina hacia los botones y marca el número cinco.

—Prepárate —comenta, mientras le quita el seguro a su pistola y activa el silenciador—. Creo que vamos a tener muchos problemas.

 Creo que vamos a tener muchos problemas

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El traidor ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora