⚡️ Taumas paternales ⚡️

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Solo nos colocamos dos chaquetas encima del traje. Elthon una azul y yo una amarilla. Como todos en las calles llevan trajes similares a los competidores del Campeonato, será fácil pasar desapercibidos.

Sería buena idea salir por la puerta como las personas decentes, pero decente es una palabra que no se conoce aquí abajo, y como Ovax está aún despierto realizando unos análisis a lo que quedó del Antídoto SN, decidimos salir por la ventana.

No habría problema si es que estuviéramos en el primer o segundo piso, pero el décimo me hace pensar dos veces la travesura de Elthon.

—Nunca he trepado por los muros —le digo.

Me asomo con algo de vértigo para mirar hacia abajo. Las calles pequeñas y estrechas, algunas personas como hormigas caminan con banderas en las manos.

—No importa. Yo te enseño.

—¿Y si caigo?

Elthon piensa un poco.

—¿Te mueres?

Suelto una risa y sin querer, libero la tensión de los hombros.

—Bueno, hay que hacerlo —digo.

Me froto las manos para liberar calor y, sin querer, veo la pulsera de Colin colgando de mi muñeca. Colin. ¿Aprobaría lo que estoy a punto de hacer o estaría orgulloso de todo lo nuevo que he aprendido? Quito la mirada y suelto un suspiro.

Estoy muy cerca de saber quién te asesinó.

Veo a Elthon escurrirse por su departamento hasta su habitación, luego vuelve con una bolsita de talco y un estuche de metal. Me pide que me ensucie las manos con el talco. Dice que es para quitar el sudor y evitar algún resbalón.

Abre el estuche y veo diez cápsulas violetas neón perfectamente ordenadas en dos hileras. Las burbujas en su interior se mueven lentamente como un efecto hipnótico.

—¿Qué es? —le pregunto, frunciendo el ceño.

Vi. Elevan la adrenalina.

—¿Son drogas?

Él hace un gesto con la boca y mueve la cabeza.

—Los Vi son potenciadores. Aumentan tu fuerza física.

—¿Cómo los que usan algunos deportistas para rendir más?

—Algo así.

Pienso un poco. Definitivamente son drogas, pero son para ayudar en el rendimiento físico. Supongo que me vendrá bien, sabiendo que nunca he trepado un edificio y que no tengo un físico como el de Elthon. Me quedo mirando las capsulas. ¿Qué efectos secundarios tendrá? La primera vez que probé una droga fue aquella noche en la que Malcom me drogó. No recuerdo casi nada de lo que pasó, ni sus efectos, pero si que me desperté con un terrible dolor de cabeza. Aquella vez en contra de mi voluntad, ahora estoy a punto de tomar unas en plena consciencia.

—Pero si no quieres, no las pruebes —cierra el estuche y lo esconde cuando cierra los dedos—. Nunca te obligaría hacer lo que no quieres.

Al instante, sé que se refiere a lo que hizo Malcom.

—Sí quiero —comento. Él me mira en silencio—. Dame una. Sé que me ayudará con mi rendimiento.

Estira la mano y elijo una de las capsulas. Antes de agarrarla, dudo un poco. ¿Qué puede pasar? La mayoría de los deportistas lo usan, bueno algo similar. Suelto un suspiro, la agarro y la trago. Elthon me da una botella con agua y tomo. Él hace lo mismo.

Elthon se asoma para ver los balcones y cables del edificio. Todos los balcones tienen barandas metálicas plomas, las paredes son lisas y al lado tienen una caja eléctrica por donde salen cables gruesos que se unen en un poste gigantesco de energía. Ese poste, a su vez, lleva más cables hacia otro vértice y así se vuelven en una red eléctrica ordenada.

El traidor ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora