El traidor ✔️

⚡️ La danza de la muerte ⚡️

—¿Qué estás diciendo? —le grito.

Rafael sigue parado mirándome con odio. Solo sus ojos son fuego, pero los demás gestos de su cara siguen igual. Puedo ver un hilo de sangre en la hoja de acero de su cuchilla.

—Todos los que quieran robar el Turbo Neón, deben morir —escupe.

—Soy Tarah. La hermana de Colin. ¿Me recuerdas?

—Eres un espía —grita. Los nudillos de su mano empalidecen cuando agarra con más fuerza el arma blanca.

—¡Por favor, reacciona!

Trato de apoyarme con mis pies en la ventana, pero los tacos resbalan. Lo intento tres veces y no logro tener un punto de apoyo. Maldita sea. No puede ser posible que haya venido hasta acá a rescatarlo, y ahora él mismo me matará.

El tren pasa por una curva y el aire empuja con más fuerza. Un movimiento inesperado me hace perder el control y el corte que tengo en el brazo me hinca. Me suelto con esa mano del filo del tren y solo quedo suspendida con una mano. Si no hago algo pronto, caeré.

Rafael da un paso adelante para estar más cerca de mí. Se acuclilla y pasa el cuchillo por mis dedos.

Siento un miedo arrollador revolviéndome el estómago.

—Rafael, no lo hagas por favor —le empiezo a suplicar, pero él sigue con la mirada perdida.

Las venas de su mano se hinchan. Lo veo levantar el brazo con fuerza y lo baja para clavarme la hoja de metal en la mano, sin embargo, en el último segundo, Elthon aparece y le da una patada. Rafael rueda por el techo del vagón y clava la cuchilla en el techo para frenar y evitar caer.

Elthon me toma de la mano y de un jalón me levanta al techo otra vez. Cuando estoy arriba, suelto un suspiro de alivio y el miedo se va disipando poco a poco. Me toma de la cintura y me atrae a su cuerpo hasta que me recupero. Él tiene sangre en la cara producto de su ceja rota y dos moretones en las mejillas por la lucha con los guardias.

—¿Estás bien? —me pregunta. Me acomoda mis cabellos detrás de la oreja.

—Sí. Gracias por salvarme —digo.

—¿Estás segura que este es el tipo que buscas? Pensé que el único que se juntaba con gente que podían matarlo, era yo.

Hago una mueca con la boca.

—Sí. Él es el amigo de mi hermano, pero le han hecho algo. Mírale los ojos.

En ese momento Rafael se levanta y mira con atención a Elthon. Acomoda otra vez su cuchilla en la mano, listo para atacar.

—Parece que le han inyectado el Suero Neón —dice Elthon.

Lo miro confundida.

—¿Qué es eso?

—Es un derivado del Turbo Neón que se usa para controlar la mente de un individuo. Es una droga potente que ataca directamente a las neuronas y a la memoria de corto plazo. Le meten nuevas ideas al individuo para que actúe según los intereses de los mafiosos. ¿Recuerdas al asesino del presidente John F. Kennedy? Un tal Lee Harvey —frunzo el ceño. Algo recuerdo de las clases de Historia. Asiento en señal de afirmación—. Bueno, el caso es que a ese tipo le inyectaron el Suero Neón y se le ordenó matar al presidente.

Me quedo de piedra. Elthon no lo quita la mirada a Rafael

—¿Qué? ¿Me estás diciendo que ustedes tienen mucho que ver con las cosas que pasan arriba?

—Sí. Ya te contaré.

Elthon carga su pistola.

—¡No! No le hagas daño.