⚡️ Escape triunfal ⚡️

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Elthon va adelante y yo le cubro las espaldas. Se ha guardado el Antídoto SN en el bolsillo lateral de su traje. Llegamos al ascensor sin ningún inconveniente. Presiono el número uno para volver.

Él suelta un suspiro y se apoya en la pared mientras bajamos. Sé que está así por las alucinaciones que tuvo y creo saber cuáles fueron. Si a mí despertó uno de mis mayores miedos de niña, creo saber qué tipo de alucinación tuvo él.

Me muevo con sutileza hacia el lado opuesto para darle privacidad y espacio, mientras el fantasma de mi padre sigue en mi cabeza. Aprieto los dientes y formo puños para que desaparezca, sin embargo, él sigue como un muro gigantesco en mi cabeza con su cinturón en la mano, con sus botas impecables, con su traje de coronel. Por instinto, me veo la cicatriz en la mano y trago saliva. Es curioso como las cicatrices físicas despiertan con facilidad las heridas que tienes en el alma.

Elthon se endereza y habla por el intercomunicador.

—¿Qué pasó?

Me mira y se pone en posición de guardia.

—Entendido.

—¿Qué? —le pregunto.

—Tenemos que subir —dice, mientras mira hacia el techo.

Retrocede unos pasos, avanza, apoya una de sus piernas en una pared y brinca hacia el techo del ascensor. Empuja con las manos la superficie y logra sacar una parte del metal.

—¿Por qué?

—El laboratorio tiene un sistema de seguridad más complejo y ya saben que hemos ingresado. Nos están esperando en el primer piso. Tenemos que subir por las cuerdas del ascensor hasta el piso siete, donde hay otra puerta y una salida que da hacia unas escaleras de emergencia. Son las nuevas indicaciones de Ovax.

—Pero...

—¡Apresúrate! —me ordena.

Se coloca justo debajo de la abertura y junta sus manos para que pueda apoyar mi pierna en ellas y elevarme hacia el techo.

Doy unos pasos hacia atrás, miro hacia la abertura y corro. Me apoyo en las manos de Elthon y me impulso hacia arriba. Me agarro del borde y subo la mitad de mi cuerpo. Elthon empuja mis piernas y subo. Una vez arriba estiro una mano para que él se agarre y así lo hace. Cuando ambos estamos arriba, cierra la abertura. Este espacio es crepuscular, paredes lisas hasta el último piso, aunque más arriba hay unas escalerillas estrechas que podemos utilizar, sin embargo, debemos subir por la cuerda unos tres pisos.

Elthon me hace una seña para que empiezo yo. Me trepo de la cuerda y voy subiendo, Elthon está debajo siguiéndome.

—¿Por qué están tan altas esas escalerillas? —masculla.

—Lo mismo estaba pensando.

Seguimos subiendo, pero siento que las manos ya empiezan a dolerme por el agarre y la presión. Intento distraer mi mente para que no piense en el dolor.

—¿Ya no tienes ganas de ir al baño? —le pregunto.

—Mala idea —contesta—. Si creíste que hablar de eso despejará tu mente pues no. A mí me hinchas mi vejiga y ya me dieron ganas de orinar otra vez.

—¡Ay! Es que ya me duelen las manos.

—A mí me duelen las manos y la vejiga.

—Ya falta poco para para llegar a las escalerillas —comento.

En el ascensor se escucha ruido. Por la abertura podemos ver a unos mafiosos que nos apuntan, luego hacen lo mismo que nosotros para subir.

—¡Apresúrate! —me pide Elthon.

El traidor ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora