⚡️ Estrellas artificiales ⚡️

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Corro detrás de Malcom y le veo lejos de la multitud que sigue sorprendida por los disparos.

Que rara es esta gente. La mayoría son criminales y se asustaron con los disparos, aunque creo que esta era una fiesta de apostadores y aficionados.

Alcanzo a Malcom justo cuando está subiendo en su moto y está a punto de ponerse su casco. Cuando me ve, frunce el ceño, baja su casco lentamente y lo apoya en sus piernas.

—No deberías llevar ese tipo de cosas cuando vas a esas fiestas —me mira mi pulsera.

Por instinto la tapo con mi otra mano.

—Es muy importante para mí. No pudo dejarla por ahí —respondo.

—Supongo que sí. Vi como la buscabas, así que supongo que si es muy importante.

Asiento.

—Gracias —susurro.

Él cruza sus brazos y se endereza.

—Te gusta meterte en problemas, ¿cierto? —tiene una sonrisa divertida.

Sonrío. Siento que las mejillas me queman.

—Parece que sí. Solo quise divertirme o distraerme un rato.

—¿Y pensaste en una fiesta? —me pregunta. Enciende su moto y agarra el timón con fuerza—. Sube. Te voy a mostrar algo que puede distraerte.

Dudo un poco.

Me vuelvo para ver la fiesta. La gente ya está entrando otra vez para seguir bailando, la música otra vez está sonando. ¿Dónde estará Elthon? Seguro se ha perdido entre la multitud tratando de encontrarme. Si me escapo con Malcom solo un rato, no creo que vaya a pasarle nada malo.

Miro a Malcom.

Subo en su moto.

Él me pasa el casco para que me lo ponga.

—Úsalo tú —le digo.

—Creo que deberías usarlo tú porque al que le está rondando la muerte no es a mí.

Reímos, mientras agarro el casco y me lo pongo.

—Agárrate —me ordena.

Me agarro de la parte posterior de la moto. Él me lanza una mirada incrédula.

—¿Es en serio? Cuando dije agárrate quise decir agárrame. Prometo no drogarte esta vez.

—Si lo intentas, ya sabes dónde puedo patearte —comento con una sonrisa que me llega a los ojos.

Malcom levanta las manos.

—Está bien, está bien. Yo no te drogo, tú no me golpeas.

—De acuerdo.

—Vamos, agárrate —dice.

Paso los brazos por su cintura hasta llegar a su abdomen. Toco sus abdominales. Son fuertes, bien trabajados. Él me jala de los brazos y me atrae más a su cuerpo. Siento un cosquilleo en las piernas cuando nuestros cuerpos se tocan. Apoyo mi cabeza en su espalda y suspiro. Me hace sentir tan bien estar a su lado, saber que, con él estoy a salvo a pesar de nuestras peleas.

Malcom presiona el acelerador y la moto sigue una línea recta hasta que cruza a la izquierda. Nos vamos alejando de la ciudad de metal y del bullicio. Una hora más tarde, estamos en una zona que no conocía, muy lejana, con muchas antenas de electricidad, la oscuridad aquí no me da miedo, al contrario, me proporciona calma y hasta tranquilidad. Tal vez, sea porque estoy junto a Malcom.

Me quito el casco y el viento me despeina, me acaricia las mejillas. Malcom quitas las manos al volante y también se quita el suyo, dejándolo colgando del timón. En ese momento, Malcom frena y me voy hacia adelante, lo abrazo por instinto y apoyo mi cara en su hombro. Su rostro y el mío están muy cerca, puedo ver sus ojos salvajes, el dosel que hacen sus pestañas, sus labios curvándose en una sonrisa pícara. Me guiña un ojo y otra vez se concentra en manejar.

El traidor ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora