Amor Inestable.

CAPITULO I

Decisión.

"Un líder no siempre va a ser sensato a la hora de elegir a su sucesor."
- Damián Santoro.

Adara.

Arrastró los pies por los pasillos de la mansión, entre más lento llegué mejor.

Tengo los nervios de punta.

Papá anunciará en la cena quién tomara su lugar.

«Eso es como anunciar la tercera guerra mundial con un solo nombre.»

Me detengo frente a la puerta de mármol a observar todo desde afuera, están todos sentados en la mesa, algunos se están matando con la mirada, mientras que otros están prácticamente follando sobre la mesa.

- Buenas noches - saludo a todos los que están en la mesa.

Nadie corresponde a mi saludo, esto de ignorame es prácticamente una maldita costumbre. Casi todos lo hacen y no entiendo a que mierda viene eso.

No recuerdo haberle hecho nada malo a ninguno.

Nunca he entendido por qué mi padre tuvo tantos hijos, y mucho menos como todos aún seguimos con vida tengo seis hermanos mayores, cuatro hermanos y dos hermanas.

«Algunas veces me han dejado de lado por ser la menor.»

Siempre he sido la favorita de mi abuelo y de Damián que estos también me ignoren duele al último lo entiendo pero al primero no.

Mi abuelo está más concentrado en la conversación que está teniendo con mi padre que ni me mirá, los dos lucen muy enojados.

Ignorando la sensación de tristeza que se posa en mi pecho ante tal acto decido tomar asiento al lado de Damián quién está prácticamente follando se con la boca a una rubia.

«Jamás la había visto, por lo regular las sirvientas no son rubias.»

En la mansión Santoro y en cualquier lugar de la Rosa Nera son llamadas esclavas, pero a mí el término me repugna así que prefiero llamarlas sirvientas. Algunas de las sirvientas están aquí por la fuerza, otras por voluntad propia.

- Busca una habitación sinvergüenza - le susurró a mi hermano mayor.

Capta mi atención por fin, y me abraza dejando respirar a la pobre chica.

- Dame la tuya y con gusto me largo - susurra en mi oído.

- ¿Y que hay de tu habitación?

- Accidental mente rompí un par de cosas y está fuera de servicio por un tiempo - dice jugando con mi cabello.

La rubia se sonroja por completo y Damián la toma del cabello bruscamente para volver a besarla.

Dios es que hoy todos andan hormonales: primero veo a mi madre follando a un sirviente y ahora debo presenciar como mi hermano mayor se come a una sirvienta. « Necesito nuevos ojos.» Estoy rodeada de descarados.

Lo poco que ví de mamá dió un buen espectáculo para su edad «Aún tengo esa imagen clavada en mi cabeza», aunque tuve que salir corriendo cuando escuché los pasos de mí abuela, no soy su nieta favorita y debido a eso cada vez que me ve termino en el cuarto de castigo y hoy no me apetecía ser quemada con colillas de cigarrillos.