CAPITULO V

404 27 0
                                    


Impaciente amargado.

"Obsecionarse de ella es una maldita maldición que estámos dispuestos a cometer con tal de tenerla solo para nosotros."
- Hermanos Kozlov.

Adara.

- Cinco minutos más - murmuró tapándome con las sábanas la cabeza.

- Tu padre llegará en diez minutos arriba - ordena el amargado que pareciera que no durmiera.

- No.

- Levántate ahora.

A este tipo solo le gusta dar órdenes.

- Largo y no me des órdenes que no eres mi padre.

- Levántate.

- Se te olvida que soy tu líder idiota.

- No no se me olvida ahora levántate.

- Te ordenó que te vayas de mí habitación.

- Te lo advertí - dice molesto.

Me acomodó en la cama pensando que se ha ido, pero no...

Me toma de los tobillos y me arrastra hasta cargarme en su hombro, para dejarme en la ducha.

- No vayas a abrir eso - advierto cuando veo que está intentando abrir el grifo.

Se pasa mi advertencia por el culo.

Termino empapada de agua fría.

«Odio a este imbécil.»

- Maldito - gritó lanzando el jabón de baño que esquiva y da en la puerta.

Ni siquiera tengo buena puntería.

Levanta el jabón del suelo y me lo da en las manos con una mirada de advertencia.

- Ahora báñate antes que entre y lo haga yo.

- Se supone que las órdenes las doy yo.

- Cuando dejes de llorar como niñita y te comportes como una puta líder te empezaré a escuchar.

- Ere...

- Cállate y báñate de una puta vez.

Por la mirada que me está dando estoy segura que es capaz de bañarme el mismo.
«Cosa que no me molestaría.»

Renegando me baño rápido.

°°°

Salgo del baño envuelta en la toalla. El está sentado en el borde de mi cama, texteando algo en su celular. Cuando no está jodiendo está con el celular chateando no se con quién.

« Me cabrea que no me preste atención por estar chateando quién sabe con que zorra», no entiendo de dónde mierda salen mis celos repentinos.

Nuestras miradas se cruzan y por primera vez puedo ver con claridad sus ojos azul cielo son demasiado preciosos, como para dejar de admirarlos.

Todo en el me hipnotiza a la vez que me asusta. Todo lo que me hace sentir me aterra por qué siento que para el yo no soy una extraña.

- No tenías que meterme al baño de esa forma - digo molesta sin bajar la mirada.

Siento que si bajó la mirada perderé.

- Te dije que te levantaras o habría consecuencias - dice sin apartar la mirada.

- Y yo te dije que me dieras cinco minutos más.

Amor Inestable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora