Capítulo 35: Lazos Destrozados II

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"Todos tenemos derecho a tocar fondo. Ahora bien, alzarnos tras esa caída es una obligación y para ello, debemos darnos tiempo para reflexionar, gestionar emociones, despertar valías y adecuadas fortalezas para convertirnos en un auténtica ave Fénix"

Tocar fondo no es lo peor que te puede pasar. Si llegas al fondo es porque ya no puedes caer más, lo cual te abre una doble vía. Puedes quedarte ahí, hundido en tu propio dolor (eso es lo peor que te puede pasar) o puedes usar ese fondo para coger impulso y volver a ascender.

Ahora bien, como bien sabemos, sacar fuerzas para tomar ese impulso no siempre es fácil. De hecho la mayoría de las veces es complicado porque la superficie es pequeña y resbaladiza. Todos hemos tenido esa sensación. Todos, de algún modo, hemos vivido esos desafíos mentales, emocionales y físicos capaces de derribarnos, de hacernos sentir desesperados, oscuros y angustiados.

Llegado ese punto solo queda una salida, porque más abajo ya no hay nada. Has caído y has vuelto a emerger. Como el ave Fénix has renacido de tus cenizas. Haber tocado fondo te ha enseñado una importante lección de vida. No obstante, como ser humano que eres, sabes que puedes volver a resbalar.

Puede que el miedo a volver a pasar por una situación similar te paralice y te impida vivir al máximo, frene tus iniciativas o te impulse a encerrarte en tu burbuja. Como decía Carl Rogers, reconocida figura de la psicología humanista, no podemos cambiar lo que nos ocurre. Solo cuando aceptemos cada hecho, obtendremos el impulso para generar cambios, para emerger de ese fondo.

"Aprende de las experiencias pasadas"

Si estás leyendo esto probablemente es porque estés a punto de sentir que vas a tocar fondo, si no lo has hecho ya. Asimismo, sabes que lo que parece un pozo sin fondo con una vertiginosa caída, en realidad sí que tiene un final.

No niegues lo que ya has vivido y no te avergüences de todo lo malo que has pasado. Desde el recuerdo del sufrimiento experimentado, podrás entender y aplicar mejor las siguientes sugerencias. Así, filósofos como Karl Jaspers solía decir que el dolor nos sitúa a menudo en un área fronteriza donde estamos obligados a tomar decisiones.

Estudios como el llevado a cabo por el doctor Jan Makenson, nos señalan por ejemplo que el sufrimiento psicológico se experimenta de igual modo que el padecimiento físico. Gestionar estos estados es clave para no cronificar aún más ese padecimiento.

"Siente tu dolor sin apego, no lo reprimas"

Deja que las emociones fluyan, date la oportunidad de sentir esa frustración, esa decepción o incluso esa ira que te invade. Identificar lo que sientes es la única manera de soltar ese el dolor. Si intentas distraerte pensando en otra cosa esas, emociones seguirán creciendo, luchando por encontrar su sitio en tu mente.

Siente tu dolor sin apegarte a él. Simplemente, déjalo que fluya. No busques soluciones, no busques culpables, no pienses en tomar medidas. Simplemente siente. Al contrario de lo que pueda parecer, esas emociones no te devorarán, sino que pasarán y te dejarán libre.

"Date un tiempo para reflexionar"

Es la reflexión lo que lo cambia todo. Necesitas tiempo para darle un significado lo que has vivido y para entender cómo te ha afectado. Una vez que hayas dejado fluir las emociones, es el momento empezar aliviar tu mente y a aligerar tu corazón. Es el momento de aprender una nueva lección.

Si en la caída nuestra autoestima ha permanecido sólida, levantarnos va a ser mucho más sencillo. De esta manera, aprovecha tu caída como una oportunidad para demostrarte ese amor hacia ti mismo. Trátame al menos con el mismo cariño que dispensas a los demás, el que respeta y perdona, el que da una oportunidad, el que no intenta imponer cambios contrarios a lo que se es.

El último descendiente PeverellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora