Capítulo 28: El Principio del Fin

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El día 01 de septiembre por fin llegó. Para toda la población mágica de Gran Bretaña, eso solo significaba una cosa; el regreso de cientos de estudiantes al Colegio Hogwarts de magia y hechicería.

Probablemente, a esa hora de la mañana, todos los los estudiantes del colegio Hogwarts, ya estarían más que preparados para abordar el expreso de Hogwarts en el andén nueve y tres cuartos. Todos excepto uno...

-... Esto será difícil, amigo. ¿Qué haré cuando los vea? ¿Acaso me acercó y los saludó? ¿Acaso voy y me siento en el mismo compartimento que ellos?_fueron las preguntas que le hizo Harrison a Horus. El fénix pareció meditar su respuesta y guardó silencio por unos breves momentos. Su respuesta, fue un suave chillido que Harrison entendió a la perfección

-Creo que tienes razón, Horus... Si ellos decidieron alejarse de mí porque piensan que seré igual a Voldemort, lo respetaré..._susurró Harrison en un tono entristecido, y estando de acuerdo con Horus. Si sus "amigos" se habían alejado de él, lo entendería

-Bien, creo que es hora de irnos de este lugar. Solo queda una hora y media para que el expreso de Hogwarts salga_le dijo Harrison a Horus, mientras cerraba su baúl con algo de dificultad. Posterior a eso, ambos bajaron a la zona del restaurante del Caldero Chorreante: lugar donde se habían hospedado desde hace un día

A pesar de todo, Harrison sintió que, en su cuerpo, todavía quedaron algunas secuelas de la experiencia "misteriosa" que había vivido hace algunas semanas. Claro, no se sentía tan mal cómo ese día, pero aún así, seguía sintiendo que su cuerpo no era el mismo. Se sentía diferente.

Cuando bajaron a la zona del restaurante, Harrison y Horus vieron a muchos magos y brujas. Ambos se asombraron mucho, pero no por la cantidad de personas en el lugar, sino por el ambiente tenso que se respiraba en el aire; miedo, temor, preocupación, angustia, dolor, esas fueron algunas de las emociones que Harrison pudo percibir, mientras tomaba asiento en una mesa vacía. Nadie sabía que era él debido a que había usado un encantamiento para teñir su cabello de rubio; eso era más que suficiente para despistar a todos.

-¡Buenos días, joven mago! ¿Va a ordenar algo?_preguntó un mesero del Caldero Chorreante en un tono algo bajo. Harrison alzó la vista y se percató de que era Tom, el tabernero del Caldero Chorreante

-¿Acaso no hay más empleados aparte de Tom?_se preguntó Harrison para si mismo, y confundido. Siempre que llegaba al Caldero Chorreante, era atendido por Tom el tabernero

-¡Si! Me gustaría ordenar unos huevos revueltos con tocino y un jugo de naranja, ¡por favor!_ordenó Harrison, viendo que la libreta mágica de Tom comenzaba a anotar su pedido

-En un momento saldrá su orden_dijo Tom. Harrison agradeció y esperó que el tabernero se fuera, no obstante no fue así. El tabernero del Caldero Chorreante se le había quedado observando por un segundo

-¿Pasa algo?_le preguntó Harrison, alzando una ceja

-Tom pareció salir de sus pensamientos y habló apresuradamente-¡Discúlpeme, joven mago! es solo que me pareció familiar... ¿Nos conocemos de algún lugar?_preguntó Tom, luciendo pensativo

-No lo creo... Han pasado algunos años desde la última vez que estuve en este lugar_dijo Harrison, tranquilamente. Por dentro estaba sorprendido de que Tom sospechará que era él. Nadie más lo había hecho, ni siquiera la molesta prensa

-Ya veo... Bueno, no importa ¡En un momento saldrá su orden!_dijo Tom, yéndose finalmente

Pasados unos minutos, la orden de Harrison llegó. Él le agradeció a Tom, este último le dijo que no era nada y continuó leyendo la copia del Profeta que sostenía...

El último descendiente PeverellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora