Capítulo Especial: Harry J. Potter

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Nota del autor: este capítulo, además de ser un especial, es canon dentro de la historia, y se basa en la historia del Harry J. Potter que se vio en los capítulos 49 y 50. Espero que lo disfruten.

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01 de agosto de 1986, 07:10 am, Callejón Diagon Londres, Inglaterra

El pequeño Harry James, Potter, decidido a cambiar su vida para siempre, arribó en menos de un segundo, y a través la red flu, al andador principal del Callejón Diagon.

Sacudiendo los restos de ceniza que pudiesen haber quedado en su rasgada y antigua túnica, el niño salió por uno de los tantos accesos públicos del Callejón Diagon; grandes y arcaicas chimeneas, en las que fácilmente cabían más de cinco personas.

Dejó de admirar el gran número de familias que, de forma sorprendente, ya se encontraban en el lugar, y comenzó a caminar entre la multitud.

Mientras se abría camino al gran banco de Gringotts, Harry notó de que las tiendas, a pesar de la notable afluencia de personas, apenas abrían sus puertas. No fue una sorpresa de que Harry se emocionara y se asombrara con el gran número de tiendas nuevas que ahora mismo se encontraban ahí.

Las nuevas tiendas que allí se hallaban, él no las recordaba haber visto en su última visita al Callejón: hace dos años aproximadamente. Harry no dudó en visitar todos esos lugares nuevos una vez que terminara sus negocios en el banco de Gringotts. 

Pasados unos minutos, finalmente, llegó hasta unas escaleras que daban inicio a la propiedad del banco más famoso del mundo mágico.

El pequeño Harry se sentía bastante nervioso. No sabía qué iba a decir exactamente una vez que estuviera dentro  del banco. Pensó en la posibilidad de que, por ser solamente un niño, lo sacarían inmediatamente del lugar, también, pensó en la posibilidad de que no lo atendieran debido a su situación de exiliado.

Harry dio un suspiro que soltó emociones contenidas y comenzó a subir por los escalones de mármol que eran parte del edificio. Mientras subía empezó a leer una leyenda que estaba escrita en una de las paredes del mismo banco. Una leyenda que, ciertamente, lo desconcertó por un breve momento.

Entra, desconocido, pero ten cuidado
Con lo que le espera al pecado de la codicia,
Porque aquellos que cogen, pero no se lo han ganado,
Deberán pagar en cambio mucho más,
Así que si buscas por debajo de nuestro suelo
Un tesoro que nunca fue tuyo,
Ladrón, te hemos advertido, ten cuidado
De encontrar aquí algo más que un tesoro.

Sacudió suavemente su cabeza, dejando de lado la leyenda que acababa de leer, y abrió las grandes puertas de bronce bruñido. Su notable confusión se manifestó en su rostro cuando observó por primera vez el interior del banco Gringotts; en el vestíbulo del banco había una sala pequeña que tenía otras puertas, en las paredes colgaban retratos de diferentes duendes y todo parecía ser opulento y ostentoso.

La mirada de Harry se desvió, por un momento, en las puertas que flanqueaban un par de duendes uniformados en oro y escarlata. Ese curioso par, le mostró a Harry miradas llenas de genuino odio y desprecio. El mismo Harry se sintió un tanto intimidado por eso, pero no dijo nada. Avanzó por una de estas puertas y, para su sorpresa, finalmente llegó a la cámara principal del lugar; esta cámara  estaba cubierta, casi en su totalidad, por fino mármol y, ocupando gran parte de la cámara, habían muchos duendes, más de cien, sentados taburetes altos tras largas mesas.

El último descendiente PeverellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora