Capítulo 47: Un Rostro Familiar

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Sumergiéndose en las congeladas y oscuras aguas del lago Norte, Harrison Peverell se abrió "camino" hasta lo más profundo de dicho lugar.

El joven Peverell, mientras descendía, pudo contemplar, y saludar, a la gran mayoría de seres y criaturas que vivían ahí; algunos de ellos, incluso, le devolvieron el saludo con mucho júbilo.

Flotando en medio de la nada, y estando completamente a oscuras, el joven Peverell invocó el huevo de oro que ganó durante la primera prueba. Se le quedó viendo durante unos segundos y, en breve, lo abrió. Permitió que el huevo le susurrara la pista clave para la segunda prueba.

“Donde nuestras voces suenan, ven a buscarnos, que sobre la tierra no se escuchan nuestros cantos. Y estas palabras medita mientras tanto, pues son importantes, ¡no sabes cuánto! Nos hemos llevado lo que más valoras, y para encontrarlo tienes una hora. Pasado este tiempo ¡negras perspectivas! demasiado tarde, ya no habrá salida. Ya ha pasado media hora, así que más vale que te apresures porque lo que se queda aquí siempre se pudre."

El joven Peverell, una vez que el mensaje del huevo había sido reproducido, cerró el objeto y lo desapareció. Permaneció en un estado reflexivo. Analizó minuciosamente la pista que acababa de escuchar y, luego de un par de minutos, él sonrió.

—... El objetivo de la segunda prueba es recuperar algo dentro del lago Negro..._ pensó él, llevando una mano a su barbilla

No pasó desapercibido para él cómo, de un momento a otro, las criaturas a su alrededor comenzaran a alejarse. Algo estaba a punto de llegar.

—... ¿Qué hay que recuperar dentro del lago Negro?_ reflexionó Harrison, pensando en varias opciones

Los sentidos mejorados de Harrison se activaron por puro instinto en el momento que una gran mandíbula iba directamente hacia él. Después de esquivar esa gran y poderosa mandíbula que estuvo a punto de comerlo, el joven Peverell percibió varias firmas mágicas alrededor de él; varias presencias mágicas que, de una u otra forma, superaban en poder a la mayoría de criaturas XXXXX en el mundo mágico.

Harrison, sabiendo que tendría que combatir para salir de ahí, creó una esfera de luz en su mano derecha y procedió a iluminar las oscuras aguas del lago Norte. Durante unos instantes, las profundidades del lago Norte se iluminaron y mostraron quién o qué estaba acechando a Harrison.

Enormes aletas, abundantes escamas, piel pálida, grandes mandíbulas, y cuerpos que median alrededor de 30 metros eran las características más notables para describir a las criaturas que rodeaban a Harrison en ese momento.

—... Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que estuviste aquí, Harrison_fue la voz que resonó en las profundidades del lago Norte

—El joven Peverell, sabiendo lo que estaba a punto de suceder, contestó—Sí... Ha pasado un tiempo desde la última vez que estuve aquí. ¿Cómo han estado?_ preguntó él, anticipándose al ataque de una de estas criaturas

Deteniendo el ataque de una de las criaturas, con pura fuerza física, Harrison procedió a montar a dicha criatura y prácticamente retó a las criaturas restantes a que trataran de hacerle daño.

Inmediatamente, una persecución marina comenzó en las profundidades del lago Norte.

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El ambiente que se percibía dentro del despacho privado de lord Peverell, el despacho privado de Harrison Peverell, era uno que irradiaba completa paz y tranquilidad: los cánticos celestiales de cierto fénix, posiblemente, eran los responsables de tan reconfortante ambiente.

Terminando de leer algunos pergaminos sobre su escritorio, Harrison alzó su mirada y le dedicó una suave sonrisa a su familiar.

—Ese cántico no lo había escuchado antes, ¿dónde lo aprendiste?_le preguntó el joven Peverell a su familiar, no esperando una respuesta del fénix

El último descendiente PeverellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora