Sam
Me quedo viéndolo asustada, por un momento, tratando de procesar que está pasando, tengo el corazón acelerado, mi cuerpo comienza a temblar de miedo, estamos solos en el maldito ascensor.
— ¿Por qué tan sola, preciosa? — pregunta aquel hombre estampando su mano sobre la pared cerca de mi cabeza.
—Ale...aléjese de mí, por favor— trato de empujarlo con todas mis fuerzas pero es inútil, no logro moverlo.
— ¿No quieres divertirte un rato acaso? — se acerca más a mí — te prometo que seré delicado contigo — trato de empujarlo nuevamente pero su cuerpo atrapa el mío haciéndolo imposible, tomó mis manos y las coloca sobre de mi cabeza.
— ¡SUELTEME, ASQUEROSO! — grito, pero hace caso nulo a mi petición, comienza a dejar besos sobre mi cuello, su lengua acaricia mi piel.
Siento un asco repugnante, las lágrimas comienzan a caer por mis mejillas, su mano libre se adentra debajo de mi blusa para hacer un recorrido sobre mi piel hacía arriba, intento patalear, golpearlo, hacer algo, pero es rápido, se coloca de modo que me inmoviliza por completo.
— La pasaremos muy bien, te lo prometo — menciona sobre mi piel acariciando mi cuerpo aún, no quería acabar así, ruego porque todo esto pase rápido resignándome a lo peor.
Las puertas del ascensor se abren en el momento justo en que aquel tipo comienzo abrir la pretina de mi pantalón, los ojos se iluminan al ver a Lando parado frente a nosotros impactado por lo que esta pasando, mi mirada aterrada dice más que una sola palabras y no duda en quitar ha aquel hombre que me tiene contra la pared.
— ¡Suéltala, imbécil! — gruñe, lo sostiene de los hombros y lo empuja tan rápido como puede, le da un buen golpe en la cara dejándolo inconsciente al instante temiendo que se allá lastimado la mano, temblando, salgo como puedo del cubículo.
— ¿Estás bien? — pregunta sujetándome de la cara revisando si no tengo algún golpe.
Sus hermosos ojos me miran preocupados tratando de buscar alguna respuesta de mi parte, entre lágrimas asiento con la cabeza sin poder pronunciar alguna palabra, sus manos bajan hacia mi espalda atrayéndome hacia él, dándome protección.
No sé cuándo tiempo pasamos así, abrazados — más aferrada yo a él que otra cosa — dos hombres trajeados aparecen en mi campo de visión llevándose a aquel tipo que esta inconsciente sobre el piso, me aferro aún más a Lando pensando qué en algún momento el hombre se levantará e ira por mi otra vez.
— ¿Te hizo algo? — pregunta otra vez en un susurro.
— No... — respondo — llegaste a tiempo — contesto, aferrándome a su cintura, puedo sentir y escuchar el palpitar de su corazón, sus brazos me envuelven aún más fuerte, siento tanta tranquilidad tenerlo así, protegiéndome.
— ¿Qué hacías sola con ese tipo en un ascensor, Sam? — pregunta tratando de buscar respuestas a mi estupidez.
— Olvide mi teléfono en el restaurante, así que baje por el, pero nunca me imagine qué esto podría pasar — respondo en un sollozo.
— ¿Y las personas que estaban contigo en el podio? — pregunta curioso, me alejo un poco de él para poder encararlo, Lando es mucho más alto a mí comparación, tengo que levantar la cara para poder verlo mejor.
— ¿Cómo sabes qué alguien más estaba conmigo? — pregunto confundida.
— Eres la chica del elevador, Sam — mi nombre suena tan bien en sus labios — también eres la chica que se escapó para tomarse una foto, eres difícil de olvidar — sonríe lo cual me hace sonreír igual entre toda esa tormenta.
ESTÁS LEYENDO
Amor a Distancia (Libro 1)
Teen FictionSamantha Melgara es una chica mexicana apasionada por el deporte de la Fórmula 1, junto a su hermano han crecido viendo los autos correr. Su mayor sueño es ir a un gran premio de la ciudad de México y eso pronto se hará realidad, no obstante ella no...