Sam
Viernes de prácticas libres, el fin de semana de carrera ha comenzado, me levanto de la cama para darme un baño rapido, sin duda la imagen de aquel chico que conocí ayer en el ascensor sigue en mi cabeza, la forma en la que me miraba y como me sonrío, me dejó en estado de alucinación.
Me visto para encontrarme afuera con Erick y Mich para bajar a desayunar, como siempre la comodidad ante todo y ya que vamos al circuito, opto por ponerme unos jeans negros y un top de tirantes blanca preciosa que compre hace unos días. Guardo una gorra, mis lentes de sol y una sudadera en mi mochila para qué no me estorbe en el transcurso.
Saludo a mis acompañantes cuando los alcanzo en el ascensor, teniendo un poco de nervios al cruzar el pasillo por tener la posibilidad de encontrarme con el chico de ayer.
— ¿Esta todo bien peque? Ayer te metiste súper rápido a tu habitación, pensamos que te sentías mal no quisimos molestarte — pregunta curiosa, pasando su brazo por mi hombro.
— Sí, sí, la verdad es que estaba cansada y lo primero que quería era dormir, no quería preocuparlos — respondo.
Bien, Sam, una mentira más a la lista, por lo que veo no se dieron cuenta lo que de verdad había pasado y agradezco que quedarán satisfecho con mi respuesta porque no quería tocarán el tema.
Ya estando en el restaurante desayunado, con curiosidad busco con la mirada algún conocido qué llamará mi atención, pero no encuentro a nadie en particular, solo algunos miembros de ciertos equipos, tengo la intención de levantarme de la mesa pero la mano de mi hermano sobre mi muñeca me lo impide.
— Lo que menos quisiera, es qué una loca llegue a mi mesa en pleno desayuno a molestarme — menciona entre dientes, frunzo el ceño porque me ha llamado loca, pero tiene razón, no me gustaría que alguien me molestará en mi desayuno.
Continuo con mi desayuno y cuando quedo satisfecha, me dedico a observar a los comensales del restaurante, pero claramente fue una pésima idea, pues a unas mesas de la mía, se encontraba aquel chico del ascensor conversando con otros más, como sí sintiera mi mirada o algo por el estilo, nuestras miradas se encontraron otra vez al voltear en mi dirección, puede notar que la comisura de su labio se levantó dibujando una sonrisa a boca cerrada, joder, me ha descubierto.
Su acción me pone nerviosa haciendo qué voltee rápidamente y me haga la tonta, sabiendo que me observa aún porque también lo observo de la misma forma, me parecía una persona intrigante, terminamos de desayunar y salimos para ir directo al circuito ya que no tuvimos la fortuna de ver a ningún piloto, tal vez allá sí.
Llegamos al autódromo y mi emoción era inevitable, nuestros boletos estaban ubicados en la grada de enfrente de la grilla de partida, podíamos ver los boxes desde ahí, era de los mejores sitios ya que en ocasiones, te dan la oportunidad de poder bajar e ir al podio de los triunfadores.
Desde que llegamos no deje de sonreír, me sentía como una niña chiquita ha quien le habían comprado un juguete nuevo, es la mejor experiencia de mi vida, Erick y yo soñábamos tanto con este día.
Entramos al circuito y pasamos por el estacionamiento exclusivo de la pista, aun es temprano para que comience la practica libre uno, pero sabíamos que podía haber alguna dinámica o algunas carreras de categorías menores antes, había mucha gente esperando a que algún piloto se acercara a firmar algunos autógrafos y no pudimos no estar ahí.
Intento pasar hasta adelante de toda la multitud pues no alcanzo a ver nada gracias a mi gran altura, pero mi intento fallo, resignada, camino hacia la balla de división del estacionamiento a la calle, veo a lo lejos como tres chicos con uniformes de la escudería McLaren se encontraban conversando, no estaban en un lugar restringido, si no, en uno donde tenía acceso.
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Amor a Distancia (Libro 1)
Dla nastolatkówSamantha Melgara es una chica mexicana apasionada por el deporte de la Fórmula 1, junto a su hermano han crecido viendo los autos correr. Su mayor sueño es ir a un gran premio de la ciudad de México y eso pronto se hará realidad, no obstante ella no...