Amor a Distancia (Libro 1)

Extra. ¡Especial 100 k lecturas!

Gracias por las 100 k lecturas en la historia de Sam y Lando, este capítulo es para ustedes con todo mi cariño,  que lo disfruten.

Lando

Miro por la ventana la lluvia caer sobre nosotros, nunca me había sentido tan nervioso por viajar como ahora.

Ha pasado un tiempo desde la última vez que vi a Sam, qué la bese, que la abrace y que mire sus hermosos ojos llenos de lo qué no quería percibir en ese momento, tristeza y decepción.

Antes de salir por la puerta de su habitación esa tarde y darle el espacio que tanto me pidió, me tomo unos minutos asegurarme de que tal vez nos podíamos encontrar en el futuro donde podríamos amarnos como no supimos hacerlo en ese momento, así que no di marcha atrás y me fui.

La graduación de la NYU se acerca, uno de los sueños por el cual ha luchado tanto, se ha culminado al fin, se ha graduado en la carrera de psicología, le prometí estar en cada uno de sus logros y jamás he roto una promesa, no si de ella se trata, así que aquí estoy, a punto de viajar 6425 km de distancia solo para verla triunfar y brillar como siempre.

Es cierto que no he sabido nada de Sam en todos estos años, sé que también ha mantenido un perfil bajo alejado de los medios y lo sé gracias a John, quien, aunque se ha mantenido al margen de la situación, me apoya siempre que de ella se trata, excepto esta vez.

Abordamos el avión que no llevará por todo el océano atlántico hasta llegar a Nueva York, trato de pasar desapercibido en lugares frecuentes y sé qué si me llegan a ver en esa graduación, los rumores que han quedado en el olvido, volverían a sonar y lo que menos quiero es afectarla.

También sé qué volver a verme traería todos esos recuerdos que ha tratado de olvidar durante este tiempo, tiempo que ha pasado sin qué pudiera hablar con ella y decirle que jamás la engañe con Amber.

Un par de horas después estamos en la gran manzana, he llegado unos días antes para visitar y  conocer los lugares que un día me dijo que eran los mejores esperando encontrarla por ahí.

— ¿Qué piensas hacer? — pregunta al aire mi amigo cuando entramos a nuestra habitación compartida.

 — Ya te lo dije, necesito vacaciones — respondo desinteresado, sabía que se iba a poner en contra si le contaba lo que realmente pretendía al venir aquí, no es nada estúpido.

— ¿Seguro que a eso has venido, Lando? — pregunta sentándose frente a mí.

— Claro que sí, quiero conocer este lugar — me encojo de hombros.

— Claro — ironiza — En estas fechas.

— Donde hay más turistas, por su puesto.

— Y en épocas de graduaciones ¿No?

— John...

— No soy estúpido, Lando, se porque te has colado a mi viaje — reprocha.

— Entonces si sabes la respuesta ¿por qué me dejaste acompañarte aun así?

— Por qué aun quitándote la visa, sabría que ibas hacer una estupidez y prefiero estar presente para evitar que lo hagas.

— He estado lejos de ella tres años, John, tres malditos años sin saber si está bien, si me ha perdonado, si me sigue amando — menciono frustrado — o si me ha superado al fin.

— Tú mismo lo has dicho, han pasado tres años sin una sola respuesta, Lando — se pasa la mano por la cara — Abi me ha dicho qué ella ha salido a delante y verte será como volver a revivir todo lo que ha tratado de olvidar con el tiempo.