CAP 34. Amar por siempre

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Sam 

Los días en México se han ido muy rápido, pero no sin antes hacer una última parada en un lugar especial.

Hacer esto con la persona que amo me da cierta seguridad, saber que va a conocer a una persona muy importante para mí, me hace sentir que estoy haciendo las cosas bien.

—Hola mamá — acaricio la lápida que contiene los restos de la persona que me dio la vida — te traje a alguien muy especial.

— Hola — saluda mi novio — es un gusto conocerla al fin señora Melgara.

— Se que en algún momento de la vida, hubieras deseado que alguien llegara a mi vida — digo en inglés, sé qué suena absurdo hablarle así pero sé que así puedo conversar con Lando — ¿Pues qué crees? Llego.

— ¿Cuántos años tenías? — pregunta Lando tomando asiento a mi lado.

—Tenía cinco años cuando mi mamá falleció —digo — no comprendía lo que estaba pasando, no sabía por qué mi mamá no estaba conmigo.

— Eras una niña, Sam — pasa su brazo por mis hombros y me atrae a él.

— En ese entonces me preguntaba todo el tiempo porque mi mamá ya no vivía conmigo y mi hermano, sufrí mucho, en la escuela me molestaban porque no tenía mamá — recargo mi cabeza sobre su hombro — paso el tiempo y mi papá conoció a Andrea.

— Y le tomaste cariño — susurra.

— Se convirtió en una mamá para nosotros, estuvo ahí cuando comencé a desarrollarme, cuando mi hermano termino la escuela, nos tomó cariño— dejó escapar una lágrima que limpio con el dorso de mi mano.

— Eres una chica valiente ¿lo sabes, no?

— Lo sé — digo — sé que ella la mando para nosotros y para mi papá.

— ¿Por qué ya no tuviste más hermanos?

— Andrea no puede quedar embarazada — respondo — creo que esa fue una de las razones por las que nos trata como a sus hijos.

—¿No lo intentaron?

— Lo hicieron, pero no funciono, fue muy doloroso para ellos no poder tener bebés — me encojo de hombros.

—Gracias por contarme — me da un beso en la cabeza.

—Gracias por venir conmigo — digo de vuelta.

—Se que para ti es importante y sé que también para ella.

—Se que le hubiera gustado conocerte — mencionó — la primera vez que te conocí a mi regreso vine aquí y le conté de ti.

— ¿Así? — pregunta y sé que está sonriendo.

— Le dije que quería volver a verte — sonrío — le dije lo mucho que me gustaste desde el primer día.

— Y ella nos ayudó para volvernos a reencontrar en ese ascensor — suelto una risita.

— Claro, antes de abordar ese avión hablé con ella, le dije lo mucho que quería verte de nuevo, de estar contigo y lo cumplió — alzó la cabeza para verlo — no sabes cuanto agradecí por ello.

— No tienes una idea de lo mucho que agradezco que ese día te hayas aparecido en ese ascensor — me da un corto beso en los labios.

— Te amo, Lan.

— Te amo, Sam.

Vuelvo a recargar mi cabeza sobre su hombro y miro la lápida de mi madre.

Yulibet Muñoz de Melgara.

Amor a Distancia (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora