CAP. 33. Bajo las estrellas

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Lando

— Sam, enserio tenemos que irnos — suspiro — ¡date prisa, llegaremos tarde!

— ¡Ya voy! — grita, le doy un vistazo a mi reloj y comienzo a desesperarme aún más, no quiero llegar tarde a la primera cena familiar de navidad que tengo con los Melgara, pero Samantha se empeña en tardar en arreglarse, no entiendo por qué tarda tanto, si con o sin maquillajes se ve hermosa.

— Nena, hablo enserió, tus padres nos mataran si no llegamos pronto, baja ya o yo mismo haré que bajes — cizañeo.

— Pero que escándalo estás haciendo — dice al pie de las escalares, volteo a verla con el ceño fruncido pero automáticamente desaparece y mi boca se abre.

Esta más que radiante en ese vestido azul eléctrico que se le pega a sus curvas y hace que sus pechos resalten, la abertura en su pierna hace que se vea más larga y suave.

Mi excitación aumenta al ver el pequeño ligero negro que se asoma por aquella abertura, tiene el pelo en un moño alto y mechones delgados que caen por su cara, su maquillaje es sencillo pero esta más que preciosa, solo ella sabe cómo verse jodidamente sexy y tierna al mismo tiempo.

— ¿Me veo bien? — pregunta a ver mi cara de fascinación, llega a mí y me sonríe.

— Estas más que preciosa, Sam — me inclinó a darle un roce de labios — ¿no crees que es demasiado?

— ¿Lo vez mal? — se da un vistazo — Sabes creo que tienes razón, está muy básico par..... — la interrumpo.

— No, no es eso lo que quería decir — tomo su mano — te miras sensacional para una cena familiar — deja escapar un suspiro.

— Créeme que eso intento, mi familia puede ser... un poco pesada, más mis primas.

— ¿No Abi es tu única prima? — preguntó enarcando una ceja.

— No, tengo dos más, Estefanía y Montserrat — suspira — con Montse me llevo muy bien pero con Estefanía... no es lo mismo.

— Deja adivino ¿Por un chico?

— Más bien por todo — voltea los ojos en blanco — Estefanía siempre ha querido todo lo que tengo — me da un apretón — Sabes mejor no hay que hablar de ella, me pondré de mal humor antes de llegar ¿No vamos?

— Si, llegamos tarde — miro mi reloj — confirmo, tu padre nos matará.

— No nos matara Lando, solo le diremos que demoré arreglándome — se encoje de hombros.

— Si claro "será muy creíble" — ahora soy yo el que voltea los ojos en blanco.

— Vamos señor "siempre llego puntual a todos lados y soy respetoso" — jala mi mano y me conduce a la puerta principal.

— Espera, olvido algo — digo al recordar que he dejado un pequeño regalo en la mesa de la sala principal, me dirijo a paso apresurado y cuando lo localizo, cojo el pequeño cofre de terciopelo color azul que contiene el regalo de navidad de Sam, ya que lo he guardo muy bien en mi bolsa regreso a donde espera mi bella novia — Listo, vámonos.

— ¿Todo bien? — pregunta enmarcando una ceja.

— Todo bien, nena — tomo su mentón y dejo un pequeño beso sobre sus labios.

Al salir de la casa y localizar el auto, no dirigimos a la casa de los abuelos de Sam, canturreo los dedos sobre el volante y no puedo evitar ponerme nervioso cada vez que veo que nos acercamos a nuestro destino.

— Si sigues así, llegaras sin manos a la cena — dice Sam con una sonrisita tras mi nerviosismo.

— No es gracioso Sam, toda tu familia estará ahí — respondo.

Amor a Distancia (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora