➡️Cap.22🔙

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—Creo, que me gustas...

Recalculo rebuscando en mi trastocado cerebro, una y otra vez, de quién coño asomaron esas palabras mientras lo observo como si le hubiera salido otra cabeza en alguna condenada parte de su cuerpo.

"¡Oh Dios mío! ¿Será que me dormí en su cama y todavía estoy soñando?" Me cuestiono internamente actuando como un loco de inmediato, ya que me pellizco con suma fuerza el interior de mi brazo logrando que en algún momento del intenso dolor que me aqueja, mi mano fuera a parar directo a su maldita entrepierna... Y claro que no para acariciar sus preciados testículos.

Ya que el quejido que sale desde su boca mientras se agarra las bolas sumado a mi adolorido trasero, que pega de lleno contra el suelo, me da la plena seguridad de estar condenadamente despierto.

¿Es qué acaso dijo que le gusto? O mejor dicho, ¿qué cree que yo le gusto?

—¿JungKook? cariño ¿Estás ahí? — resuena la voz de la que debe ser su madre en alguna parte de la pieza. Y quiero que me trague la tierra.

—¡JungKook! ¡Haz algo antes de que abran la puerta! —le susurro algo subido de tono y agachado a su costado.

Y la mirada de odio que recibo de su parte, me indica que justo ahora no se encuentra disponible para reaccionar ante mi insistente pedido.

Así que dando un salto lo traspaso y me arrimo hasta el acceso diciendo con una voz que no es mía pero que simula a motoquero de ruta: —¡Sí madre!¡Soy yo!

O eso creía que interpretaría su madre hasta que escucho: —¿Quién demonios eres tú? ¿Y dónde está mi hijo?

Y el idiota tirado en la bañera no hace otra cosa más que reír descontrolado tapándose la boca para luego gritar: —¡Tranquila vieja! Solo tomé de más y después de vomitar se me queda de más rara la garganta.

—¡Pero cariño! ¿Cuántas veces te he dicho que no tomes si luego debes manejar? Agradece que no fue tu padre el que se levantó a estas horas de la madrugada, sino, no la terminaba más. ¿Mañana tienes facultad por la tarde, no?

—Sí "madre", no te preocupes que estaré de diez para la Facu. Y del almuerzo me ocupo yo, como siempre —anuncia incorporándose y acomodando los dañados compañeros hacia un costado.

—¡Hay cariño! No uses el "madre" que queda de más raro saliendo de tu boca y ten un buen descanso —contesta su progenitora.

—Que les sea leve en la oficina vieja, los amo —dice JungKook, levemente sonrojado. Y como un idiota enamorado me le quedo pasmado mirando.

Y a decir verdad, no recuerdo que fue lo que le contestó su madre, ya que me pierdo en cada porción de su cuerpo al alcance de mis ojos en cuanto sale de la bañera y se dedica a secarse.

—¿Están lindas las vistas? —contesta el idiota que está más caliente que sol de verano, sacándome de mi trance.

—Ya quisieras —le retruco pseudo ofendido y robando la toalla de su mano para tapar mi desnudez luego.

—Si mal no recuerdo, eres el mismo que me dijo: "sí mi amor, sigue así" en un sonoro gemido largo —dice malintencionado. Y de inmediato, reacciono mirándolo fijo y contestando.

—Y tú, el hetero que aceptó que le gusto...

Silencio absoluto...

Y lo que creí que se transformaría en alguna especie de broma entre ambos, para no terminar de hundir mi corazón en cenizas, se trasmuta en un clima de completo nerviosismo.

—¿Y eso, sería tan malo? —cuestiona acercándose agazapado hacia mi cuerpo... Y les juro por mi querida Hana Teresa que se me derriten las piernas.

Lo observo nervioso pero a la vez decidido, con cierto brillo especial en sus ojos, algo serio pero no malhumorado. Es como si realmente hablara en serio, con todo lo que dijo y salió desde sus labios.

—¿De v-verdad? ¿Te g-gusto? —cuestiono dubitativo y con los nervios a flor de piel, mientras el deseo de fundirme entre sus brazos mediante un intenso abrazo, carcome cada poro de mi piel.

—¿Quieres saber la verdad? —pregunta JungKook a centímetros de mi boca. Y solo puedo perderme en la necesidad de cerrar el estrecho espacio entre nosotros dejando que corran las manecillas del reloj a contratiempo y rogando para que luego se detengan y nunca más tengamos que abandonar este momento.

El aire escasea a causa del acentuado estrés de tenerlo a la merced de mis labios, percibiendo el claro anhelo que me transmite su cuerpo y perdiendo la batalla por la básica necesidad de corresponder cada uno de sus deseos.

—Peeero, primero seca tu cuerpo y ponte esta remera. No quiero que te enfermes luego de pasar tanto frío —dice esto alejándose de mi cuerpo, en dirección a su pieza y con una pequeña sonrisa enmarcada en su rostro que quiero borrársela a húmedos besos.

¡Y con un demonio! Mi despierta entre pierna se me burla en la maldita cara de mi clara falta de alborotado sexo.

¡Dios santo! Yo me siento como un adolescente hormonal a punto de desvirgar. Y él, me trata como si fuera una fina pieza de porcelana a la que tienen que cuidar de no rajar mientras yo, quiero que me recontra parta en diez mil pedazos.

"¡Controla tu hormonal cuerpo idiota! Y presta suma atención a los detalles" Me hablo a mí mismo tratando de enfocarme en lo que creo necesario. "Estás en la casa del hombre que siempre quisiste para ti y no para otra, luego de compartir una fenomenal jalada de ganso y unos besos que te resecan la boca... Eso sin contar el <creo que me gustas> que salió desde su boca".

Y luego de secarme, colocarme su remera que me llega hasta los muslos y absorber a lo adicto del masculino aroma que se asoma de su prenda, me dirijo hasta la pieza...

¡Y maldita sea! Está acostado en el suelo y al lado de su propia cama, con sus brazos flexionados a lo Adonis y contraído en cada cuadradito de su abdomen. ¿Es qué se puede ser tan perfecto y seguir viviendo entre simples mortales?

—Ven y acuéstate bebé... Y a ver si dejas de mirarme que ya me haces sentir bastante incómodo —anuncia con su fruncido ceño.

—Es que ¿tú te miras al espejo? O sea... ¿Te das cuenta de que fuiste bendecido por los dioses? Y me imagino que no tienes la puta idea de lo que significa ser marginado por no contar con tu maldita suerte —desembucho entre pucheros mientras me subo a su cama y me arropo.

—Es herencia genética y no suerte... Y a parte, no es para tanto bebito, tú solo lo agrandas —articula a las risas.

—Deja de llamarme así, hermoso idiota —suelto a medida que me doy la vuelta y lo observo.

—Bueno, por lo menos soy hermoso, a parte de idiota, claro —dice dándose la vuelta y enfrentando mis ansiosos ojos.

Y en este preciso momento, solo quisiera poder detener el tiempo a favor de nosotros. Quedando solo él y yo, en el silencio de la eterna noche. Y así, poder contemplarlo por horas y resguardar en mi memoria, la forma que adopta su rostro mientras me ampara a los ojos.

—Y-yo... —suelta Jeon entrecortado a medida que el aire en la habitación escasea y su rostro se aproxima al mío en cámara lenta —. Debo.... decirte algo...























Pero!! Si no es uno, es el otro🤣

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Los amito mucho♥️

&quot;Si Pudiera ser ella&quot;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora