➡️Cap.20🔙

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"Aquí mejor, por ahora" repetí esas palabras con doble sentido por lo que restó del camino. Hasta sentir que me sudaban las manos de tanto presionar sobre su marcada y fornida cintura mientras percibía como se endurecía mi de más inquieta entrepierna, pero retirándome despacio para no pasar otra condenada vergüenza.

Y se podría decir que venía medio drogado con el aroma de su campera porque en un momento dado, cuando el rodado pego medio salto en un desafortunado pozo, caigo de culo hacia el asfalto.

¡Y maldita sea! Que no se puede tener mi condenada suerte, tratando de que no se me note el bulto y quedar de vara dura y culo casi roto en el medio de la acera... Pero lo peor de todo esto, fue que no me levanté hasta que Jungkook volvió hacia mi retórica escena. Estando yo con mi culo helado y por poco quebrado, mientras él gesticulaba que desde varios metros antes, estaba pidiendo que me acerque a su espalda mientras mi cara ardía en constante vergüenza.

¡Y que culpa tengo yo de venir empalmado y drogado con su masculino aroma! Debería denunciarlo por exceso de testosterona y tráfico de lomo ahumado...

Porque ¡carajos! En este momento se encuentra bañando y les juro que puedo percibir su natural aroma a macho alfa de montaña peluda... Lo sé, soy un idiota total que está pasando otra de las mayores vergüenzas de su vida, acostado boca abajo y en su cama, mientras recubren mis nalgas una de esas condenadas porquerías heladas, o recipientes rectangulares que se congelan para colocarle a los boludos como uno. Es que, ¿quién en su sano juicio se cae de culo? Y yo ¡faltaba menos! Dicen "¡bingo!" Y yo, levanto la mano.

Cuando llegamos, estaban todos dormidos en su departamento, solo estaba encendida la luz del angosto pasillo que finalizaba con la puerta de su pieza.

¡Ah! Pequeño detalle me olvidaba... Me subieron a upa por las escaleras mientras lloraba... Sí, como escucharon... Lloraba como un crío al que le quitaron el bendito wifi de la casa porque como estábamos a mitad de camino, me tuve que sentar de nuevo en la moto, con las nalgas latiendo al rojo vivo.

Y mientras Jungkook reía diciéndome que era un adorable bebito y que pronto ya me pondría hielito (solo le faltó decir: eso te pasa por bobito) Yo tenía ganas de tomarlo entre mis manos y apretar hasta que me dolieran las manos.

¡Demonios! De tan solo pensar en apretar ese músculo esternocleidomastoideo entre mis manos, se me para la chot....

—¿Cómo estamos bebito? —ingresa el morocho de infarto, hablando con medio pecho tatuado y una mísera toalla mojada que pide a gritos "auxilio" por qué la dejen tirada en el condenado lavado.

Y yo, sexi como el infierno y medio doblado porque les juro que me la parto, lo miro de costado. Tratando de disimular la elevación de mi cadera que visto desde otro ángulo, se puede tomar como ofrenda mientras le cuestiono—¿Ya me puedo sacar esta mierda?

Y él, sonriendo como un maldito Dios del sexo que pide a gritos que le aplaudan a dos manos por qué no se puede estar tan bueno, me anuncia: —Solo si te pegas un baño con agua bien calentita.

Y mi cabeza combina "calentita" con otra especie de líquido viscoso que quiero tener en mi boca...

—¿Será que puedes dejar de pensar en sexo? —cuestiona.

—¿Tanto se me nota? —anuncio como si nada, dándome cuenta (tarde) que debía pensarlo para mis adentros —. Eh, digo que ahora me toca, el baño calentito, eso —digo saliendo disparado hacia la ducha con medio culo empapado mientras se transparenta mi ropa.

"¡Los mil colores de la vergüenza hermana" Pienso mientras me miro al espejo y el reflejo me devuelve una condenada y pícara sonrisa... ¿Es qué, acaso, una parte de mi cuerpo está genéticamente diseñado para hacerme pasar vergüenza mientras que la otra mitad, solo espera a que lo atoren a pura mamada?

—¿Sabes encender la ducha? — cuestionan al otro lado de la puerta.

—¡Pero más vale que sí! ¿Qué te pasa? —anuncio sintiéndome al adulto que soy a pesar de todo lo que me pasa.

Pero sobre que me meto a la ducha, la condenada regadera no se calienta. Aprieto uno, aprieto otro, hasta que aprieto dos juntos y siento que se me congelan las bolas. ¿Pero será posible? ¿Quién me manda a no mirar hacia la ducha? Un maldito comando de 500 botones frente a mis ojos. Una placa rectangular que larga un chorro como meada de hacia adelante y una cuadrada regadera gigante que le sale por arriba.

Una de dos, o estos se cagan en plata o a esto lo instaló un nave intergaláctica...

—A ver bebé, hazte a un lado y tapate las bolas si te da cosita —escucho una voz a mi costado y les juro por mi vida, que casi me caigo desmayado.

Un Jungkook sin camisa a lo caliente semental, se me cruza por delante de mis ojos. Y como el condenado a morir que soy si no puedo mirar esos brazos, le dedico una completa radiografía con el radar de mi mirada olvidando tapar mi paquete que se encuentra de más entusiasmado con las vistas.

Y no me doy cuenta hasta que percibo que mi llorosa punta toca algo... ¡Y maldita puta vida! Llámenlo destino o fatalidad, la regordeta cabeza de abajo acaricia con suma presteza la condenada fina tela del pijama adosado como segunda capa a su dorada piel.

—Me parece que alguien está de más entusiasmado con el baño —bromea Jungkook... Pero para mi fortuna o perdición, la risa escapa de mi situación dejando una profunda y entrecortada respiración asomar entre el vaho del calor que emite el agua.

Y mi Crush de preparatoria, no se percata del asunto hasta que intenta pegar media vuelta y se detiene brusco ante el apuro de mis abultados labios posados sobre los finos suyos.























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"Si Pudiera ser ella"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora