➡️Cap.77🔙

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A medida que avanza el gentío que va saliendo del estadio luego del tremendo resultado y por el cual mi precioso novio fue nombrado mejor jugador del partido, me encuentro esperando para avisarle que me iré con mis padres por una nutritiva merienda para "el flaquito de su hijo" según mi querido padre.

Si tan solo supiera que de leche estoy llenito no haría tanto espanto con que me falta calcio para los huesitos... Ni que fuera un condenado niño pequeño al que deben controlar su alimento. Peroooo, como quiero que no rompan los que me cuelgan (ahora bien apretados) lo dejo para que se sienta que hace un bien necesario.

Poco a poco van saliendo los del equipo y más de uno se me acerca y me saluda con la mano. Algunos dándome un apretón demasiado fuerte e innecesario que deja entumecida mi mano. ¡Y maldita sea! No tener la fuerza necesaria para apretarle aún más fuerte la mano y que se remuevan en su propia miseria.

Se nota que no a todos les agrada que el aguerrido capitán sea un condenado desviado como pude escuchar hace unos instantes.

Pero, por mí, se la aguantan. Si el hombre que quiero para mí me responde cada roce o cada toque ¿quién soy yo para llevarle la contraria? Todo lo contrario, lo recibo de brazos abiertos y con la boca como sopapa.

¿Será que Jung Kook se quedó en la ducha cuando casi todos salieron ya del vestuario?

En eso, observo a Tae arrimarse con la gringa de hombros demasiados pegados. Y no puedo contener mi sonrisa, éstos expiden sexo por todos lados y se quieren hacer los puritanos.

—¿Tu media naranja -todavía- no se ha asomado? —cuestiona el castaño de brazos cruzados.

—A menos que se me pase un ropero que está más fuerte que el roble añejo todavía no ha pasado.

Le suelto algo impaciente porque, de repente, se escuchan bullicios adentro del estadio. Y como quién no quiere el asunto, anunciando a la gringa que se quede conmigo, ingresa a toda velocidad Tae.

Y ni lerdos, ni perezosos, le seguimos el paso. Ni de casualidad nos quedamos cuando mi instinto "problemático" está activado.

Mientras corremos hacia donde nos lleva el griterío, observo a unos trajeados que se meten antes que nosotros por los pasillos.

Y rogando porque no sea Jung kook quién se encuentre en una situación "hasta las manos" que traería problemas a su futuro deportivo, me freno en seco cuando lo observo revolcado y ensangrentado en el piso mientras sostienen sus brazos los recién arribados.

Y con el corazón en la mano porque ¡maldita sea! Esta situación de seguro tiene tatuada mi nombre y apellido, me acerco hasta su cuerpo cuando los de afuera no pueden controlar su creciente estado de demente desquiciado.

Y a medida que me aproximo observo al contrario, al cual su rostro demuestra toda la furia que descargó mi amado, dedicándome entre mudos labios un "mariquita" bien marcado.

Mientras la bilis se me sube a la garganta junto a las cuantiosas lágrimas que intentan salir sin mi condenado permiso cuando me doy cuenta de que esta mierda será cosa de la diaria.

¿Cómo podremos combatir un mundo tan sombrío, cuando lo único que pedimos es respeto por amarnos?

Pero al llegar al lado de aquel que está dispuesto a luchar contra el mundo por tenerme a su lado, me agacho y tomo sus magulladas mejillas con el extremo de mis brazos haciendo que cambie su furioso semblante por uno repleto de agónica ¿vergüenza?

Y sintiendo cómo la furia va creciendo como lava ardiendo por dentro, sello suavemente mis labios a los magullados suyos mientras en un susurro dictamino: -¡No Jung Kook! Tú no tienes la culpa de los cerebros inadaptados que no pueden entender que nos amamos. Esto no está bien, pero no está bien desde el vamos... -me incorporo furioso con el entorno que en vez de separar desde un principio, estoy seguro que arengaba a más conflicto.

—¿Cómo pueden ser tan hipócritas? Ustedes, contrarios, que se dieron la puta mano al finalizar el partido y ustedes, que festejaron los condenados tantos con los cuales su capitán les dio un comienzo invictos. ¿Por qué no pueden, simplemente, respetar?

No puedo seguir porque me invaden unas tremendas ganas de llorar en cuanto unos fuertes brazos me atañen por detrás mientras escucho (entre pesares) cuando le dicen a Jung Kook que consecuencias deberá de pagar y que el equipo contrario, será sancionado por igual.

Finalizando por darme la vuelta, enterrando mi cabeza en su pecho para así alejarme de toda maldad... ¿Cuánto más podrá soportar este maravilloso hombre que solo me quiere amar con su corazón lleno de bondad?

Maldita ironía de la vida si las hay...

"Amor es amor" Dice el eslogan que -justamente- se encuentra en cada pasillo de la condenada universidad... Pero si decides amar a un par: ¿se creen con derechos para venir a juzgar? Maldita sociedad de cuarta que solo busca justificar sus mierdas en la supuesta normalidad.

Normalidad debería ser que haya más amor en el mundo y menos injusticias de las cuales hablar. Más niños con estómagos repletos de comida y con mayor felicidad... ¡Esa debería ser la condenada normalidad! Y no dos seres que -simplemente- se encontraron porque al hado del destino se le ocurrió tirar de sus hilos para traernos aquí: al momento en donde nos reconocemos en los ojos ajenos dictaminando que somos parte de una sola y única verdad...

—No quiero verte llorar... No puedo verte llorar... Lamento que tengas que ser testigo de este estúpido sin cerebro que solo me quiso provocar —suelta totalmente acongojado, Jung Kook.

—El problema no es que quiso, el problema es que lo logró. Y por eso, tendrás que responder frente a las autoridades si es que presenta cargos de agresión. Y por supuesto que también, frente al comité escolar.

Finalizo mi descargo furioso conmigo mismo, por no ser lo suficientemente valiente para seguir quitando los vendajes de la injusta sociedad.

—Cariño, una sola cosa debes de tener en cuenta. Ya no estás solo frente a todos y nadie podrá denigrar a tú persona sin tener que responder a mi puño por ello... Y sé que no es el modo correcto y que no me favorece en mi historial deportivo y no sé que más. ¿Pero sabes qué? ¡A la mierda los conceptos y las imposiciones de la maldita sociedad! Yo no dejaré que injurien a la persona que me demostró el significado de lo que verdaderamente significa amar... Es darlo todo por el otro. Luchando con fuerza y una convicción sin igual. Aceptando lo que somos en verdad aunque el mieda, a veces, quiera ganar. Te amo Park Jimin, y ésa, es mi única verdad.


























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"Si Pudiera ser ella"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora