Entre risas y recordando que me apoye a la puerta del baño para preguntarle a mi adonis personal si necesitaba una o dos manos, lo abrazo mientras mi padre le suelta la historia deportiva de todos sus antepasados.
¡Dios mío! Debería haberle dicho que nos veríamos en otro lado y no permitir ingresarlo a mi hogar, ya que mi padre con su intensidad de frustrado jugador del antaño, no para nunca de hablar.
Así que realizo ademanes con las manos a mi madre que concentrada en lo que hablan, no me mira ni un carajo. ¿Será que ésta mujer está haciendo lo que creo que está haciendo? Y obtengo mi respuesta cuando sigo el camino de sus ojos con mi ceño fruncido y la encuentro obnubilada mientras Jungkook habla de su próxima jugada. Pero lo que no me esperaba, es observar luego a mi padre con cara de colegiala enamorada a la par de los suspiros de mi madre.
¡Pero será posible! ¡Lo que me faltaba! Verlos emocionados con cada palabra de mi bello tatuado. Así que refunfuñando y molesto les suelto: —¿No qué no te gustaban los musculosos y tatuados padre? ¿Qué te daban la impresión de reos y no sé qué más?
—¡Pero estamos hablando del capitán del equipo universitario hijo! ¡Quién salió hasta en las noticias el otro día! Me parecía conocido su porte pero no lo había reconocido hasta que comenzamos a hablar.
Suelta mi padre todo emocionado a medida que mi Hana Teresa le pincha, que es la noticia que se encuentra en boca de todos en el lugar... El famoso Jeon del equipo universitario local, con vistas a formar parte del equipo de primera en la próxima liga.
¡Y maldita sea! ¿Será que habrá lugar para amar cuando tenga todas los flashes de las cámaras encima? Ya que estamos hablando, nada más ni nada menos, que de un amor homosexual...
Mi cara debe ser un maldito poema sentimental, cuando mi madre cuestiona si me sucede algo, haciendo que me miren los perdidos en su deportiva efusividad.
¡Y maldita sea! ¿Qué invento para dejarlo pasar? ¿Qué tengo terror de quedar a un lado de lo que sería el exitoso futuro de un deportista profesional? No puedo ser tan injusto e hipócrita si lo que quiero, al fin y al cabo, es que él sea feliz a como dé lugar.
Así que con mi mejor máscara impuesta, les digo a todos que solo fue un pequeño malestar.
¿Quizás? El bajón de la adrenalina de cambiar... Ironías de la vida. Optar justo ahora por volver a mi rubio natural y a los colores y texturas que tanto me gustan.
Si hubiera tomado conciencia de su destreza deportiva, aunque sea hubiera seguido fingiendo ser lo que no era. Y de esa manera, habría menos probabilidades de que nos relacionen fuera del ambiente escolar.
Tendría que dejarme de salidas a dónde lo puedan reconocer...
Debería empezar por rechazar esta incipiente salida, pensando en su próspero futuro.
¿Qué dirá la prensa local, si ven a su próxima estrella deportiva a los arrumacos con lo que no se sabe si es un niño o una niña? Y peor aún, catalogarlo de maldito homosexual...
¡Maldita sea! No puedo ni soy capaz de arruinarle la vida de esa manera...
Y a medida que me sudan las manos y siento mi pecho presionar, trato de recordar lo que estaba pensando en cuanto siento unas inmensas ganas de llorar.
Llorar porque todo me pesa, llorar porque quisiera regresar el tiempo atrás y tomar la decisión de no regresar...
Todo el condenado mundo se me viene encima y siento que no puedo respirar...
Lejanas son las voces que retumban en mi endeble mente. Y me pregunto, internamente, si merezco preocupar.
"¡Siempre lo mismo tú y tus malditas quejas! ¿No podías simplemente disfrutar? No, la tienes que cagar con tus inseguridades que a nadie le importan una mierda..."
Maldita voz que retumba en mi cabeza, haciendo que no enfoque a quién me abraza y me envuelve como si fuera su cálido hogar.
Y entre respiraciones forzadas, a lo lejos lo escucho... Escucho la voz de mi amado tatuado que me dicta que estoy a salvo con él y que nada me pasará. Que respire a medida que siento el latir de su ritmo regular.
Y cuando enfocan mis llorosos ojos, lo veo... Veo al hombre que amo con cada parte de mi alma y corazón. Aquél que se adueñó de cada uno de mis malos pensamientos para hacerlos sentir correctos... Puedo verme en el reflejo de sus renegridos ojos... Y sobre todo, puedo ver su preocupación.
—Estás aquí, conmigo amor... Está todo bien, está todo más que bien. Estás a salvo conmigo, sigue respirando. Siente como late mi pecho por ti, porque eres lo más atesorado que tengo.
Su nítida voz y el amor que refleja cada una de sus palabras, me hacen tirarme hacia adelante y abrazarlo con todo lo que tengo y lo que soy.
Hace años que no sufría una crisis semejante y pensé que eso había quedado atrás. Pero ver el fantasma de la inminente separación frente a mí posible futuro a su lado, me la hizo desencadenar.
En sí, no tengo miedo de estar solo, porque así es como estamos ante cada adversidad...
Pero haber sido capaz de conquistar el corazón de la persona que amo con cada resquicio de mi alma y corazón... Y saberme posible desertor de una guerra que no tiene lugar para un amor homosexual: me hizo desestabilizar.
—Me asustaste demasiado cariño, ¿te encuentras mejor? ¿Necesitas algo? Dime o pídeme lo que sea que te lo daré —suelta mi aliciente promotor del inmenso amor que nos profesamos.
Y abrazado, sintiendo la inmensidad del mundo a nuestro alrededor, le suelto al oído ya más tranquilo: —No quiero ser una carga para ti, no quiero ser ese objeto de burla por el que no puedas ser tú... Te amo demasiado como para ser aquél que acorta tus más grandes sueños.
De inmediato, noto tensar cada porción de su cuerpo al alcance de mis brazos, mientras mis palabras hacen eco por cada fibra muscular alrededor suya. Y de inmediato, me sienta en sus piernas sin importarle una mierda si hay alguien a nuestro alrededor.
Pero eso no importa, porque en definitiva, al único que enfoco es al hombre que puso mi mundo -nuevamente- de color.
—Escucha bien esto que tengo que decirte y espero que se te grabe, porque me encargaré de repetirlo hasta que tomes conciencia de lo que significas verdaderamente para mí. Nada, escucha bien, nada ni nadie hará que tenga que esconder a quién amo o lo que soy... Ni el deporte que tanto amo hará que desista de ti. ¿Escuchaste bien? Porque si les gusta mi manera de desenvolverme en el juego, eso es completamente aparte de dónde pongo mi maldito pene... Y si no les gusta... ¡A mí me importa un carajo! ¡Se pueden ir el entrenador, el equipo de primera y el maldito mundo a la mismísima mierda! Yo te amo Jimin y tú me amas... Y eso, es lo único que realmente importa.
Y me besa...
Me besa pausado y cargado de todo el cariño que me profesa. Repleto de suspiros a medida que nuestros labios se rozan y llorando porque esto no es el comienzo de una historia que tendrá un final amargo.
Él me ama aunque sea un completo idiota en cuestiones de supervivencia amatoria. Me ama con cada uno de mis defectos. Y ahí, nuevamente, comprendo: nada ni nadie hará que él piense que soy un afeminado, poco hombre, o como quieran llamarle, él, me acepta por lo que soy.
Solo queda en mí, recordarme...
😭 Ojala todos tuviéramos un Jungkook, que nos consuele y nos haga ver que nuestro peso vale oro. 🥺
Pensar que cuando escribí este capítulo, no pensaba que tendría que pasar lo mismo con un familiar por el cual doy mi vida. Y es tan difícil no saber que más hacer. Más que solo abrazar y dejar que sienta los latidos de tu pausado corazón, logrando que -de a poco- vaya pasando su cuadro de ansiedad.
Ojalá no existiera esa maldita mierda que consume los cerebros. Pero de algo si que estoy segura: juntos, con amor y comprensión, es todo, mucho más llevadero y mejor. ❤️🩹♥️
Gracias por estar😍
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"Si Pudiera ser ella"
Fanfiction➡️💠Kookmin💠🔙 Park Jimin, un chico introvertido, algo negativo y homosexual que está perdidamente enamorado de un joven que era la promesa deportiva de su antigua escuela. Jeon Jung Kook, apuesto muchacho con novia que arrebata suspiros por donde...