➡️Cap.59🔙

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Montar la moto no debería haber resultado adolorido si no fuera porque me hice el erótico aguerrido en aquellos momentos, dejando completamente rojitos a mis pobres aposentos.

Y como si fuera poco, y como frutillita de la torta, iba adosado a su espalda mientras me rodeaba el cinto de cuero en la cintura. Y no bastó con quejarme de que me trataba como un niño cuando en el primer arranque de su moto casi me caigo de culo todo ido, provocando su detenimiento y posterior atado de mi cuerpo a su cintura.

Lo bueno de todo eso, es que junté bastante cariño durante el resto del camino, abrazado a su espalda como si mi vida dependiera de ello y provocando luego, mi posterior adormecimiento al quedar aturdido entre la línea del ahora y algún otro desfasaje del tiempo.

Todavía no tengo muy clara mi mente, asi que cuando mi amor me consultaba si me encontraba en buenas condiciones, ¿qué le iba a explicar? ¿Que quedé sumido en un mundo completamente paralelo al mío, donde todavía recuerdo sentir su duro tacto y sus roncas palabras mientras provocaba que se retrase mi condenado orgasmo?

Sí, así mero quedé... Y ahora que lo medito un poco mejor ¡con razón que me ató a su cuerpo! Porque apenas recuerdo ingresar a su hogar y sentir entre sueños un paño tibio recorrer algunas partes de mi cuerpo.

Así que ahora, me encuentro de espaldas en su cama y mirando aburrido hacia el techo mientras JungKook, me abraza respirando pausado y tranquilo. Y sería un momento genial, si no fuera porque mi vejiga está a punto de colapsar.

¿Sería mucho pedir poder orinar sin tener que despertarlo, ya que estoy acorralado entre sus fuertes piernas y tonificados brazos? ¡Fantástico! Me muevo y me orino... Lo que me faltaba, mear en su propia cama.

—¿Amor? —cuestiono directo a sus oídos y sin ningún resultado —¿cariño? —lo vuelvo a intentar, tratando de tener la delicadeza de no asustar ni despertar su hermoso relax —¿¡Jungkook!? —muevo un poco mi cuerpo, a ver si está vez reacciona aunque sea solo un poco. Pero de repente, soy sorprendido por la inminente necesidad de vaciar y me altero por demás —¡Muévete que debo mear!

De una sola y certera patada (en donde por el esfuerzo me mojo) lo tiro de la cama mientras corro como loco hacia el inodoro.

¡Y Dios mío! Me debo sentar porque entre mis ganas de vaciar y mi reacción natural a frotarme contra su ahumado lomo, creo que decoro todos los malditos azulejos con mis fluidos.

Pero en medio de mi debacle mental, observo una gloriosa y desnuda figura puesta como eximio trofeo sobre la puerta de acceso, mientras se soba continuo su cadera.

—¿Podrías haberme despertado más cariñoso? No sé... solo digo.

—¿Me puedes dejar terminar? —y sobre que abro la boca, me invade el recuerdo —creo, que quizás... me orine ¡pero solo un poquito!

—¿Measte la cama? ¡Ahora sí que eres todo un bebito! Y apura el trámite que debo vaciar o te orino la cara —anuncia y entra como si nada mientras bosteza acariciándose la nalga.

Y cuando apenas se da la vuelta para mirar el reflejo que le devuelve el espejo, una firme nalgada sobre la nalga golpeada resuena. Y quedo pasmado cuando se gira para regañarme y su monstruosidad queda a centímetros de mi boca.

—Ni se te ocurra...

Sale desde los labios de JungKook, con voz ronca y profundo en una especie de gruñido que es insano para mi escasa cordura. Pero como a mi me da igual lo que diga, abro la boca y muerdo su gigantesca forma.

¡Y bendito sea el día en que puse mis manos encima de semejante hermosura! Porque el calor que irradia su iguana por encima de la tela a medida que asoma su brillante cabeza, me posesa.

—¡Maldición nene! Estoy a dos segundos de atorar tu garganta si no te mueves ahora.

Pero aunque quiera seguir y que sea lo que deba ser, de un solo jalón me levanta para luego orinar él. Y las vistas que me regala cuando lo hace, son de otro condenado planeta. Nalgas que se aprietan en perfecta sincronía más una tremenda musculatura tintada que debería estar enmarcada.

Centímetros de fibras musculares perfectamente trabajadas y bronceadas como si estuviera continuamente en la playa, hacen de mi desorbitado cerebro, un cortocircuito donde quiero revivir lo anteriormente vivido. Provocarlo hasta sacar ese lado dominante que me deja pidiendo por más y temblando cuando no de más.

Así que rápido me lavo las manos y dándome la vuelta, me coloco a sus espaldas. Dejando una seguidilla de húmedos besos que son acompañados con sentidas caricias de mis dedos.

Y mientras él, reacciona echando su cabeza hacia atrás a medida que se apoya con sus brazos en los azulejos, recibo como bandera verde para mi acometida, el que no me detenga ni se dé la vuelta.

Tal así, que continuo con una serie de húmedos besos y juguetona lengua que recoge cada una de las sensaciones que se perciben en la tostada piel de su espalda. Y a medida que mis dedos aprietan sus glúteos, lo escucho: —N-ni s-se te o-ocurra.

Que sale más cómo suplicio que lamento al verlo tan dispuesto... Y como a mí me gusta provocar y recibir castigo por ello, lo tiento.

Deslizo mis manos por sus sombras a la par que separo sus cachetes, mordiendo todo alrededor y percibiendo como, de manera inconsciente, balancea su cadera a medida que jadea.

Verlo todo grande y derretido bajo mi designio, es un completo delirio. Pero saberme con la suficiente confianza de su parte como para que no me aparte, llena de confort mi latente corazoncito... Así que se podría decir, que cuanto más lo amo, más me excito.

















































Solo la puntita... Decían 😏🤣

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Los amito mucho ♥️

"Si Pudiera ser ella"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora