Capítulo 16: Rostros desvanecidos. (Abril)

22 4 0
                                    

En cuanto Ángel se despierta y me deja sola en la terraza del viejo edificio, con el latido fantasma de mi corazón retumbando desbocado y pugnando por salirse por mi boca, decido que lo que sea que haya pasado es bizarro, incorrecto y de ninguna manera puede volver a pasar, bajo ninguna circunstancia. Sobre todo por el hecho de que sentir su tacto cálido sobre el mío solo me condujo a pensar en una cosa: Besarlo.

Quiero buscarlo, quiero saber qué fue lo que sintió cuando nuestras palmas se tocaron, pero no me atrevo, me da miedo descubrir la respuesta y por sus ojos tan abiertos como un par de huevos fritos puedo hacerme a la idea de que no fue nada bueno y que debió sepultar el recuerdo en lo más recóndito de su mente. En cambio yo, me la he pasado todo el jodido día rebobinando el recuerdo, reviviendo la sensación de su expresión, la manera en la que respiraba su cálido y dulce aliento sobre mis mejillas, la manera en la que nuestras palmas se tocaron y cómo de alguna manera bizarra e inexplicable pude sentirlo, extendiendo un maldito calor abrasador por todo mi cuerpo que me hizo sentir… viva.

Sobre las siete y media de la noche decido que le estoy dando muchas vueltas al asunto y que tal vez ni siquiera se acuerde de lo ocurrido, digo, ¿Cuál es la probabilidad de que se acuerde de un sueño? O pesadilla, según quien lo mire… él mismo me dijo que casi nunca los recordaba, así que haciendo acopio de mi muerta dignidad, aparezco del otro lado de la puerta de su habitación y tocó de manera casi imperceptible.

—¿Abril? —Dice cuando me abre la puerta, extrañado. —Te estás tomando muy en serio lo de no entrar a mi habitación, pero es solo cuando este con una chica, no tienes porque tocar todo el tiempo.

—Nunca se sabe, no quisiera interrumpir lo que podría ser tu mejor acoston. Además, no quisiera traumar a otra chica. —Intento bromear a su costa como siempre lo hago, pero me siento extrañamente cohibida y el pensar en alguien más aquí, me crea una sensación extraña en el estómago a la que no quiero ponerle nombre.

—Anda, entra ya, para que puedas seguir burlándote a gusto. —Sonríe y me da paso para que entre, pero en sus movimientos noto también cierta tensión.

¿Será por lo que pasó anoche?

Justo al entrar a su habitación me doy cuenta de que algo es extrañamente diferente. No es algo en los tendidos, o en la organización de su cuarto, sino algo que jamás pensé poder encontrar allí: Un reproductor de CD's que descansa sobre el suelo de su habitación, junto a la cama y cuyos altavoces reproducen She's Lost control de una de mis bandas favoritas, Joy division. Reconozco la canción de inmediato.

—¿Los reconoces? —Pregunta sentándose al borde de la cama, adivinando mi pensamiento.

—Claro, son una de mis bandas favoritas. —Sonrío y me siento a su lado, pero el recuerdo que la música despierta en mí es avasallante y me oprime el pecho, como si estuviera empujándome hacia un sitio que desconozco, la sensación es extraña y me aterra, así que hago lo mejor que puedo para quedarme en el aquí y en el ahora, junto a él.

—Bien. —Dice él y se recuesta hacia atrás, poniendo sus manos sobre su cabeza y disfrutando también de la música.

—No sabía que te gustarán. —Me atrevo a mirarlo por encima del hombro.

—No me gustan, pero ahora sabemos que a tí sí. —Una sonrisa cálida se extiende por sus labios y de repente entiendo está nueva estrategia de juego.

—Entonces, si empezamos a descubrir lo que me gustaba, quien era, podríamos empezar a desenredar todo esto. ¿No es así? —Pregunto contagiándome de su sonrisa, aunque en realidad estoy muerta de miedo. ¿Y si lo que descubro es algo horrendo en realidad?

El Cielo De Abril  [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora