A medida que pasan las clases Abril cumple su palabra y mantiene su vista levantada del suelo, alejada del pupitre y, contrario a lo que pensaba, no le parece tan absurdo ni abominable, por el contrario encuentra fascinante y entretenido ver la actitud de sus otros compañeros frente a la clase y las maneras tan creativas que encuentran para quedarse dormidos sin que el señor Ravens se de cuenta. O que al menos crean que no lo hace.
Por otro lado, Leonard se encuentra extasiado de tener el privilegio de encontrarse con los ojos abiertos y atentos de Abril cada que se gira a explicar algo a la clase, no le importa que Cubillos esté en Tinder durante las dos horas de su clase, o que Porras y Bacca se estén manoseando bajo la mesa y mucho menos que Diaz, Vargas y Ordoñez intenten ocultarle que están dormidos en la parte de atrás del salón. Nada le importa porque al fin sacó a Abril de su caparazón y tiene su atención completamente para él.
—Bien, eso es todo por hoy, clase. —Dice y como si fueran palabras mágicas, los estudiantes se abalanzan fuera del salón de clases, todos menos ella.
—¿Ha leído ya mi ensayo sobre la teoría del comportamiento de Robbins? —Se atreve a preguntar mientras guarda sus cosas con extrema lentitud dentro de su mochila.
—Señorita Tod. Es una pregunta insultante, sus trabajos son los primeros en ser revisados. —Admite con tono despreocupado y se levanta de su asiento, avanzando con lentitud en dirección al pupitre donde se encuentra la pelirroja.
—¿Ah, si? —Pregunta ella y se acomoda el cabello detrás de las orejas, intentando no parecer nerviosa.
—Sip. No solo resultan ser excelentes a nivel analitico y gramatical, sino que he aprendido a distinguir su ácido sentido del humor. Es el Gold Standard para sus demás compañeros. —Ravens le sonríe, enseñandole su ensayo completamente leído y revisado.
—Oh, vaya. —Susurra Abril y con un rubor en las mejillas que fracasa abismalmente en ocultar, toma el ensayo entre sus manos, mirando fijamente el cinco escrito con rotulador rojo. —No creo que estés siendo objetivo, ¿Sabes? —Pregunta y abre los ojos con pánico al darse cuenta de que acaba de tutearlo.
Mierda, mierda.
A Ravens no se le escapa, pero no la corrige porque el calor que se ha extendido en su estómago ahora que le ha dicho tu lo hace sentir vivo, por primera vez en semanas.
—¿Y por qué crees eso? —La tutea de vuelta, dandole su consentimiento de manera implícita.
—Porque somos... Amigos. —Puntualiza Abril, con el rubor ahora fuera de control, extendiéndose por la base de su cuello y su pecho. Jamás lo había tuteado, jamás le había dicho amigo, jamás había traspasado ese límite invisible en la relación maestro-alumno, pero parece que este día estaba atravesando todos esos límites como si fuera un toro ciego y estupido que atraviesa el cercado. ¿Qué mierdas le estaba pasando?
—¿Eso somos? —Pregunta Ravens, acercándose a ella a un paso tortuosamente lento, quedando a una distancia imprudentemente cercana que hace que a Abril se le resetee el cerebro.
—¿Si? —Pregunta ella completamente hipnotizada por sus ojos marrones, pero en su pecho ruge un furioso ¡NO! porque no quiere ser una amiga. Pero entonces ¿Qué demonios es lo que quiere?
—Bien. En ese caso, me encanta ser tu amigo. —Le dice Ravens en respuesta, pero dentro de su pecho, que a pesar de sus más de treinta años late tan rápido como si tuviera catorce, ruge un ¡No! que le está costando ocultar.
—Bien. —Le sonríe Abril y se da la vuelta para guardar su ensayo en su vieja carpeta de My little pony que ha usado desde octavo grado y que para darle un poco más de personalidad ha llenado de calcomanías de sus bandas favoritas.
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El Cielo De Abril [TERMINADA]
Teen FictionPara Abril, ser un alma en pena no está tan mal, pues incluso estando viva era invisible. Lo que realmente la cabrea es que el único que pueda verla y que puede ayudarla a llegar a la otra vida, sea Ángel; un cabeza hueca a quién no podría importar...