Capitulo 3: "Abril, la lapa fantasma" (Ángel)

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Hacer como si ella nunca hubiera existido es pan comido. Durante el día. Durante el día puedo ir a clases, pretender que estoy aprendiendo algo, comer e incluso hacer bromas sobre la chica muerta a la que todos notan más ahora que cuando estaba con vida.

Pero en las noches la historia es otra, con sueños tormentosos en los que siempre estoy de vuelta en ese maldito edificio, oyendo esos malditos gritos y viéndola a ella pidiendo mi ayuda, tan tímida como un jodido gatito indefenso. Yo odio los gatos.

—¿Verdad, Ángel? —Pregunta Celeste, enganchando sus manos de manicura perfecta alrededor de mi brazo.

Estamos en el comedor central, degustando uno de los menús universitarios de la semana, compuesto de garbanzos con pollo o algo por el estilo, pero no sé decirlo muy bien, pues consiste en una masa pastosa y tibia que estoy engullendo casi por inercia, con la esperanza de que no me mate.

—¿El que? —Pregunto volviendo al planeta tierra.

—Dios, a veces parece que vives en la luna. —Rueda los ojos exasperada. —Que seré tu cita de hoy en la fiesta de David.

—Ah, si. Claro. —Respondo con indiferencia antes de volver a mi masa pastosa con sabor a garbanzo. Lo cierto es que no me podría interesar en lo más mínimo, es más ni siquiera sabía que hubiera fiesta de nuevo hoy. —¿Cuál es la excusa de hoy?

—Hoy es primero de mayo, tontín. Es día de trabajo. —Me anima y me da un poco de las papas fritas de su plato que siempre pide, pero nunca parece comer.

—Oh.

—Además, tú y yo tenemos un asuntito pendiente. —Susurra con lascivia y pone su mano libre sobre mi muslo, tan pero tan cerca de ahí.

—Suena prometedor. —Recibo la papita que me ofrece y esbozo una sonrisa por primera vez en lo que parecen siglos, pensándome en serio su ofrecimiento.

Me miro en el reflejo del servilletero metálico. Estoy pálido, con ojeras tan oscuras que parecen moretones bordeando mis ojos, el cabello desordenado y una vieja camiseta de los Arctic Monkeys que se supone solo uso para dormir.

Me he apartado de mis amigos, he dejado de disfrutar todas las cosas que antes me encantaban, como una buena fiesta, un par de cervezas y el buen sexo que compartía con una que otra señorita del campus. Ahora, en lugar de eso me encuentro retraído como una langosta dentro de mis propio caparazón. Doy asco y todo es por culpa de ella.

Decido que el día del trabajo es la oportunidad perfecta para volver a reencontrarme con el viejo yo, volver a beber y bailar hasta el cansancio, tener algo de sexo duro y reconfortante con Celeste o con cualquier otra chica y que solo así podré volver a la normalidad.

Ocho horas después me encuentro completamente vestido, perfumado y arreglado con el beat de Stay de Justin Bieber sonando por el altoparlante. Antes me habría parecido desabrido e insulso, pero ahora agradezco el estribillo pegadizo que mi cerebro tararea en modo automático. Frente a mí se extiende la mesa del comedor que ahora es la pista de juegos del famoso Beer-Pong, con pequeñas copas transparentes llenas de licor barato y con más de diez por ciento de alcohol, y yo estoy a punto de hacer diez puntos.

—¡Tú puedes amorcito! —Escucho que me dice Celeste, emocionada justo atrás de mí. Pienso en corregirla en frente de todos, pero no quiero perderme lo que sea que puede ofrecerme más tarde, así que solo lo dejo pasar.

—Que bueno es tenerte de vuelta hermano. —Me alienta David a mi lado izquierdo mientras pone la bolita de ping-pong sobre mi palma para que pueda lanzarla. No sé porque llegue a pensar que era detestable, puede ser algo pretencioso, pero es un buen tipo, al menos me tolera.

El Cielo De Abril  [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora